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EL TEMPLE DELOS AUDACES

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EL TEMPLE DE
LOS AUDACES

°•°

EL CANTO DE LAS AVES QUE VOLABAN FUERA DEL INVERNADERO, junto con el ligero soplido del aire hacían que sus nervios se apaciguaran. Sin contar que el sonido del agua que caía de la regadera que tenía en la mano, se mezclaba perfectamente con la armonía tranquilizante de los ruidos del medio ambiente.

La pelirroja estaba silbando la misma canción que su novio le había cantado en San Valentín. Tal vez ella no supiera cantar, pero silbar era otra cosa. Podría soltar unos potentes silbidos como un albañil a mitad de obra, pero también podía silbar sin problemas las melodías de las canciones.

Así que ahora estaba ahí, en medio del invernadero de herbología, entre flores y plantas, con un agradable olor a tierra húmeda, disfrutando del clima cálido que abril le regalaba.

Con un vestido de seda color amarillo y estampados de rosas, la joven se desplazaba de repisa en repisa con finos y suaves movimientos, como si estuviera danzando al compás de la melodía que silbaba.

Antes jamás se hubiera imaginado que le gustarían las flores, tal vez porque en la Hilandera había pocas, o porque cada vez que la señora Evans la invitaba a decorar su jardín ella se encontraba ocupada. Nunca se pudo dar el tiempo para ese tipo de cosas, pero ahora que Stella la había arrastrado a eso, lo estaba disfrutando realmente.

Eleanor se giró con el fin de ir por más agua, sin embargo, fue atrapada al apenas voltear. Un par de brazos la envolvieron y la tomaron por la cintura, pronto comenzaron a balancearse junto con ella. La bruja se vio sorprendida por un instante, pero más tarde una gran sonrisa iluminó su rostro. James estaba ahí, con su uniforme de quidditch y esos despeinados cabellos azabaches.

Aquel joven mantenía una gran sonrisa en su cara de enamorado, y estaba ligeramente sorprendido por escuchar cómo la joven silbaba sin problemas aquella canción que repitió como doscientas veces antes de aprenderla. Entonces, la bruja pasó sus manos por detrás del cuello del león y con pasos torpes que pronto se volvieron fluidos, ambos siguieron bailando por el invernadero, siendo rodeados de la naturaleza del lugar y de ese clima cálido que el día les regalaba.

Ese tipo de momentos era los que James más atesoraba, estar junto con su novia en donde ambos estuvieran relajados y felices, no era más que el más valioso de los oros.

─Te ves preciosa con ese vestido.

─¿Verdad que sí? La persona que me lo regalo tiene un muy buen gusto.

─¡Gracias! Obviamente tengo buen gusto ¿Quién crees que arregle el closet de los demás chicos?

─Sirius.

─¡No! Bueno sí, pero después de él yo soy el encargado.

Eleanor sonrió y pronto le dio un pequeño beso en los labios a su chico. Lo que más le encantaba de esos momentos en los que podían estar juntos y solos, es que ella podía ver con detalle el rostro de James. Tenía unos grandes ojos marrones, y unas cejas tupidas, pero también contaba con unas largas pestañas, aunque estas estaban ligeramente caídas.

SURVIVOR ✓ ➳ James PotterWhere stories live. Discover now