Hunter x Hunter Fanfic (Chrollo X Oc)

X - Propiedad - X

***Nota de la autora***

Lo siento, he vuelto a quedarme sin motivación.

Ire publicando los capítulos que tengo en borrador, espero recuperar algo de imaginación para cuando se terminen.

****FIN DE LA NOTA****

Me muerdo el labio y me es inevitable la tentación de provocarle para que siga siendo así de rudo conmigo ésta noche.

- ¿Celoso?

Para de desvestirse y me mira con una ceja alzada.

Si, está celoso.

- No me fijé mucho en la gente del local... ¿Me miraban muchos hombres?

Intenta disimularlo, pero ha entrecerrado los ojos cuándo se lo he dicho.

Me levanto de la cama, sin separar mis ojos de los suyos y me acerco hasta posar mis manos sobre las suyas, apartándoselas de la ropa, para que me permita ser yo quién le desvista.

- ¿Sabes? Me gusta que me miren.

- Pues a mí no me gusta que miren lo que es mío.

- ¿Y yo soy tuya, Chrollo?

- Por supuesto que eres mía.

Con la corbata colgando de sus hombros y la camisa abierta, acaricio su pecho con mis manos, arañando suavemente su piel.

Reparto varios besos por su torso, hombros y cuello, subiendo hasta morder suavemente su barbilla.

- Me encanta cuando dices que soy tuya.

Suelta un pequeño gruñido y sus manos se aprietan en mi cintura.

- ¿Te gusta provocarme? - gruñe en mi oído-.

Una de sus manos acaricia mi espalda y se enrosca en mi pelo, tirándo de éste hacia atrás, para levantar mi cabeza y mirarme a los ojos.

Un gemido escapa de mis labios, ardiendo en anticipación ante la situación en la que nos encontramos.

- No me gusta, me encanta.

- Creía que preferías que fuera cariñoso.

- Adoro cuando eres cariñoso conmigo, Chrollo, pero de vez en cuándo también me gusta que me azotes.

Otro gruñido escapa de sus labios y puedo ver los poros de su piel dilatándose y su vello erizándose.

- No se si estás preparada para todas las cosas que me gustaría probar contigo.

- Pónme a prueba.

Me besa ésta vez mas lento, más cariñoso, con menos rudeza, pero muerde mi labio antes de separarse ligeramente de mí, contrastando con el suave toque de milesimas de segundo atrás.

- Si en algún momento te hago daño o quieres que pare, sólo pídelo.

Sólo asiento y me derrito cuando me sonríe.

Oh dios, ésta sonrisa suya me tiene enamorada.

Retira la corbata que aún colgaba de sus hombros y con ella tapa mis ojos.

Siento sus manos recorriendo mis brazos, y por el tacto creo que usa su camisa para atar mi manos a la madera que sostiene una especia de cortinas que cubren la cama.

Privada del tacto y la vista, agudizo mis otros sentidos y le escucho quitarse el resto de ropa.

Sus pasos se alejan, abren una puerta y segundos después vuelve a mi lado.