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Las pesadillas para Hyunjin empezaron después de haberse enterado de que Felix tendría hijos.

Estamos hablando del sentido más literal de la palabra.

Día tras día solo veía imágenes en su cabeza de como él terminaba siendo la causa de la muerte de Felix, de él y de sus hijos. Desde lo más primitivo como ellos siendo lobos hasta lo más actual donde le habían dicho que había colapsado en el hospital y había tendió que operarlo de emergencia para salvar a los bebés, después de eso solo la imagen de su tumba con una hermosa foto de él quedaban.

Siempre despertaba gritando.

Y en un montón de ocasiones intentó llamarlo, preguntar que significaban esos sueños o si él podía ayudarle a entenderlos, si es que el también los tenía o algo ¡Lo que sea! Esa era la excusa, aunque en si solo quería escuchar la voz de Felix para saber que estaba bien, saber que estaba vivo y que él no había sido el causante de la muerte de sus hijos...

Y también estaba esa jodida presencia asfixiante todas las noches, como si alguien estuviera en la esquina de su habitación, mirándolo, juzgándolo, y regocijándose cuando justas a las 3:33 de la mañana se despertaba gritando por otra pesadilla.

Menos mal vivía solo o sin duda ya recibiría quejas por no dejar dormir.

Las pesadillas se extendieron por bastante tiempo, no supo cuanto exactamente, pero cuando menos se dio cuenta, una tarde paseando a su perro, se topó con Chan y Felix en el centro comercial, el menor iba vestido con un adorable overol azul de mezclilla para mantener su gran panza cubierta y cómoda, no sabía con exactitud cuantos meses tenía, pero se veía bastante grande, así que tal vez ya tendría 4 meses más o menos.

Sabía que no debía de hacerlo, pero los siguió.

Su primera parada fue para comprarle más ropa de paternidad al menor, estaban escogiendo sudaderas de varios colores y playeras cómodas para que su panza cupiera en estas y no se sintiera apretado, por lo general los omegas usaban ropas flojas y sin chiste en sus días de embarazo pantalones de chándal o pantalones deportivos de resorte para no aplastar sus vientres, pero Felix era diferente, seguía siendo bastante juvenil y risueño, por lo que los colores debían de ir en su ropa si o si, y teniendo en cuenta de que ese chico era un encanto probablemente Chan jamás se negaría a comprarle algo.

Su segunda parada fue en el área de comida, no se sentaron a comer, solo compraron unas crepas, una para Chan y 3 para Felix.

Sonrió sin poder evitarlo al escucharle decir "Una es para mi y las otras son para nuestros hijos, una y una así no pelearan", sin duda alguna Felix era una cosita demasiado dulce y adorable.

Su tercera parada fue en una enorme tienda de cosas de bebés, podía jurar que incluso desde la distancia en la que estaba podía ver los ojos de Felix brillar con demasiada ilusión al ver todo lo que estaba ahí, también fue testigo de una pequeña platica que sin duda le apachurró un poquito el corazón.

—¿Podemos comprarles algo? ¿Sí? ¿Por favor? —rogó el pelirosa juntando sus pequeñas manos, casi suplicando.

—Pero mi amor, aun no sabemos que serán ¿No prefieres esperar? Así no compramos nada equivocado.

—Pero si para eso todavía faltan 2 semanas—hasta allá podía escuchar su decepción—y puede que lo que quiero comprarles no este en esas dos semanas—verlo acariciar su vientre con suavidad y un puchero sin dudas era algo que apuñaló fuerte su corazón.

—¿Qué es lo que quieres comprarles?

—Hay unas pijamitas ahí que van a juego, son dos lobitos uno negro y uno blanco, me gustaron mucho, no sé porque...

Si sabía, Hyunjin estaba seguro de que lo sabía porque él también lo sabía.

En uno de sus sueños donde vio morir a Felix-el primero de hecho- el menor era un hermoso lobo albino de ojos azules, y Bang era un lobo negro de ojos rojos.

Le recordaba a una vida pasada, tal vez de forma inconsciente, pero por eso las quería, probablemente si los bebés de aquel entonces hubieran nacido habrían tenido esos colores...

Pero el llegó a arruinar eso.

Chan terminó accediendo, compró el conjunto de pijamas, dejando al menor bastante contento y como recompensa besó al castaño en repetidas ocasiones, se les notaba muy felices y enamorados.

Su siguiente parada fue ahora si a comer, entraron a un restaurante bonito de la plaza donde los miró comer con tranquilidad mientras hablaban de algo que no podía escuchar, pero estaba seguro que sería de los bebés pues los ojos de Felix brillaban con demasiada ilusión cuando se trataba de ellos.

Chan cuidaba mucho a Felix, de hecho, sintió una puñalada directa cuando vio al mayor cubrir el vientre del menor con una servilleta para que al comer no se le ensuciara, el era consciente de que a veces Felix era algo torpe cuando se trataba de comer, casi siempre se le caía algo, pero ahora que tenía un enorme vientre estorbando sin duda su panza recibía más comida que su boca.

Al finalizar fueron por un helado, tres bolas de helado para el menor y una grande para Chan, supuso que con la misma excusa que con las crepas.

Los vio irse en su auto y de ahí prefirió solo pasear un rato más a Kkami para después regresar a su hogar.

Se sentía roto, triste y vacío.

Felix estaba bien, contento, alegre y en la espera de formar una familia con su pareja destinada...

Lo que siempre soñó para ellos lo estaba viviendo con alguien más.

No es como si Felix le hubiera jurado amor eterno o algo así, de hecho, el menor siempre se vio un poco "distante" -precavido en realidad- en la relación, nunca aceptó una marca, tampoco se fue a vivir con el cuándo se lo propuso y tal vez así era mejor.

Como bien dijo Chan, ellos eran destinados, Felix tenía que vivir con el castaño, tenía que tener su marca, tenía que cargar a sus cachorros, tenía que ser suyo... porque sus almas se pertenecían la una a la otra.

Él nunca tuvo cupo junto a Felix.

Ahora lo entendía.

Por fin, después de 500 vidas lo entendía.

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