Capítulo 7

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Después de tener sus clases en la Universidad, fue al bufete de los Smith. Tania un poco de nervios, no quería arruinar lo que podía ser una gran oportunidad y aprendizaje para ella. Sabía que los Montenegro tarde o temprano sabrían que trabajaba con Emiliam. Llego al último piso, la recepcionista le dio una pequeña oficina; no había decoraciones, solo muebles.

— El señor Emiliam vendrá más tarde. Me encargo, que revise los documentos que están en el escritorio, son archivos de un nuevo caso.

— Perfecto.

La recepcionista salió de la oficina, Sol se dispuso a leer los documentos, era una constructora que solicitaba una defensa, los trabajadores solicitaban citar peticiones para sus cuestiones laborales, le parecía lo más adecuado. Pero en realidad sabía que tendrían que defender a la empresa.

— Veo que ya empezaste — entro Emiliam y se sentó enfrente de ella — quiero tu opinión, sé que es diferente, de igual forma quiero saber.

— Lo que piden los empleados es justo, siendo honesta no creo poder ayudarte en esto — le entrego los documentos — no podía encargarme de ese tipo de personas.

— Vaya, no creí que me dijeras eso — Emiliam tomo los documentos — entonces tienes ética.

— Es lo que todos deberíamos de tener, no a defender este tipo de casos. No sé qué harás, pero no cuentes conmigo.

— Le daré el caso a alguien más, quiero que me ayudes a algo que considero te gustara.

Emiliam se puso de pie y le indico a Sol que lo siguiera.

— Toma asiento — él se sentó en su silla y Sol al frente.

— Me tienes intrigada.

— Mira — le entrego un sobre y ella empezó a leer un poco — es una mujer que estaba casada y tiene dos hijos, su marido la maltrataba, por eso, ella decide divorciarse y sus hijos son menores de edad. Este hombre tiene mucho dinero y parece que tiene todas las de ganar.

— Es alguien muy importante, creo que esto va más conmigo.

— Quiero que mañana hables con ella, si quieres no vengas. Que te cuente todo y empieza a pensar en algo que podamos utilizar en su contra.

— De acuerdo.

Salió de la oficina de Emiliam y volvió a la suya. Empezó a leer más y buscar algo de información que le pudiera servir. Habían dado las ocho de la noche y debía ir a su otro trabajo, tendría que marcharse de enseguida. Tomo sus cosas y estaba a punto de tomar el elevador.

— Si quieres te llevo, sirve que veo a Violeta — Emiliam la alcanzo adentro del elevador.

— No iré a casa, tengo que comprar unas cosas y llegaré más tarde.

— ¿No quieres que te lleve? — Emiliam lo miró fijamente.

— No — le dio un poco de nervios — yo puedo ir sola, quiero conocer un poco más.

— Como gustes, solo no quiero que Violeta diga que descuido a su amiga.

Ambos rieron y por un momento se vieron a los ojos. Sol pudo ver que la mirada de su ahora jefe, era muy linda y tierna.

— Creo que nos entendemos muy bien en lo laboral — le comento su jefe sin dejar de verla.

— Lo mismo opino — habían llegado a su destino — nos vemos.

Sol corrió para poder llegar a tiempo. Entraba por detrás del lugar y entraba al pequeño camerino, como le dijo Martín, tendría una peluca rubia con un corte que le llegaba a los hombros y unos lentes de contacto verdes. Había encontrado un antifaz negro, descubrió que con este si se veía totalmente diferente. Encontró un vestido azul largo y con un escote cruzado.

La PianistaWhere stories live. Discover now