Capítulo 18

13 1 0
                                    


— ¿Qué dice? — pregunto Martín, al ver una expresión de tristeza por parte de Sol.

— Ya no molestará más a Agustina — se sentó en la silla — ya no quiere saber más de mí.

— Lo siento, pero creo que es lo mejor. Si de verdad quieres a Daniel — Martín trato de abrazarla.

— Si, pero de verdad me importa. Ya no sé ni qué creer.

— Así pasa, en ocasiones así pasa. Tu tranquila.

— Martín, siempre hablamos de mí — Sol tomo de las manos a Martín indicándole que se sentará junto a ella — no se mucho de ti.

— Créeme que nada en especial, solo la típica historia de machismo en casa.

—¿Tienes familia?

— Tenía, bueno siguen vivos. Pero hace mucho que no los veo. Vivía en una granja, tengo una hermana y vivíamos felices; a pesar del machismo de mi padre y los maltratos que mamá le aguanto por mucho tiempo.

— Lo siento, si quieres podemos parar — decía Sol tratando de consolarlo. Se daba cuenta de que eso lo afectaba demasiado.

— No, ya confiaste tú en mí. Quiero corresponder ese gesto.

— Bien, escuchó.

— Mi padre no era tan amoroso ni cariñoso y al ser machista todo era peor, maltrataba a mi hermana y a mamá. Quería que fuera como él, sin embargo, yo quería algo diferente pata mí. Quería compartir mi vida con alguien que amará, desde niño supe que no me gustaban las mujeres y más cuando llego un nuevo vecino. Recuerdo que hacía latir mi corazón y no quería alejarme de él. Pero un día estando en casa solos, le confesé mi amor y me correspondió — decía con una sonrisa — nos íbamos a besar cuando entró mi padre y se puso más loco que nunca.

— ¿Qué hizo?

— Corrió a mi acompañante y a mí me golpeó hasta que se cansó. Cuando llegó mi madre con mi hermana les contó lo que vio. Me llevaría con unas amigas a que me volvieran hombre. Como pude escapé de casa, no quería eso para mí.

— Que horror, Martín no creí que pasaras por todo eso.

— Lo peor, es que cuando fui a buscar a quien ya le había confesado mi amor, mi sorpresa fue verlo besándose con una chica. Me rompió el alma y sabía que él no lucharía como yo, que no se enfrentaría al mundo por lo que sentía. Decidí irme del pueblo y comenzar solo, así llegué a la gran ciudad. Al principio no tenía para comer, mucho menos para dormir. Fui consiguiendo trabajos chicos hasta que llegué acá.

— ¿No volverías a buscarlos?

— Sé que ya pasaron muchos años, pero siendo honesto me da miedo que mi padre siga vivo. Temo un poco por lo que fue de mi hermana y mi mamá.

— Te ayudaré — Sol tomó las manos de Martín — tú me ayudas mucho y creo que lo más que puedo hacer por ti es ayudarte.

— Sí que no me equivoque al contratarte — Martín la abrazo.

Sol salía de trabajar e iba al departamento de Emiliam. Por una parte, está triste de que no fuera como lo había hecho anteriormente. No sabía por qué le preocupaba tanto lo que hacía su jefe, ¿si estaba sintiendo más por él?

Aunque habían insistido en pasar por ella, prefería estar sola y meditar en lo ocurrido en los últimos días. Además, que le daba miedo que la descubrieran y ella no supiera qué inventar.

La ciudad parecía más tranquila de lo normal, no había tanta gente caminando. Pero podía sentir el frío que traspasaba su chamarra negra. Sus latidos se volverán más rápidos y sentía una especie de ansiedad en su cuerpo. Se alegraba de que podría ver a Emiliam, aunque fuera de la mano de Violeta.

La PianistaWhere stories live. Discover now