Capitulo 6

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Gia se encontraba dibujando en un cuaderno mientras yo buscaba inspiración para mi pintura. Joder, el abuelo se iba a decepcionar si no lo hacia.

-Gia, ¿en qué te inspiraste haciendo tu pintura?- pregunto, atrayendo su atención, ella me sonríe.

-En la naturaleza- dice haciendo formas raras con sus manos -Y en Frida Kahlo. Dios, la amo. Me vuelvo lesbiana por esa mujer.

Suelto una carcajada y ella sigue en soñada. Gia es muy rara y así me gusta. Mi celular suena y miro un mensaje de cierto rubio.

"Mi hermana cumple años mañana y no se que coño regalarle. Ayuda pls."

Sonrió y se lo nuestro a Gia. Esta suspira y teclea algo, después me devuelve el teléfono y veo su respuesta.

"¿Dónde estas? Vamos para allá, relaja tu culo."

Casi de inmediato, la respuesta del rubio llega.

"En el centro, cerca de la fuente. Vengan rápido."

Me levanto y agarro un saco azul marino, Gia sale dando trompicones, después de todo, mi madre no estaba para regañarnos.

El frío inundaba el lugar y no era raro ver gente casi ahogada en ropa, suelto aire retenido y sonrió al ver como una estela de vapor queda suspendida en el aire.

-Que tierna eres Mar, te como todita- se burla Gia. Pongo mis ojos en blanco y ella me agarra del antebrazo llevándome a la fuente, donde estaba Andrew.

El rubio nos sonríe y nos da un abrazo tan fuerte como para dejarnos sin aire.

-Gracias por venir. Ahora, ustedes conocen a Sophie, ¿que podría darle?.

-Tu hermana parece una jodida modelo- analiza Gia, después le da un vistazo a Andrew y me dice con la mirada <<como toda la pinche familia>>. -Así que compremos algo de ropa.

-No puedes ser más básica ¿no?- bufa Andrew. Gia le enseña su famoso dedo del medio y él se vuelve hacia mi.

-¿Y tu, Marzia? ¿Qué debería darle?.

Lo pienso por unos segundos y después sonrio.

-Recuerdo que ella dijo que tenía una obsesión con las brújulas. Podríamos comprarle una muy bonita en la tienda de antigüedades que queda por acá. Se que le gustará.

A Andrew se le ilumina la cara y me revuelve el cabello.

-Eres una genio. Venga, vamos.

.
La tienda de antigüedades era mi lugar favorito del centro. Vendían todo tipo de cosas, aparte, Rosa, la vendedora, era una mujer de unos cuarenta años, pero que es un amor de persona.

El lugar es casi lúgubre y es muy fácil perderse, ya que parece un depósito más que una tienda. Las cosas están amontonadas por las paredes y en medio del lugar, como un laberinto.

-Diu, este lugar parece una casa fantasma- protesta Gia. Andrew asiente y tose debido al exceso de polvo del lugar. Yo ya estaba acostumbrada a el, así que paseaba por ahí en completo silencio.

Veo una cabellera roja aproximarse a mi, sonrió a Rosa, que abre sus brazos como bienvenida.

-¡Marzia! ¡Hace tiempo que no venías!- dice abrazandome. Correspondo su abrazo. -Pensé que te habías olvidado que eres mi compradora favorita, bueno, tu y ese muchacho emo.

Enarco las cejas. A veces Rosa podía ser muy imprudente al hablar. No sabía a que se refería con muchacho emo, pero cualquiera que vistiera de negro, al parecer ya era emo.

-En fin nena, ¿qué buscas?

-Brújulas. Es para un regalo.- y ahora que caía en cuenta, había perdido a Andrew y a Gia entre los pasillos de cosas.

-Con gusto. Sígueme.

