Capítulo 10.

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Ya era tarde, la noche anterior apenas y logré conciliar nuevamente el sueño; definitivamente nunca iba a poder olvidar aquellos gritos ensordecedores que se habían esparcido por toda la cabaña

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Ya era tarde, la noche anterior apenas y logré conciliar nuevamente el sueño; definitivamente nunca iba a poder olvidar aquellos gritos ensordecedores que se habían esparcido por toda la cabaña. Había sido perturbador.

Tenía mucha hambre, Henry no había venido en toda la mañana así que no había desayunado nada aún; cambiaba por toda la habitación en círculos mordiendo mis uñas. Por alguna extraña razón tenía un muy mal presentimiento y me sentí muy nerviosa, tanto que estaba casi temblando.

La puerta fue abierta, Henry emergiendo de ella. Su rostro se veía horrible: tenía unas muy visibles ojeras debajo de sus ojos ¿No había dormido?, estaba todo sudado lo cual provocaba un muy feo olor, su rostro estaba sucio y su expresión era de cansancio.

—¿Qué diablos te pasó? —le pregunté mientras hacía una mueca—, apestas horrible.

—Estaba atendiendo unos asuntos muy importantes.

—¿Esos asuntos tuvieron que ver con los gritos de anoche? —esbozó una sonrisa torcida llena de malicia.

—Puede ser —se encogió de hombros.

Fruncí mis labios un poco, pensando en si preguntar lo que había sucedido era una buena opción; tenía curiosidad, mucha curiosidad de saber que había pasado, de saber la causa de aquellos terribles gritos llenos de agonía; pero también tenía miedo, con Henry nunca se sabía que era lo que hacía ¿Y si era algo verdaderamente horrible de lo cual me arrepentiría haber preguntado?

—¿Qué fue lo que pasó anoche? —las palabras salieron de mi boca antes de que yo decidiera que hacer, no importa, que pase lo que tenga que pasar.

—Eso no es algo que se deba contar —sonrió— sino mostrarse.

—Entonces ¿Me mostrarás que sucedió? —él asintió.

Me cogió de la mano obligándome a seguirlo fuera del sótano, caminamos por la sala hasta llegar a las escaleras; las subimos y llegamos al pasillo donde estaba la habitación de Henry y el baño. Caminamos un poco más hasta quedar de frente a una puerta igual que la del baño y su habitación, solo que con algo diferente: a un lado de esta yacía un panel de números, además de que también la puerta estaba asegurada con un candado. Henry insertó la clave en el pequeño panel y la luz que anteriormente estaba de color rojo ahora había cambiado a verde, después sacó una pequeña llave que utilizó para abrir el candado.

—Entra —me indicó Henry.

—¿Qué hay adentro?

—Es mi cuarto de tortura.

¿Qué? Esto debía de ser una broma, cada vez que creía que ya Henry no podía sorprenderme con su locura sacaba algo nuevo haciendo que callara mi boca; resignada, caminé hasta estar dentro de aquél cuarto.

La habitación tenía un muy fuerte olor a carne quemada que estaba comenzando a echarse a perder, había muy poca luz así que tenía que entrecerrar un poco los ojos para poder ver algo. No quería entrar, tenía miedo de lo que pudiera llegar a hacerme una vez que ambos estuviéramos ahí; sin embargo, también temía lo que pudiera hacerme si lo desobedecía pues no quería ser golpeada.

31 Días [COMPLETADA ✔]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum