Capítulo 12.

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Mis ojos ardían y estaba segura de que los debería de tener de un color rojo muy intenso, todos estos efectos eran gracias al estar llorando casi la noche entera; de cierto modo eso había ayudado un poco, todo el peso que sentía sobre mis hombros ...

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Mis ojos ardían y estaba segura de que los debería de tener de un color rojo muy intenso, todos estos efectos eran gracias al estar llorando casi la noche entera; de cierto modo eso había ayudado un poco, todo el peso que sentía sobre mis hombros se había aligerado un poco.

Un consejo: esta bien llorar ¿De acuerdo?, esta bien sentir dolor; el dolor que llegamos a sentir siempre nos hace recordar que después de todo somos humanos, que tenemos sentimientos; está bien reír, pero también está bien sufrir.

Está bien el no sentirte bien.

Los días pasaban, y cada vez más mi luz se iba apagando,  me estaba desvaneciendo con el tiempo; leer siempre había sido mi pasatiempo favorito, mi escape de la realidad, pero con toda esta agonía acumulada en mi cuerpo no me daban ni las ganas de coger un libro para distraerme. No me daban ganas ni de levantarme de la cama.

Sin embargo me obligué a hacerlo porque una arcada subió por mi garganta y después las ganas de vomitar llegaron a mi cuerpo, traté de levantarme lo más rápido que pude de la cama pero me fue casi imposible por el desgaste en mi cuerpo que terminé vomitando una parte el suelo antes de llegar al inodoro de la habitación; me sujeté el cabello para no manchármelo y seguí vomitando en el inodoro.

Mi garganta dolía por el esfuerzo que hacía en cada arcada que me venía, a este punto también lágrimas comenzaron a salir de mis ojos; me sentía asqueada de mí misma.

Aún no paraba de vomitar cuando la puerta fue abierta. Genial, lo que menos quería era que el maldito de Henry me viera en este estado.

—¡Lauren! —exclamó horrorizado mientras se acercaba a mi lado—. ¿Estás bien? ¿Qué te sucedió?

Hice un gesto con una mano para indicarle que se fuera, que no lo necesitaba y que tampoco necesitaba su preocupación, claramente él no supo interpretar mi señalamiento o simplemente la mandó por el caño, ignorándola completamente.

Me obligué a mí misma a detenerme, así que con la poca fuerza que aún tenía aguanté las pocas ganas de seguir vomitando que aún me quedaban; no tenía fuerzas para levantarme del suelo así que me apoyé con la pared para poder pararme y caminar hacia el lavamanos para enjuagarme la boca.

—¿Estás bien? —volvió a preguntar Henry.

Y no pude más, rompí en llanto; tantos días en los que me había evitado llorar frente a este monstruo, tantas veces en las que me había prometido no ser débil frente a él se habían ido a la basura en cuestión de segundos, ya no podía seguir fingiendo que nada me sucedía.

—¡No estoy bien! —exclamé— ¡Mírame! —me señalé con ambas manos—. Estoy hecha un asco ¡Y todo por tu culpa! —el sabor salado de las lágrimas ya había llegado a mi boca—. Me privaste de mi libertad, me llamas por el nombre de tu novia muerta, abusas de mí física y emocionalmente, me alimentas cuando te viene en gana, me obligas a ver asesinatos o torturas ¡No estoy bien! ¡Me siento como una mierda! ¡Y todo por tu culpa!

31 Días [COMPLETADA ✔]Where stories live. Discover now