Capítulo 4: Encuentro Amargo

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El cantar de un gallo a lo lejos y unos rayos de sol que dan de lleno en mi cara, hacen que vuelva del mundo de los sueños. Me niego a abrir los ojos, por lo que me acomodo de espaldas a la luz para intentar volver a dormir. Agarró la almohada y suspiro.

Espera, ¿almohada?

El sueño que tengo pasa a un segundo plano inmediatamente y abro ampliamente los ojos. Mi cabeza está sobre una almohada y delante mío hay una pared blanca.

Me incorporo un poco y observo la habitación, mi habitación.

-¿Pero que..?- pregunté mirando todo. La habitación estaba como la había dejado. La ventana estaba cerrada y no parecía que la hubieran abierto. Todo estaba como lo dejé.

Corrí la colcha y ví que llevaba la misma ropa de ayer.

¿Todo fue un sueño?¿El lobo, el estanque, esas personas...todo fue mi imaginación?

Me levanté rápidamente y abrí el armario. Suspiré aliviado. La urna no estaba por lo que todo lo de anoche tuvo que ser real.

La pregunta es: ¿cómo llegue hasta aquí y donde está la urna?.

Me senté en la cama.

Lo último que recuerdo es tumbarme en el prado y ver luces y sonidos de autos estacionarse cerca. ¿Alguien vió o escuchó algo y me encontraron? ¿Melyssa se dió cuenta que no estaba y me encontró a allí?

Sinceramente, mis posibles problemas familiares por salir se convierten en secundarios cuando pienso en lo que pasó ayer.

¿Un lobo aquí? En Canadá hay lobos y osos pero nunca pensé que aquí en un pueblo alejado de todo y que solo tiene un bosque tendría fauna así. De todas formas, las dimensiones de esa bestia no eran normales.

Sus dientes, sus colmillos...menos mal que le perdí porque sino sería brocheta de Abel.

Además, ¿Qué clase de agua brilla como la de ese estanque? Si no fuera porque sé que no estoy loco y que la urna y mi madre no están, pensaría que han sido imaginaciones mías.

No se que clase de sitio es este pero a cada minuto que paso en este lugar, más peligros me saltan a la cara. Mi madre podría haberme advertido de ello si pasó tantos años aquí.

Por último, ¿quien en su sano juicio pasea de madrugada con su coche por un bosque? Quienes quieran que fueran seguramente me trajeron aquí pero la urna no vino conmigo lo cual me molesta un poco. Fue el descanso de mi madre durante un mes y me habría gustado conservarla.

Me restriego los ojos y me tumbo boca arriba. Todo pasa por algo ¿no?

De repente, escucho como llaman a la puerta. Enseguida me tenso y me levanto.

-Abel, ¿estas despierto?- preguntó Mason al otro lado

-¿Si?- pregunté inseguro.

-Eso suena a que sí- dijo Mason- Aséate y baja, tenemos que ir al centro-

-De acuerdo- conteste simple. ¿No sabían nada?- Ahora bajo-

-Te espero- dijo Mason. Oí sus pasos como se marchaban y bajaban por la escalera.

Mason no parece que sepa y creo que si alguien hubiera traído a alguien inconsciente a tu puerta, como menos te habrías enterado.

Aparté esos pensamientos de mi cabeza. Si saben, no puedo cambiarlo. Si no saben, tampoco. No puedo cambiar el pasado así que decido agarrar mi neceser de mi bolsa y me dirigo al baño.

Dejo las cosas en la encimera y me enfoco en el espejo. Mis ojos siguen igual de azules, mi pelo sigue igual de negro, mi cuerpo, mis marcas, mis manos...todo parece que sigue igual.

EL ALFA Y EL BANSHEE: LOS GUARDIANES DEL ZODIACOWhere stories live. Discover now