Capitulo 4

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Levanto la cabeza encontrándome con el señor Main.
-¿Abuelito?- digo sin pensar. En otra ocasión él me hubiese sonreído, pero ahora sólo tenía una expresión de preocupación.

-Mar...- dice acercándose- ¿Qué paso? ¿Estas bien?
No respondo. Sólo recibo su mano y me levanto. De inmediato lo abrazo. Él se queda como una estatua unos segundos, y después me corresponde el abrazo.

-Mar, vamos por un café y me cuentas que te paso, ¿si?.
Asiento y me separo de él, limpiandome las lágrimas de la cara. Él me sonríe y vamos caminando hacia una de esas tiendas 24 horas.

Me siento en una de las mesas y después de unos minutos llega el señor Main con dos capuccinos.
-¿Qué hacia usted pasando por mi casa a estas horas, señor Main?- le pregunto dándole un sorbo a mi bebida.

-Dime Michael- dice sonriendo, las arrugas se agrupan en su rostro y le hacen dar un aspecto tierno. -Pues, iba a comprar unas medicinas a la farmacia, me urgía.

Abro los ojos alarmada.
-¿¡Medicinas!?- exclamo.
Él se ríe y tose, aumentando mi preocupación.
-Cálmate jovencita, es sólo una molesta tos- dice intentando relajarme -El tema acá es... ¿Qué hacías llorando en plena calle, querida?- su expresión se había vuelto sería nuevamente.

Cierro los ojos, reteniendo las lágrimas y suspiro.
-Varias cosas...- tomo una bocanada de aire -Varias cosas pasaron, principalmente que mi madre me dejo fuera de la casa, posiblemente ya no me quiera.
Michael frunce el ceño.
-No digas eso. Ella debe amarte mucho, es... Tu madre- dice intentando sonreír.
-Ya se... Pero desde que mi hermana murió, ella ya no es la misma.

-Deberías entenderla. Para una madre, no hay dolor mas duro que el de perder a un hijo.
Asiento. Pero ya habían pasado un año desde la tragedia, y mi madre se había sumido en una depresión interminable.
Me término la bebida y Michael me sonríe.
-Ven- dice dejando dos billetes sobre la mesa -Vamos a tu casa.

.
La voz de mi madre es perezosa y ronca.
-¿Qué?- responde altaneramente por el citofono.
-Buenas noches, señora Rossi- le saluda cortésmente Michael.
-¿Quien es usted? ¿Qué quiere? ¿Sabe que horas son?- se queja.
-Soy Michael Main, el profesor de artes de Marzia. Me la encontré en la calle como una indigente, sabiendo que no lo es, me explico que paso. Y le ruego que la deje pasar a su hogar o me veré en la obligación de llamar a la policía- dice todavía con ese tono sereno. Abro los ojos sorprendida. Pero, increíblemente, el sonido de la puerta principal abrirse inunda el lugar y yo sonrió.

-Oh Dios, gracias Michael- digo dándole un abrazo, él se ríe y asiente, yéndose -¡Cuídate!- grito.

Entro silenciosamente en la casa y me adentro en mi habitación. Reviso mi teléfono y me encuentro con diez llamadas perdidas y cinco mensajes de Gia.

Por más que estuviera enojada, no podía dejarla con la angustia. Miro la hora "2:30 am". Le devuelvo la llamada.
-¿Hola? ¿Marzia? ¡Dios, te he llamado como loca! ¿¡Estas bien!? ¿Dónde estas? ¡Cara de culo, te odio por hacerme esto!... Mentira, te amo. Perdóname- dice esto tan rápido que apenas le entiendo. No puedo evitar sonreír.

Al final termine perdonandola, Gia siempre fue mi mejor amiga.
Me pongo la pijama y abrazo el saco de Helen, aún impregnado de su olor.
Y me dejo caer en el sueño.

.
Me meto una cucharada de cereal a la boca y prendo en televisor, en las noticias de la mañana.

-Buenos días- me saluda secamente mi madre, susurro un saludo y ella me mira de reojo.

-Lo siento...- susurra.
-¿Eh?- finjo no escucharla.
-¡Lo siento!- repite irritada, suspira -Siento no ser una buena madre. Debo darte mas libertad puesto que no estoy contigo.
-Acepto tus disculpas- digo tragando -Pero eso no enmienda las noches sin dormir y las lágrimas.

Ella se queda callada mientras se prepara su desayuno y se va a su habitación.
Término de desayunar cuando una noticia retumba con energía en la sala.

Se advertía de una serie de asesinatos macabros que ocurrían recientemente, las víctimas eran despojadas de su sangre hasta dejarlos secos. Y no se encontraba el paradero de esta.
Alzo una ceja. ¿Qué clase de monstruo retorcido robaría sangre?
Un vampiro.

Río sola y niego con la cabeza. Agarro una chaqueta y me dirijo a la calle. Solía correr desde mi casa hasta el puente que separaba la ciudad del bosque.
No era tan lejos. Pero nadie se acercaba al bosque desde que unos chicos desaparecieron por ahí.

Me coloco mis audífonos y dejo que las canciones de Oasis me alejen de mis preocupaciones.

Pero una vez en el puente, algo es diferente... Un olor, metálico tal vez. Entonces veo que en la esquina del puente entrando al bosque hay una carita feliz ":)" pintada en rojo.

A medida que avanzo veo mas y más, pintadas en el puente y árboles. Entonces noto algo. Es sangre.
Todas son hechas con sangre.

Me tapó la boca con la mano y ahogó un grito.

The Painting |Bloody P.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora