𝙎𝙐𝙍𝙑𝙄𝙑𝙊𝙍 || ❝ Solamente tenemos un único objetivo, no morir. ❞
James tuvo la desgracia de ir a casa de Lily a pedirle una cita. Por consejo de su amigo más sensato, se presentó de una manera romántica y formal.
Sin embargo, como siempre, las...
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UNA NAVIDAD AMARGA •°•
—¡NO ME VOY A CALMAR! ¡POR UN DEMONIO NO VOY A CALMARME!
—O'Malley...
La pelirroja tomo un vaso de whisky y rápidamente se sirvió un trago. Después de casi un año sin beber alcohol, nuevamente volvió a sentir su garganta arder debido a aquel líquido que bebió de golpe.
—¡Estoy muerta! ¡Jodidamente muerta! — la pelirroja arrojo el vaso estrellándolo contra la pared. —¡Morí! ¡James y yo estamos muertos! ¡¿Cómo diablos es que James y yo morimos?! ¡¿Por qué tú te hiciste cargo de mis hijos?! — rugió colérica y asustada por igual.
—Eleanor... — los ojos negros del pocionista eran testigos de cómo poco a poco su amiga estaba perdiendo la cabeza. Quería preguntar qué era lo que había visto, sin embargo, dudaba mucho que la pelirroja fuera siquiera capaz de hablar correctamente sin gritar o destruir la casa en el intento.
Aquella serpiente tomo una gran bocanada de aire e interceptó a la joven. Una vez que sus ojos oscuros conectaron con aquella mirada verde, murmuró. —Legeremns.
Inmediatamente Severus se adentró a la mente de su mejor amiga. La bruma escarlata era mucho más densa y espesa que la última vez. Y ahora, podía sentir aquel fuerte y enloquecedor dolor de cabeza con el que la pelirroja estaba lidiando.
Tuvo que hacer un gran esfuerzo para navegar en aquella bruma que parecía ser un mar de sangre. Hasta que la misma Eleanor quitó las barreras y le permitió el acceso.
El dolor en su cabeza incremento, sentía como si alguien le estuviera golpeando con un martillo y le estuviera abriendo el cráneo con las manos.
Y entonces pudo verlo.
Vio a Harry y a James con claridad. Los dos bebés ya no eran unos bebés, eran unos adolescentes de tal vez quince años. No podía concebir el hecho de que el pelirrojo fuera una réplica exacta de Eleazar a su edad, o que el moreno fuera idéntico a su padre, incluso tenía las mismas gafas.
Pero nada ni nadie lo preparo para verse a él mismo. Era él definitivamente, pero mayor. Más alto, menos delgado, vistiendo una túnica negra y con su cabello nuevamente largo.
Era él, pero no era él. Sus ojos eran diferentes, se veían cansados. Él Severus de ese tiempo se veía sumamente agotado, sin embargo, había un extraño brillo en sus ojos, y en su rostro se formaba una sonrisa tranquila y feliz cuando le relataba a la pelirroja la vida de sus hijos.
Hijos de Eleanor que él crío como suyos, porque sus padres...
Dos años, los niños tenían dos años y él los criaba. Eso solo significaba una cosa, que a James y a Eleanor no les quedaba mucho tiempo.
