Capítulo 15: Resultados

308 34 8
                                    

Al no morir me sorprendí. La verdad pensaba que antes de morir atropellado y embestido por un toro gritarías de dolor y demás pero ese no era mi caso sino que noté aire caliente en mi cara así que abrí los ojos y casi me da algo.

Literalmente, tenía su morro en mi cara. Lo tenía a varios centímetros de mí. Me miraba fijamente a los ojos, me observaba.

¿Qué coño?

Viendo que el animal no se movía prové a levantarme. No bufó ni nada, solo me miró como lo hacía.

Nos miramos cara a cara. Esto parecía surrealista.

-Abel, ¿quieres dejar de meterte en problemas?- preguntó alguien en mi cabeza. Conocía esa voz. Ezio- Casi te mata mi hijo-

-¿Ezio?- susurré mirando al toro. Los ojos del toro pasaron de su tono normal a un color negro. El toro me guiñó un ojo.

-Anda, ve a ver a tu amigo- dijo simplemente. El toro se fue echando hacia atrás hasta dejarme espacio- Parece un poco aturdido-

Entonces, los ojos del toro volvieron a su color normal y como si nada corrió hacia la puerta. Los encargados cerraron la puerta detrás de este.

La gente se había callado, no había ni un solo ruido.

  -Mason, ¿estás bien?- pregunté acercándome a él. Seguía en el suelo, aturdido. Me arrodillé a su lado

Vi las preguntas en sus ojos pero la gente comenzó a entrar al ruedo, apartándome de él.

Los hermanos fueron los primeros en llegar. Se acercaron a Mason y le revisaron. Parecía bien pero un poco aturdido de los golpes.

Los médicos entraron y le atendieron. Me intentaron oscultar pero me negué. Estaba perfectamente.

La gente me miraba como si fuera un alíen. Supuestamente, había conseguido parar a un toro y conseguir que se fuera del ruedo.

Bajo la atenta mirada de todo el mundo y al saber que Mason estaba en buenas manos me fui de allí. No usé ni la puerta sino que salté la valla. Caminé lejos hasta que estuve en el linde de la feria con el bosque.

Me apoyé en un árbol y me senté. Me dí cuenta que estaba echo un asco. Mi suéter estaba manchado por todas partes de barro y yo que se y mi cara seguro que era también un poema.

-¿Muchas emociones fuertes eh?- preguntó alguien sentado a mi izquierda. Me levanté de un salto y me puse en guardia hasta que ví que era Ezio comiendo una manzana.

-¿Qué haces aquí?- pregunté mirando en todas direcciones hasta reparar más en él. Sería un poco complicado explicar qué hace un chico con cuernos de toro sentado a i lado la verdad. Cuando le conocí no los tenía.

-¿Te gustan?- preguntó pegándole un bocado a su manzana

-¿Son?- pregunté dudoso

-¿Cuernos?- respondió como si nada- Si, lo son-

-¿Como?- pregunté

-¿Te sigues sorprendiendo después de todo niño?- preguntó acabándose la manzana en menos que canta un gallo y tirándola a no se donde

-No es que sea muy común por aquí ver a gente con unos cuernos la verdad- respondí obvio

-Osea, que sigues sin saber nada- suspiró, apoyándose en el árbol- Eres inútil ahora mismo niño-

-¿Inútil?- pregunté ofendido

-Si y no entiendo porque Aetos no te cuenta nada- dijo, levantándose. Era más bajo que yo pero sus cuernos sobrepasaban mi cabeza- Queda poco y no estas listo-

EL ALFA Y EL BANSHEE: LOS GUARDIANES DEL ZODIACOWhere stories live. Discover now