Capitulo 7

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Dios. Se me congela el culo.

Rosa cerraba a las 9:00 pm la tienda, y ya eran las 11:00 pm. Y el puto de Helen no aparecía.
Hasta ya podría afirmar que se había burlado de mi y me había dejado plantada.

Siento como la ira se va esparciendo por mi cuerpo y calentando mi cara. Gruño y dejo el saco en la puerta de la tienda. Ojalá se lo robe un vago o algo así.

Si esto se suponía que era una cita, había sido la peor primera cita del mundo. Los copos de nieve comienzan a amontonarse en el piso y yo pateo montones, ya es diciembre.

Me pregunto donde pasaré las fiestas esta vez, me daría pena volver a molestar en casa de Gia. Tal vez con la familia de Andrew...

-¡Marzia!- oigo como alguien grita a lo lejos. Me vuelvo la cabeza como la del exorcista y veo a Helen corriendo hacia mi.

-¡Oye, perdón por llegar tan tarde!- dice tomando aire, cuando suspira, salen estelas, que me quedo mirando como idiota.

-Nunca dijiste una hora, pero aún así, estoy furiosa.- le aviso fulminandolo con la mirada. Entonces caigo en cuenta de que tiene su saco en su mano -Veo que ya lo recogiste. Así que... Buenas noches.- digo con obvias intenciones de irme, giro sobre mis talones y retomo mi caminata.

Una mano me agarra del antebrazo y me voltea con fuerza, haciendo que tropiece y mi cara quede estampada en el pecho de Helen.

Me levanto con rapidez y lo miro aún con mi expresión de furia.
-¿Qué pasa?

-Veo que no lo entendiste- dice sonriendo -En realidad me daba igual que te quedarás con el saco... Yo sólo quería estar a solas contigo.

Mi cara ahora está caliente de la vergüenza. Entonces, si era una cita. Oh Dios, que directo. ¿Qué hago? Coño, Marzia, has visto miles de películas de amor, ¿qué haría la chica en estos momentos?
Y es que, tenemos el fondo romántico y todo. Los faroles y la nieve, y el centro está prácticamente desolado.

-Ah, pues- digo con voz ronca -Vamos por algo de tomar, ¿te parece?

¿Eso estuvo bien? Dios, por lo menos no dije una estupidez. Helen asiente y entrelaza nuestros brazos, como suelo hacer con Gia.

Entramos al primer bar que vemos. Nunca fui muy experimentada con el alcohol, pero en este momento podría probar.

Increíblemente, el bar está rebosante de personas, que hablan amenamente. Nos acercamos a la barra y yo miro la cantidad de botellas de todos los colores y tamaños. Sin saber que coño pedir.

-Buenas noches, ¿qué les sirvo?- dice el muchacho que atiende limpiando una copa.

-Un mojito grande- dice Helen, me mira, esperando que pida.

-Lo mismo- balbuceo. El chico asiente y se dispone a servir las bebidas.

Me siento en un taburete y miro a Helen.
-¿Esto es una cita?- pregunto. Él sonríe.

-Es lo que tu quieres que sea.

Me muerdo el labio. El muchacho nos pasa las bebidas y yo le doy un sorbo, al parecer, no sabe tan mal como pensé.

Hablamos de cosas triviales mientras la noche va pasando, hasta ya nos acostumbramos al ambiente del lugar. Probamos bebidas que había escuchado en películas.

Estoy mareada. Y me sorprende que Helen este como si no se hubiera tomado nada.

-¿Estas bien?- me pregunta preocupado. Ya ni puedo disimular que estoy ebria.

-Eh, si. - he sonado como toda una retrasada, bravo. Helen se ríe y se levanta del taburete, me ayuda a bajar del mío. Entonces siento las increíbles ganas de ir al baño. -Oh joder, eh... Voy a ir un momento al baño.

The Painting |Bloody P.|Where stories live. Discover now