ii. Hermanos Black

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CAPÍTULO DOS
Hermanos Black

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DRACO MALFOY JAMÁS HABÍA SENTIDO TANTO MIEDO y odio en su vida, o al menos, no lo recordaba

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DRACO MALFOY JAMÁS HABÍA SENTIDO TANTO MIEDO y odio en su vida, o al menos, no lo recordaba. Miedo al ver a su hermana tirada en el suelo de su habitación, con los ojos cerrados y un hilo de sangre brotando de sus labios. Y odio, porque sabía perfectamente lo que había pasado, quien había sido el responsable y se sentía inútil por no poder hacer nada para ayudar a su hermana. No tenía nada que hacer, o al menos, no lo encontraba.

Su expresión se había mantenido entre la preocupación y las ansias de echarse a llorar mientras su madre y algunas elfinas trabajaban alrededor de Dianne, curando las heridas que tenía. Al menos, lo que consolaba a todo el mundo, era que las heridas no eran tan graves como se habían imaginado al principio. Pese a eso, los pequeños seres tenían los ojos llenos de lágrimas que jamás caerían, mientras que las mejillas de Narcissa estaban mojadas de haber llorado. Aunque no eran tan graves como la primera vez que la niña se había enfrentado a aquel hechizo, seguía rompiéndosele el corazón al ver a su hija de aquella manera.

—Cariño, quédate tumbada. Necesitas descansar...—la voz de su madre hizo que Draco dejara de mirar al suelo de la habitación, para darse cuenta de que su hermana estaba tratando de levantarse, y su madre trataba de detenerla.

Por supuesto, en vano, pues la cabezonería de la pequeña rubia era enorme.

—Estoy bien—replicó la pequeña rubia, aunque su expresión facial estaba más cerca del enfado que de otra cosa. Añadió, para tratar de convencer a su madre—: De verdad, esta vez ha sido mucho más llevadero.

—No digas eso.

Draco se había puesto de pie y tenía el ceño fruncido, mientras sus ojos grises denotaban toda la tristeza que sentía.

—Pero es la verdad, hermanito—afirmó Dianne, desviando su mirada a la tensa figura de su hermano—. Tú mismo lo puedes ver. La primera vez estaba más cerca de ser un cadáver que una persona. —siguió hablando, callando las posibles quejas del chico—. Tú mismo me dijiste que pensabas que estaba muerta.

—Y lo pensé, hermanita—farfulló Draco, mientras se acercaba a su hermana y la tomaba de las manos. El gris y el verde grisáceo chocaron cuando las miradas de ambos se encontraron. Cada uno intentaba decir una cosa con la mirada—. ¿No puedes... simplemente no provocar a padre? Algún día acabará por matarte.

—Si no lo mato yo antes —señaló la joven, sonriendo de forma ladeada, ante la estupefacción de sus familiares—. No pongas esa cara, hermano, después de todo, el abuelo Malfoy murió por "causas desconocidas".

Dianne y la cámara secreta² ✓ Место, где живут истории. Откройте их для себя