Capítulo 15 [Final].

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Vi como Henry caminaba con lentitud hasta llegar de nuevo a donde se encontraba Matthew, quien ahora estaba temblando, su llanto era incontrolable y sus ojos llenos de miedo; estaba claro que él no quería morir

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Vi como Henry caminaba con lentitud hasta llegar de nuevo a donde se encontraba Matthew, quien ahora estaba temblando, su llanto era incontrolable y sus ojos llenos de miedo; estaba claro que él no quería morir. Henry volvió a poner la jeringa en sus manos lo cual incremento el miedo de Matthew; y entonces, sin pensarlo, dije:

—No voy a ver esto.

Eso pareció no gustarle mucho, pues giró su cabeza hasta mirarme de nuevo.

—¿Qué fue lo que dijiste?

—N-no quiero ver esto —dije, ahora no tan segura como antes.

—Oh claro que lo verás, este es el motivo por el cual quiero que estés orgullosa de mí.

¿Acaso me estaba jodiendo?

—Ya te lo dije Henry, jamás estaré orgullosa de que asesinas a un ser humano inocente. No lo veré.

—¡Si lo harás!

Y de la misma forma inesperada en que Henry le arrancó el primer diente a Matthew; ya también le había encajado la jeringa. Matthew gritó al sentir como el líquido era introducido en la piel de su cuello, entonces, cuando Henry le sacó la jeringa yo ya estaba preparada para cerrar los ojos y no ver la tortuosa muerte que le estaba llegando, pero algo no me dejó.

Era Henry.

Antes de que yo pudiera hacer algo él ya se había posicionado detrás de la silla donde estaba sentada, con ambas manos me tomó el rostro para que quedara justo con la vista al frente; con sus dedos índice y pulgar hizo que mantuviera mis ojos abiertos.

—Tú vas a ver, si no quieres ser la próxima que mate —su tono de voz era frío, amenazante, tal cual la de un lunático—, tú vas a ver.

Y fue justo así, sin poder forcejear o quitar sus manos de mi cabeza vi como claramente en cuestión de segundos la piel de Matthew se desintegraba poco a poco; sangre comenzó a brotar de a montones; la escena era perturbadora, traumática; sus gritos llenos de agonía tratando de pedir auxilio, la palabra "ayuda" apenas y se le lograba entender.

Y entonces, su rostro se dejó caer hacia atrás.

Estaba muerto.

Mis ojos estaban llenos de lágrimas, no podía creer lo que acababa de suceder: Matthew estaba muerto, él había muerto y todo por mi culpa.

Henry me soltó el rostro y caminó de nuevo hacia el cuerpo sin vida de Matthew; con un cuchillo corto las bridas de plástico con las que tenía sujetas sus manos y, a propósito, empujó la silla hacia adelante logrando que el cuerpo cayera salpicándome un poco un costado de la cara con su sangre en el momento en que impactó contra el suelo.

—Creo que hoy me apetece que duermas aquí

—¿Qué?

—Lo que escuchaste, hoy dormirás ahí sentada

31 Días [COMPLETADA ✔]Where stories live. Discover now