xvii. Doble ataque

180 22 27
                                    


————————

CAPÍTULO DIECISIETE
Doble ataque

————————

AQUELLA NOCHE, DIANNE PASÓ varias horas despierta

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

AQUELLA NOCHE, DIANNE PASÓ varias horas despierta. No veía la nieve comenzando a amontonarse al otro lado de la ventana, puesto que estas daban al fondo del lago, mas mientras pensaba era capaz de imaginarse cada copo de nieve cayendo con suavidad cobre la hierba. Sumida en sus pensamientos, acariciaba de forma distraída la cabeza reptiliana de la serpiente que Slytherin había aceptado como su nueva mascota. Or era el nombre del animal, puesto que aquel color de ojos Dianne lo conocía muy bien.

A la mañana siguiente, la nevada que había empezado a caer por la noche se había transformado en una tormenta tan recia que se suspendió la última clase de Herbología del trimestre. La profesora Sprout quiso tapar las mandrágoras con pañuelos y calcetines, una operación tan delicada que no habría confiado a nadie más, puesto que el crecimiento de las mandrágoras se había convertido en algo tan importante para revivir a la Señora Norris y a Colin Creevey.

Dianne observaba con gesto distraído como Blaise y Daphne echaban una partida al ajedrez mágico, mientras despeinaba los rizos de Theo, cuya cabeza estaba apoyada en su pecho, mientras el chico leía tranquilamente.

—Theo, creo que deberías cambiar de página—sugirió Blaise, con tono de reproche —. Digo, para que parezca que realmente estás leyendo.

—Sí, ambos sois pésimos disimulando—comentó Daphne, en voz más baja, mientras uno de sus alfiles era pulverizado —. Si estáis seguros de que Harry no se va a quedar quietecito, id a vigilarlo.

Theo bajó el libro, al cual no le estaba haciendo caso, y alzó su mirada marrón hacia la rubia. Dianne parecía estar pensando algo con intensidad, pues tenía el ceño fruncido con concentración. Sus ojos verdosos dieron con los marrones que la estaban vigilando.

—¿Vamos? —ofreció el chico, cerrando el libro.

—Nos estamos volviendo unos acosadores de manual—se quejó la rubia, mientras aceptaba la mano que su amigo le tendía.

—No olvidéis contarnos todo lo que averigüéis—tarareó Daphne, mientras una de sus piezas machacaba a una de las de Blaise.

—¿Decías?

Dianne rodó los ojos, mientras que Theo se reía por lo bajo.

El castillo estaba más oscuro de lo normal a pesar de estar en pleno día, a causa de la nieve espesa y gris que se arremolinaba en todas las ventanas. Ambos Slytherin se ajustaron la túnica al cuello mientras buscaban al azabache de los leones por las aulas en las que estaban pasando. Se preguntaron si, por algún casual, iría a la biblioteca, por lo que se encaminaron hacia allí.

Dianne y la cámara secreta² ✓ Where stories live. Discover now