Camino detrás de ella, observando todo a mi alrededor. Entonces ella se detiene y choco contra su espalda, mascullo una disculpa que parece no oír y saca una caja de madera empolvada.
La abre cuidadosamente y veo una gran cantidad de brújulas de todos los tamaños y colores.

-Son hermosas...- susurro. De seguro a Sophie la volvería loca cualquiera de estas. Las examino mientras paso mis dedos por ellas.

Entonces agarro una. Parece estar hecha de plata y su marco es en espirales, su aguja aún giraba, pero seguro ya estaña dañada.

-¿Cuánto por esta?- pregunto.

-Cincuenta dólares.- asiento y le indicó que voy a buscar a Andrew y a Gia, que ya deben de estar desesperados. Después de todo, me conocía muy bien este lugar como para no perderme.

Meto la brújula en mi bolsillo y empiezo a jugar con cosas que me encuentro, como espejos, collares y anillos. Pero inconscientemente, buscaba pinturas.

Encuentro aquella que tanto me gustaba, titulada "Espíritu confundido" , era una mezcla de colores vivos y a la vez suaves, perfeccionados en una forma, que para mi, era el reflejo verdadero del alma.

El artista nunca fue reconocido, y esta pintura, que consideraba una obra de arte, quedo en el olvido. Sin embargo, nunca tuve suficiente dinero o espacio como para comprarla.

-¿Te gusta?

Me sobresalto soltando un chillido, y me encuentro con Helen, que al parecer había estado detrás mío, mientras yo observaba como idiota la pintura.

-¿Q-qué coño haces aquí?- pregunto atropelladamente.

-Me gusta venir aquí. Encuentras cosas muy interesantes. Siempre compro algunos pinceles aquí.

Abro los ojos con sorpresa.
-¿Tu...pintas?

-Eh, bueno, a veces, suelo hacelo.- dice nervioso, y tal vez era la primera vez que lo veía nervioso.

Me gustaba verlo así, sonrojado por los nervios, con su cabello negro alborotado y sus ojos azules expresivos y llenos de secretos.

-¡Maldita estúpida! ¡Estábamos buscándote!- oigo el aullido inconfundible de Gia, unos brazos fuertes me sujetan la cadera y me abrazan.

-Pudiste haber muerto...- bromea Andrew intentando sonar dramático. Suelto una risita. Pero mi rostro se contrae al ver la expresión de Helen: seria e indiferente.

-Oye... ¿Este no es...?- empieza Gia.

-Si, él del concierto. Al parecer, él también frecuenta esta tienda- suelto interrumpiendola. Andrew aún me tiene entre sus brazos mientras examina a Helen con la mirada.

-Me tengo que ir.- suelta de repente. Mientras se aleja de nosotros.

-¡Espera!- casi grito. Andrew y Gia me miran sorprendidos, y Helen sólo se voltea hacia mi con su típica expresión. -No te he devuelto tu saco...

-Entonces tráelo esta noche. Aquí nos veremos. Pero... Ven sola.- Ahora comparte algo con Rosa, su imprudencia.

La susodicha aparece de la nada y sonríe hacia Helen.
-¡Eh, chico emo! ¡Vuelve pronto!

Ahogó una carcajada y Andrew paga la brújula. Salimos de la tienda y siento sus miradas sobre mi.

-¿Qué les pasa?- gruño irritada.

-Te va a violar- suelta Gia.

-Te quiere dar drogas- suelta Andrew.

Me detengo en seco y pongo los brazos en jarras.
-Escúchenme bien. Él no es así, y no por estar solos me va a violar o a drogar. Así que espero que no se pongan a espiarnos como se que lo harán.

El rubio suelta una risita.
Entonces ambos intercambian miradas cómplices, para luego mirarme de nuevo.

-Es como una cita.- sueltan casi al mismo tiempo.

Mis mejillas de coloran y vuelvo a caminar, con ellos detrás chillando como quinceañeras.

¿Una cita? ... ¿Con Helen?

The Painting |Bloody P.|Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin