CAPÍTULO 7

553 69 8
                                    

- Necesitas descansar, pareces un Zombie -

- Gracias por la aclaración -

- Enserio, toma vacaciones-

- ¿Que demonios haces aquí, Eustass-ya?- el ojeroso, cambiando de tema, levantó la vista del café que estaba bebiendose para dirigirla al pelirrojo que se encontraba sentado frente a él. Después de no haber podido descansar en toda la noche, su amigo apareció para invitarle, bebidas que tuvo que verse obligado a pagar ante la falta de recursos del contrario, a un café en la cafetería del hospital.

- ¿No puedo venir a ver a mi mejor y más querido amigo/novio? - bromeó mientras respondía con otra pregunta, queriendo así evadir la primera; aunque sabía que ese tipo de halagos no servían con el médico.

- Primero, no soy tu novio, y segundo, no estás aquí por nada, y gracias por la "autoinvitacion" a un café, necesitaba salir del despacho - ante el comentario dicho, el contrario infló el pecho orgulloso omitiendo la primera parte.

- ¡Me dueles, Law! ¡Me has roto el corazón! - con fingidas lágrimas y queriendo llamar de manera intencionada algo de caos, aquellas palabras hicieron suspirar al ojigris - ¡¿Estás con otro, no es así?! -

- Como sigas diciendo eso, la próxima operación que haga será a ti, y no te amputare solo el otro brazo - murmuró en voz baja tratando de no ponerse al nivel del pelirrojo.
Quizás, eso lo había echo animar aunque fuese de manera inconsciente, ya que Eustass Kid era alguien que lo conocía mejor que muchos otros.
-Eres tan estúpido como siempre, pero me sirves para calmarme los nervios, Eustass-ya -

El comentario no provocó nada salvo una fuerte risa por parte del contrario, hacía mucho que se conocían y ambos sabían que esos momentos no eran fáciles para nadie.
Tras terminarse el café, teniendo el cirujano que volver a su rutina habitual así como un par de operaciones más, se despidieron no sin antes que el menor lo abrazase, o más bien aplastase al cirujano hasta casi sacarle la respiración del cuerpo.

No tenía razón por la que estar nervioso, aunque era algo que más que para otros se decía a si mismo. La conversación que había llegado a mantener con el médico y compañero suyo, Marco, lo había echo llegar a la conclusión de que tenía que centrarse en el trabajo sin dejar de preocuparse por el estado de su novio.

Hacía bastante que había pasado por una fuerte depresión por la enfermedad sufrida, sus padres habían intentado llevarlo a varios especialistas que no habían logrado nada; fue la medicina y la ayuda de Kid los que lo sacaron de ese submundo en el cual estaba inmerso.
La enfermedad de Plomo Ámbar que había sufrido, lo había llevado a aislarse del resto del mundo de manera que no saliese de su cuarto, provocando desnutrición e incluso desmayos por ataques de ansiedad y otros tipos de síntomas.

Pese a haber pasado hace varios años, recordaba aquellos momentos como un fantasma de un lejano pasado que se posaba en su espalda y llegaba a helarle la sangre. Lo peor no era solo llegar a temer por la vida de su novio, sino quedarse solo y volver al vacío del cual había conseguido salir.

Estaba acostumbrado a trabajar hasta altas horas de la mañana, y aquel día no había sido una excepción, una operación de urgencia lo había llevado a salir de aquel quirófano sin ese peso sobre sus hombros. Recorrió los pasos en silencio, centrado en sus pensamientos como habitualmente; tomó el teléfono que tenía en su bolsillo para leer todos los mensajes acumulados, entre ellos el de sus compañeros de piso, Vista y Thacht.

Tras responder a estos, decidió guardar el teléfono y tomar un cigarro del paquete que llevaba consigo, había recuperado el hábito de fumar tras bastante tiempo sin hacerlo. Sacó el encendedor y lo prendió mientras se lo llevaba a la boca para darle una calada, soltando el humo escuchó una tos proveniente del interior.

- Pensaba que a los médicos no se les permitía fumar - volteó buscando al dueño de aquella voz, quien se cubrió la boca para evitar tragarse el humo. Cuando este se disipó, el rubio apreció a un chico lleno de pecas y pelinegro, lo reconoció al instante como el hermano del novio de su compañero, Portgas D. Ace.

- Si no es en las instalaciones, se les permite, yoi - soltó una pequeña risa al escucharlo, le resultaba casi divertido que aquel chico se "preocupase" por su salud. -Pareces cansado, quizás te vendría bien dormir un poco...los signos vitales de Mugiwara siguen igual, y el rubio que te acompañaba se quedará esta noche con él - esbozó una pequeña sonrisa como si tratase de tranquilizar al menor; ya sabía del golpe propiciado al cirujano y como había acabado todo.

- Es mi hermano Sabo - tomó algo de aire, como si este faltase en sus pulmones. - estoy bien, solo es que odio ver a mi hermano así; sé que no es culpa suya, pero no puedo evitar pensar que en parte lo es. Si hubiese estado con Luffy, ahora no estaría así -
Bajó la cabeza y apartó la mirada quedándose en silencio, cosa que el mayor no pasó desapercibido.

- Te prometo que estará bien, y todo volverá a la normalidad, yoi - de nuevo, aquella voz tranquilizadora lo calmó. Se sorprendió bastante cuando el pelo de piña lo tomó por los hombros y lo apegó a él para abrazarlo y besar su mejilla, dejándolo confundido a la vez que sonrojado.

Podía tener razón, debería de empezar a ver el lado positivo de las situaciones.

984 palabras

------------------

Tardé un milenio en actualizar este fanfic y pido disculpas, me fui de viaje y no pude escribir tanto como quise.

Leí el volumen 59 de One Piece (no haré spolier) y me dio la idea para terminar este capítulo.

Supongo que tendré más tiempo para actualizar ahora que regrese con nuevas ideas xd.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!

𝑲𝒂𝒑𝒔𝒐𝒖𝒓𝒂 [𝐿𝐴𝑊𝐿𝑈  𝐴.𝑈.]Where stories live. Discover now