02. Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas

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Mi incorporación a Redbull Racing había sido un tanto extraña, yo no había mandado el mejor de los curriculums donde hablaba de ser experta en el mundo de Fórmula 1, ni mucho menos tenía experiencia laboral. Digamos que, todo había sido parte de un momento de despecho cuando una pequeña empresa de bebidas de mi ciudad me había rechazado para ser la encargada de Social Media, estaba tan molesta que después de unas copas (o mejor dicho, una botella) de vino me decidí a enviar mi curriculum a la empresa Red Bull, si aquella de bebidas energéticas, pero en un malentendido (o al menos eso me dice mi lógica), terminé aplicando para asistente de Red Bull Racing, si, el equipo de Fórmula 1.

Ahora estaba a punto de aterrizar en Austin, y si bien, estaba perdiendo dinero que no tenía, por lo menos se habían ofrecido a ir por mí al aeropuerto y pagar mi hospedaje.
Mis pensamientos eran contradictorios, por un lado, pensaba que no era una buena decisión, pero por el otro lado estaban las palabras de mi madre incitándome a intentarlo y descubrir por mí misma a dónde me llevaba esta pequeña aventura.

Cuando salí a la sala de espera observé a una chica vistiendo una playera del equipo y sobre sus manos tenía una hoja con mi apellido. La saludé y me acerqué a ella.
— ¿Ese es todo tu equipaje? — preguntó sorprendida.
— Si, solo tengo ropa para hoy y mañana — contesté y ella asintió.
— Mi nombre es Katie, te llevaré al circuito de "Las Américas" dónde se corre esta semana, más tarde te llevaré al hotel. Prácticamente, ahorita solo irás a conocer a los jefes, mañana es tu entrevista a las 8 de la mañana. — Esta vez fui yo la que asentí.

El camino hasta el circuito fue silencioso entre nosotras, me limitaba a observar por la ventana del auto, de vez en cuando contestaba mensajes de mi madre o de mis amigos. Cuando llegamos al circuito, Katie me entrego un gafete de visitante que colgué sobre mi cuello para no perder.
Caminamos mientras Katie me mostraba los espacios asignados de cada escudería y me explicaba cosas básicas que ni siquiera lograba entender del todo en ese momento, lo poco que comprendía era que los conductores se encontraban haciendo un habitual recorrido en bicicleta para el reconocimiento de pista; todo era tan desconocido e intimidante, pero a su vez era increíble.

Al llegar al motorhome de Red Bull, observé a la mayoría de las personas vistiendo con los colores del equipo. Katie se acercó a unos hombres que discutían mientras observaban unas hojas, sus miradas se posaron sobre mí y me puse nerviosa, así que solo me dediqué a acomodarme el cubrebocas. Uno de los hombres se acercó con Katie, tan pronto como lo tuve frente, extendió su puño hacia mí.

— Christian Horner, un placer Srita. Williams — contesté a su saludo de la misma forma.

— Un placer, Sr. Horner. 

— Estarás con Katie, ella te explicará cosas importantes que hablaremos mañana en tu entrevista. Sé puntual por favor — me sonrió por debajo del cubrebocas. — Ah, casi lo olvido. Katie te llevará a la enfermería para que te realicen una prueba de Covid, debes estar completamente sana para no exponer a nadie del equipo, ¿de acuerdo? —

— Sin problema — contesté asintiendo.

Horner regresó a donde estaban los otros hombres, parecían ser ingenieros y no necesariamente de los autos repartidores de bebidas; seguí a Katie dentro de la instalación de Red Bull, ella seguía hablando y yo trataba de concentrarme, pero me era imposible. Había gente yendo de un lugar a otro, Katie me presentaba con todos y eran súper amables, sin contar el hecho de qué parecían saber qué hacer y yo me encontraba perdida.

Nos detuvimos en un pasillo justamente frente a un refrigerador de bebidas de la escudería.

— ¿Tienes alguna duda Atenea? — preguntó Katie.
— Puedes llamarme Nea, es más fácil. Y si, ya que preguntas, tengo una duda que ronda mi cabeza desde que me presentaste a Horner — tomé aire — ¿Por qué todos me tratan como si fuera a unirme al equipo?

Katie rio y tomó su tiempo para responder.

— Es que te vas a quedar. RedBull no suele contratar personas a solo 6 carreras de terminar la temporada, pero esta vez eres la excepción. La chica anterior tuvo que retirarse por cuestiones de su embarazo. — Debajo del cubrebocas mi boca estaba abierta, era demasiada información a procesar.  — Tu entrevista solo es parte del proceso, sin embargo, no indica que estás 100% aceptada, digamos que, estás a prueba — ella soltó una risa que me hizo pensar por un minuto que todo era una broma — ¡Chica, no te estreses!, Ya sé que todo es desconocido para ti, pero te vas a acoplar muy bien, tu única tarea es convertirte en la mano derecha de Max Verstappen, seguirlo a donde sea que vaya, bueno, al menos aquí dentro del circuito. 

¿Quién diablos es Max Verstappen? Bendita fue la hora en que te metiste en este lío Atenea, bendita sea la hora.

— Eso suena difícil — Fue lo único que salió de mi boca y Katie rio.

— Vamos, te llevaré a comer algo. Después iremos al hotel. 

En lo que era un comedor del equipo, Katie pidió 2 sándwiches de pollo con ensalada y regresó a la mesa para sentarse frente a mí, yo sostenía el celular entre mis manos ordenando las ideas para escribirlas en el chat con mis amigos o a mi madre pero era imposible.

— Pareces asustada.

— Siendo sincera, estoy muy asustada. Llegué aquí por una confusión, aprecio la oportunidad, pero no conozco nada de autos, de carreras, de circuitos, y me siento culpable por quitarle la oportunidad a otra persona. — Confesé justo cuando colocaban los platos frente a nosotras.

— Es normal que te sientas así, y si realmente fue una confusión, no mientes al decir que le has quitado la oportunidad a alguien que comprenda más del tema. Pero, ya estás aquí, simplemente aprovecha la oportunidad. — Sus palabras me recordaron a Kacey.

Asentí, me quité el cubrebocas para poder comer y posteriormente ponerme gel anti-bacterial sobre las manos, estaba hambrienta y aún me dolía la nariz gracias a la prueba de Covid. Di la primera mordida a mi sándwich y seguí escuchando a Katie hablar sobre nuestro trabajo, pues, resulta que ella era asistente de Sergio Pérez, el compañero de Max. Ella me habló del trabajo en general e incluso me dio algunos tips para tratar a Max.

Ambas habíamos terminado de comer cuando al comedor entraron varias personas, dos en especial, se detuvieron con Katie. Identifiqué a ambos pilotos por toda la publicidad que estaba pegada por todo el lugar, incluso, recordé que había visto a Sergio en comerciales de TV en México cuando íbamos a visitar a mi abuela.

— Has estado desaparecida todo el día — le dijo Checo a Katie.

— Horner me asigno trabajo diferente para hoy, pero mañana estaré trabajando contigo — le contestó la chica frente a mí. — Por cierto, Checho, Max, ella es Atenea viene a cubrir el lugar de Victoria — se giró hacia mí — Atenea, ellos son Max y Checo, nuestras estrellas.

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¡Hola, hola!

Cuéntenme que les ha parecido, y prepárense porque ha llegado Max y vendrá a quedarse.

Gorgeous | Max Verstappen [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora