Capítulo 11.

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Hoy era martes, esta era ya la tercera semana aquí

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Hoy era martes, esta era ya la tercera semana aquí. Después de presenciar la muerte de un chico inocente no había pasado mucho en estos días, la rutina era la misma: Henry venía a traerme la comida, yo trataba de no hacerlo enojar para no resultar herida —eso sí, ya no había sido violada de nuevo—, había logrado que me trajera algunas cosas cuando se encontraba de buen humor; por ejemplo: más libros para leer, un reloj con fecha y hora —de ahí el por qué sabía que día era hoy— y algo de ropa; tal vez no era mucho pero al menos era algo ¿No?

Últimamente me había estado sintiendo muy mal, tanto física como mentalmente; gran parte delas cosas —de las pocas que podía hacer en el día— se me olvidaban muy a menudo, el cuerpo entero me dolía tras dormir todas las noches en esa incómoda cama en la que los resortes se sentían más que nada, constantes dolores de cabeza también se sumaban a mi larga lista de quejas.

Estos días había extrañado mucho a mis padres, y no digo que no los haya extrañado ninguno de los días de las semanas anteriores porque eso sería mentira; claro que los extrañaba pero es solo que estos días que transcurrieron ese sentimiento creció mucho más. Debo decir que toda aquella esperanza que tenía de escapar ya se había esfumado, sin embargo, cuando se me presentara la oportunidad claro que la aprovecharía y trataría de salir de aquí.

Miles de preguntas se formulaban en mi cabeza: ¿Cómo estarían mis padres? ¿Mes estarían buscando? ¿Se habrán rendido? ¿Creen que estoy muerta? Esos eran solo algunos de los tantos cuestionamientos que me hacía todas aquellas noches en las que me resultaba imposible dormir; aquellos cuestionamientos que me hacían sentir que me ahogaba.

Últimamente también he estado pensando mucho en la idea de morir y todo lo que eso implica. Pienso mucho en el momento en el que los latidos de mi corazón se detengan, en mi último aliento de vida, se supone que cuando mueres es porque ya viviste todo lo que tenías que vivir, que lograste todo lo que te propusiste hacer.

Seré sincera... esa idea me asusta, me asusta mucho.

Estar atrapada aquí me hizo darme cuenta de que si muero ahora dejaré muchas cosas a medias en mi vida, no había terminado la universidad, no había viajado por el mundo como me lo había propuesto; tantos sueños que tenía, tantas metas; quería que mis padres se sintieran orgullosos de mí pero ahora todo eso quedo arruinado.

Ir a la iglesia con mis padres me enseñó que si eres fiel a Dios él te recibirá en su cielo maravilloso y celestial, pero, siendo sincera: últimamente estoy dudando que eso sea cierto, la simple idea de que más allá del cielo existe la vida eterna se ve tan lejana. Y no quiero dudar, no quiero dudar de cosas que algún día sí creí posibles; si Dios era bueno ¿Por qué quiso que esto que estoy viviendo me sucediera a mí? ¿Acaso era un tipo de prueba? ¿Había pecado tanto como para que me sucediera esto? Nunca lo sabría.

La vida es efímera, la muerte es eterna. Tu cuerpo se queda aquí, bajo la tierra mientras que los gusanos se comen tu cuerpo sin vida pero, ¿A dónde va tu alma? Supongo que es un misterio que solo los que habían muerto lograron resolver pero que desgraciadamente nunca nos podrían revelar. 

31 Días [COMPLETADA ✔]Where stories live. Discover now