CAPÍTULO 13

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« El tiempo congelando, la única manera de salvar algo que pudiera hacer recordar por unos instantes,fragmentos de su alma

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« El tiempo congelando,
la única manera de salvar
algo que pudiera hacer
recordar por unos instantes,
fragmentos de su alma.»
- Eros.

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Fecha de publicación: 1/11/21

Número de palabras: 980

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Quizás sea imposible tratar de recuperar algo que he sentido, pero prefiero pensar que la hipocresía del mundo no está implícita en mí.

Las historias tan solo las escriben aquellos que merecen encontrar algo valioso en sus recuerdos. Nunca he podido experimentar algo similar.

- Eros.

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El sonido de las manecillas del reloj.

La única manera de mantenerse consciente, ese repetitivo sonido alcanzando todos los rincones de su mente, haciendo resonar el interior de la herida de bala perforando su pecho.

Le dolía, el metal incrustandose a lo intenso de su piel hasta hacerlo vomitar. El temblor de sus manos sobre las baldosas metálicas tratando de arrastrarse, con la intensidad de los ruidos en el fondo taponando sus oídos.

- Ha pasado mucho tiempo.-

- Sus métodos son absurdos-

- Estás desangrándote, guarda esas filosas palabras por si sobrevives al viaje en el infierno.- levantó los dedos sobre la parte superior de su arma, cambiando el cañón del revólver para volver a cargar una bala mientras posicionaba el pie en la espalda del médico ejerciendo una fuerte presión, dejando el arma sobre su mentón.

Intentó recuperar el aliento, la respiración de su pecho agitándose junto al líquido carmesí expandiéndose desde las comisuras de sus labios, el crujido de sus dedos intentando moverse le resultaba inútil.

- Estuvo buscándote mucho tiempo, es una verdadera lastima que desaparecieses sin dejar rastro. - la distancia entre ambos quedando cada vez más reducida lo hizo sonreír, sosteniendo el peso de su cabeza al hundir los dedos sobre su cabello y la herida situada en el cuerpo contrario.

- Sus ideales de corrupción no confluyen con los míos, si hubiese terminado ese proyecto, más de mil personas habrían perdido la maldita vida. -

Tomó algo de aire mientras jadeaba, en sus orbes podía verse reflejado una expresión de coraje y temor. Trató de tomar uno de los bisturí cercanos a uno de los cadáveres de uno de los asistentes médicos tendidos en el suelo, movimiento que fue rechazado con un balazo sobre su antebrazo.

El grito resonó con fuerza provocando la salida de sangre con más intensidad, mientras el hombre sobre él no dejaba de sonreír dejando el arma frente a su punto ciego.

- Si lo intentas otra vez te mataré. Disfrutaré tanto de eso que olvidaré la misión. - en un susurro presionó la herida de su pecho y bajó hasta su abdomen hundiendo el peso y manchando de nuevo el suelo con la sangre. - Doflamingo no ha olvidado tu traición, pero parte del pago se efectuó con el accidente. Sobrevivió a pesar del impacto, debe de ser fuerte.-

El cirujano apretó el puño para contener la hemorragia, su cabeza comenzaba a dar vueltas y su campo visual no dejaba de nublarse cada vez más. Ahogó un leve gruñido, si el dolor continuaba expandiéndose acabaría por perder la consciencia y podrían matarlo.

- Realmente...sigue siendo un idiota por enviar a alguien como tú a acabar el trabajo.- una gélida e irónica risa sucumbió de sus labios, mantenía los brazos extendidos en el suelo mientras su mirada se centraba en el parpadeo continuo de las luces neón sobre el techo.

El tiempo para pensar una estrategia estaba acabándose. El eco de los pasos resonó en su cabeza mientras el sonido proveniente de las puertas abriéndose lo obligó a centrarse en una figura algo más esbelta que el hombre sobre sí.

- Tenemos que irnos cuanto antes, Trébol, él quiere verlo con vida. - frente al cirujano se encontraba un hombre escuálido, cubierto por unas gafas negras y oscuras. Su rostro estaba lleno de dientes que no cuadraban con su cavidad bucal, acompañado de diversas desfiguraciones.

La mujer portaba varias armas en sus brazos, un cigarro en el rostro mientras extendía una de las manos hacia detrás para disparar a uno de los pocos supervivientes.

- Baby Five, siempre arruinas toda la diversión. Al menos Diamante se ha ocupado del resto de idiotas.-

Apartó el arma tomando al cirujano del cuello para arrastrarlo por el pasillo hasta la puerta principal, subiéndolo a una furgoneta negra mientras en el interior los gritos se aplacaban con el ruido incesante de las balas cruzándose en el incipiente camino de los que intentaban salir huyendo y mantenerse con vida hasta el último aliento.

Mientras tanto, el sonido del metal contra las paredes y la sangre expandiéndose en un mar de llamaradas hicieron eco bajo el manto estrellado.

𝑲𝒂𝒑𝒔𝒐𝒖𝒓𝒂 [𝐿𝐴𝑊𝐿𝑈  𝐴.𝑈.]Where stories live. Discover now