Capítulo 37

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Bakugō trataba por todos los medios de concentrarse en lo que hacía, pero no lograba dejar de mirar su celular cada diez minutos.

Hacía sus ejercicios a medias debido a la creciente tensión que llevaba formándose en su pecho desde la mañana, y por más que se había esforzado, no conseguía remediarlo.

Me iré dentro de unos pocos minutos, Katsuki-kun. Hoy es el día. —Le había dicho ella luego del desayuno con una mirada que lo había dejado perplejo, para automáticamente después tomar su rostro con ambas manos y plantarle un intenso beso que había desencadenado la inquietud que ahora lo estaba dominando.

¿Vas a contarme al fin de qué putas se trata todo esto?

En cuanto regrese te lo contaré todo, te lo prometo. —Le había asegurado con una sonrisa que no llegó a sus ojos, para luego darse media vuelta y perderse de vista, dejándolo con una maldita sensación de urgencia que sólo había logrado sacudirse después de largos minutos de gritos internos.

El cenizo se repetía a sí mismo que todo saldría bien. Ella era fuerte. No había motivo para sobrepensar las cosas, máxime teniendo en cuenta lo que la había visto hacer en sus entrenamientos personales, superando en poco tiempo los límites que ella misma se había impuesto. Sin embargo, que las horas pasaran sin tener noticias de ninguno de los de la residencia había empezado a preocuparlo de sobremanera, haciéndolo reprocharse a sí mismo por semejante estupidez.

No quería admitirlo, pero la seguridad de sus demás compañeros también le importaba y eso sólo lo hacía sentirse peor, debatiéndose lo jodido que era haber dejado de preocuparse sólo por sí mismo.

Gruñendo incongruencias mientras continuaba sus abdominales, logró despejar su mente por unos pocos instantes centrándose sólo en el dolor de sus músculos, pero cuando la puerta del gimnasio se abrió de imprevisto, su cuerpo se quedó rígido.

—Hey, Bakugō. —Saludó Mina entrando al lugar con su ropa de deporte, con una expresión que lo hizo elevar una ceja.

Sin decir nada más y sin empezar a parlotear como normalmente lo hacía cuando veía a alguien, la peli rosa empezó a hacer unos pequeños estiramientos en sus piernas y brazos antes de echarse a trotar alrededor del gimnasio, frenando en seco el pensamiento del platino de que su paz se había terminado.

Frunciendo el ceño, continuó con sus abdominales sin pronunciar palabra, observando a la joven cada vez que pasaba, aún manteniendo esa expresión seria que no tenía nada que ver con su estado de ánimo normal. ¿Qué le ocurría?

Desechando ese cuestionamiento con rapidez, Bakugō continuó con sus ejercicios tratando de dejar la mente en blanco otra vez, percibiendo el cambio en el ambiente ahora que tenía compañía. Como ella se mantuvo callada, él no receló en lo absoluto; de hecho, tenerla por ahí tan concentrada lo ayudó a despejar sus pensamientos con mucha más facilidad, haciéndole mucho más llevadera la espera por el regreso de su albina y los demás.

Pero entonces, su celular vibró con intensidad, y automáticamente después varios compañeros entraron corriendo en el gimnasio.

❣ Cuatro horas antes ❣

El allanamiento sorpresa había sido descubierto. Nadie sabía cómo había ocurrido, pero cuando la puerta de entrada de la mansión del Shie Hassaikai voló mandando por los aires a tres oficiales, se desató el caos entre los héroes. El rescate de la pequeña Eri iba a ser aún más complejo de lo que todos habían previsto.

La edificación de estilo tradicional podría parecer sólo ostentosa, pero para el gran grupo de héroes y uniformados se convirtió rápidamente en una trampa que, aunque sabían debían sortear en el menor tiempo posible, se iba a complicar más ahora que el enemigo estaba alerta.

Lo que significa ser un héroe [Katsuki Bakugo x OC]Where stories live. Discover now