Capitulo 13

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B. Painter's POV:
Veo de reojo a Jeff, que mira con asco y fascinación su ropa manchada de sangre.

¿Algún día pararía esto?
No era por sonar muy maduro, pero aparte de Jack, yo era el único consciente de que no toda la vida podías dedicarnos a matar y a vagar.

¿Qué había más allá de eso?
Sabía que desde hace muchísimo tiempo que el cielo tendría las puertas cerradas para mi, pero eso no desechaba el hecho de que quería algo extraordinario que hacer con mi vida.

Mis sueños como el de ser artista, o viajar lejos eran impedidos por mi obsesión con la sangre y los homicidios.

-Jeff, ¿qué planeas hacer?- pregunto de golpe.

-¿Yo? Pues... Echarle un poco de blanqueador a mi ropa y suavizante, ya sabes, la sangre hace que la ro...- empieza con sus cosas de ama de casa. Aunque no pareciera, Jeff tenía una pequeña obsesión con el orden recientemente.

-No me refería a eso- suelto riendo. -Me refería a tu vida- vuelvo a estar serio.

El pelinegro se lo piensa unos segundos -Deje de interesarme en eso hace mucho.- responde simplemente.

-¿De qué hablas? ¿Planeas matar toda tu vida y tener trabajos temporales? ¿Qué pasará cuando estés viejo?- lo interrogó.

El aludido hace una mueca.
-Por Dios, Otis. A veces eres un grano en el culo. Agh, sabes bien que no llegare a la vejez, alguien me matara o me suicidare.

Abro los ojos sorprendido.
-No pensé que lo dirías tan tranquilo.

-Es la realidad, cuando te vuelves alguien como nosotros la muerte se vuelve una amiga, pero una amiga que tarde o temprano te va a clavar el puñal por la espalda. Personas como nosotros no duran tanto.

Cierro la boca y fijo mi vista en la ventana, unas gotas comienzan a caer del cielo y a estrellarse contra el vidrio.
Oigo el sonido de la lavadora trabajando y un sonoro suspiro por parte de Jeff.

-No entiendo porque sigues lavando tu ropa aquí.- suelto con molestia. Jeff ríe.

-Porque tu lavadora es mejor que la mía y porque me amas y lo sabes.

Chasqueo la lengua como respuesta, prefería la soledad, pero estar con Jeff o con Peter siempre me daba ánimos. Eso si, nunca les diría eso último vivo.

-Oye, ¿vas a seguir con esa chica rubia?- pregunta de repente Jeff. Me vuelvo hacia él con una ceja levantada.

-¿Y eso a ti te perjudica?- pregunto tajante.

-Sólo digo, soy tu amigo y se que ella va a meter las narices cada vez más en nuestros asuntos. Entiéndelo, ella es normal y apenas se entere de lo que haces huirá.

Un dolor punzante se hace presente en mi pecho.
-¿Cómo estas tan seguro de que se va a enterar?

-Esto ya no es como pintar en el bosque un retrato de ella con sangre, Helen. Ella sabe quien eres y la otra vez te vio en el bosque.

-Suficiente, Jeffrey.- lo freno irritado.

-Sabes que digo la verdad.- réplica sentándose en frente mío.

-Entonces alejate de su amigo tu también.- le encaro con los ojos entrecerrados. Estuve borracho esa noche pero claro que me entere del asuntito ese.

Hace una expresión de sorpresa y después de burla.
-Lo que tu tienes con esa chica es muy diferente a lo que yo tuve con él, ni siquiera lo he vuelto a ver.

-Mm... Ya veo. De todas formas, no está demás tener cuidado.

-Lo mismo te digo, Otis.

.

Veo de lejos a Marzia con el chico con el que Jeff tuvo algo, lo miro de arriba a abajo, ¿como se ha fijado en Jeff? Es demasiado atractivo para el cara de talco.

El invierno comenzaba a irse y con ello el clima mejoraba, pero el dio seguía siendo intenso en la mayor parte del día. Veo como le da lentos sorbos a su café mientras su acompañante mira perdido su bebida.

Le doy un sorbo a mi jugo. Desde dónde estaba mi restaurante podía ver perfectamente a Marzia y a su amigo sentados hablando.

Miro hacia el cielo que parece despejado, y rogaba porque fuera así el resto del día.

Entonces un golpe se escucha en el café donde están, Marzia se levanta de golpe con una expresión de rabia, el golpe ha llamado la atención de casi todos los presentes en la calle.

Sale disparada del café y noto como llora, la gente la observa sorprendida pero ella apenas lo nota. Rápidamente saco dinero de mi bolsillo y lo dejo encima de la mesa, corriendo detrás de ella.

Apenas puedo alcanzar su paso sin alarmarla. Veo que llegamos a una academia de baile, ella se queda embobada viendo el cartel. Las lágrimas le bajan por las mejillas para perderse en su bufanda color crema.

Rápidamente se las limpia y camina a su derecha, para cruzar la calle. ¿Qué coño le pasa?

Entonces veo que en dirección a ella se avecina un taxi que viene a una velocidad considerable, ignorando que el semáforo esta en rojo. Por instinto me apresuro a lanzarme sobre ella hacia el otro lado de la acera.

El taxi frena haciendo que las llantas paren con un chirrido ensordecedor. Aún así, ha alcanzado a impactarnos.

Oigo la respiración agitada de Marzia, que no para de llorar. Siento un dolor en las costillas que parece ir subiéndome al hombro.

-H-Helen...- susurra. -Por Dios, lo siento...

-Eres una idiota de primera, Marzia.- la reprendo abriendo los ojos lentamente, fulminandola con la mirada -Duele...- susurro con la voz ronca.

-Soy una estúpida, lo siento...- solloza. Deja de llorar, mujer.

Varias personas se acercan a nosotros rápidamente. El taxi se había ido como un rayo.

Oigo a personas gritar y a otras susurrar.

"Llamen una ambulancia."

"¿Qué fue lo que paso?"

"¿Están muertos?"

"Llama a emergencias, rápido."

Oigo como se dicen los unos a los otros, pero mi vista es borrosa. El dolor se incrementa y siento el cuerpo pesado.

Esta se la iba a cobrar a Marzia.

The Painting |Bloody P.|Where stories live. Discover now