Capítulo 2: Despertar

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-Esta va a ser tu habitación- dijo Melissa abriendo la una puerta marrón- Lleva vacía años así que puede que necesite un lavado de cara-

Melissa se quedó en el quicio de la puerta, dejándome vía libre para entrar.

Observé todo a mi alrededor. Había una cama un poco vieja pero decente para dormir. No había ninguna estantería, salvo un armario marrón de dos puertas y con cajones antiguos. A los pies de la cama había una pequeña alfombra verde que le faltaba un par de pasadas de aspirador. Al lado de la cama y debajo de la única ventana que había, estaba el escritorio y una silla.

-Está bien- dije simplemente. Me acerqué a la cama y dejé mi bolso encima. Chirrió un poco pero pasó la prueba de fuego. Si no se ha hundido con eso, podré dormir ahí.

-Siento no haber ido a por tí- dijo Melissa provocando que la enfocara- Sinceramente, solo sabía que ibas a venir y no me dijeron ni día ni hora-

-No pasa nada- contesté encogiendome de hombros- Sé cuidar de mí mismo y venir hasta aquí es lo más fácil que he hecho estos últimos días-

-De todas formas, me alegro que estés aquí- dijo sonriendo un poco- A pesar de la causa-

-Mi madre murió y soy menor de edad- dije. Melissa bajó la mirada- Era esto o el orfanato-

- Bueno...- se notaba lo nerviosa que estaba. Ni me miraba siquiera- Estaré abajo haciendo la cena-

-De acuerdo- respondí simple.

-De acuerdo...- dijo mientras se desplazaba lentamente hacia atrás y cerraba la puerta- Bienvenido-

Cuando cerró la puerta, pude respirar mejor. Sinceramente, las reuniones familiares son un coñazo más si no conoces a dichos familiares.

Después de mi enganche con Mason, el cual descubrí que era mi primo, Melissa explicó todo y se presentaron.

Por lo visto, Melissa es mi tía. Es la hermana mayor de mi madre. Los dos hombres que aparecieron, son su marido Charles y mi otro tío, Zac. Por lo visto, mi madre tenía dos hermanos mayores los cuales desconocía su existencia. Los otros dos chicos, son Laura y Alex, son mis otros dos primos, hijos de mi tío Zac.

La reunión fue un poco accidentada al principio pero en cuanto supieron quien era dejaron de comportarse como sureños sin modales a ser muy encantadores, demasiado diría yo.

Mason, por el contrario, parecía como si le hubiera comido la lengua al gato. No hizo ningún ruido depués de aquello, cosa que agradecí.

Odio la gente que emite prejuicios sin saber. Puedo ser muchas cosas pero no juzgo nunca a las personas, nunca las destruyo verbalmente utilizando su estatus o cómo visten para ganar. Nunca lo hice y nunca lo haré.

Miré de nuevo la habitación. Quería guardar lo poco que tenía pero estaba demasiado cansado como para sacarlo así que abrí el bolso y saqué la urna.

Cuando incineré a mama, no tenía mucho dinero. No había vendido la casa todavía así que el comprar una urna a mi madre fue lo que dejó mis ahorros a cero. Sin embargo, elegí la más bonita porque ella se merecía todo hasta el final.

Abrí el armario, no había casi perchas pero eso no era lo que importaba. Ví que había un estante y con cuidado dejé la urna ahí.

-Falta poco- susurré mirando la urna- Solo espera un poco más-

Con cuidado, cerré de nuevo el armario. Agarré el bolso y la funda de guitarra y la metí debajo de la cama para que no estorbara. En cuanto dejé todo en su sitio, me tiré en la cama haciendo chirriar mucho los muelles. Si a eso sobrevivió, no dudo que aguantará.

EL ALFA Y EL BANSHEE: LOS GUARDIANES DEL ZODIACODonde viven las historias. Descúbrelo ahora