Capítulo 20

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Sol dejó por un momento sus deberes y tomo un bote de helado, prendió la televisión y se puso a ver una película romántica. No dejaba de comer, en especial por ser de su sabor favorito, chocolate. Su celular se estaba cargando, por lo cual no estaba cerca de ella, empezó a sonar y tuvo que interrumpir su gran momento por acercarse y responder.

— Hola — respondía Sol aun con un poco de helado.

— Hola, quería hablar contigo. Lo de ayer no fue lo mejor — respondía Agnes con un tono más tranquilo que el de hace horas atrás.

— Claro, solo dime a qué hora y en donde — Sol parecía alegre de que las cosas con ella se pudieran arreglar.

— Si me dejas que arregle unos asuntos, te envió todo en una hora.

— Claro, espero.

Después de colgar, Sol se puso a recoger todo el departamento y se disponía a arreglarse. Revisaba de manera frecuente su celular, esperaba el mensaje de Agnes y una mínima esperanza de que Daniel le enviara mensaje. Pero en el fondo, sabía que debía darle un poco de tiempo. No le gustaba que su esposo se enojara con ella, casi no lo hacía. El mensaje por parte de Agnes había llegado, la esperaría en una cafetería cerca del bufete de Emiliam.

Había decidido irse caminando, sentía mucho calor por lo cual quería usar un vestido blanco, el cual le quedaba muy justo a su figura. Llegaba a donde estaba Agnes, se sentó en una mesa que daba a la calle, bestia casual con una blusa rosa y unos pantalones de mezclilla.

— Hola — saludaba Sol.

— Hola, toma asiento — señalaba a Solange la silla vacía en frente de ella, obedeció y se sentó — ¿gustas algo de tomar?

— No, pero si quieres te puedo acompañar con algo sin problema.

— Un café — Agnes llamaba a un mesero, este vestía con colores representativos de la cafetería y aparentaba estar bastante joven.

— ¿Qué les puedo servir? — preguntaba de forma tímida el mesero.

— Dos americanos sin azúcar y dos rebanadas del pastel de biscocho de vainilla — indicaba Agnes, parece que ya había ido antes o leyó la carta.

— Con gusto — les daba una sonrisa y se marchaba a cumplir la orden.

— Te escucho — le indico Agnes a Sol — quiero saber cómo fue que dedujiste todas esas cosas.

— Por Charles, puedo notar en su mirar algo muy particular. No los conozco bien, pero se ve que te ama y le importas de verdad.

— Sol, a Emiliam le importo y no creo que este enamorado de mí — Agnes parecía seguir con el tono distante.

— Créeme que Charles... — Sol intento darle su punto, pero la interrumpió Agnes.

— Nada de eso, él tuvo la oportunidad cuando éramos más chicos. Decidió andar por la vida conquistando y robando corazones de las chicas que se le pasaban al frente, ya no tengo dieciséis para caer en ese juego. No quiero volver a salir herida — Agnes hablaba, aunque estaba al punto del llanto. Llego el mesero y sin decir nada dejo la orden y se marchó.

— Debes de confiar en mí, era sincero.

— Apenas y te conozco, no debería confiar tanto en ti. Si no lo hice con Violeta menos contigo.

— Tienes razón y por eso creo que es importante que sepas algo de mí — quería convencerla de que sus intenciones eran sinceras.

— Cuéntame.

— No, en la noche ve al restaurante Toscana y preguntas por Martín, te mostrará lo que tengo que contarte.

— Perfecto, pero por ahora disfrutemos del pastel — por fin sonreía Agnes y más al ver el pastel.

La PianistaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