40 | ATONTADOS

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La respiración del alfa era pausada, silenciosa y diafragmática. La barriga, que de por si era abultadita por culpa de las galletas, se hinchaba con cada inhalación. La sábana le cubría apenas del ombligo hacía abajo, por lo que, para su vergüenza y orgullo, las marcas que dejó en todo su torso eran cien por ciento visibles con la brillante luz del día que se colaba por el ventanal.

Allí, acostado en la cama envuelto en el aroma a café, estaba debatiéndose entre sentirse abochornado, satisfecho o maniáticamente victorioso. Se mordió el labio cuando Bright se removió un poco y la sábana bajó unos centímetros.

"Ai'Win, afortunado, por fin podrás entender las anécdotas de Mix"

La verdad es que se sentía en una nube, no pudo evitar perderse en las sensaciones hasta el punto en el que perdió la cuenta de cuantas veces lo hicieron, no recordaba en qué momento había oscurecido, tampoco cuando se quedaron dormidos. Su celo ya había terminado y solo sabía que eran las doce y media del mediodía gracias al reloj de la pared.

Lo que sí recordaba eran las posiciones, las palabras, sus acciones y exigencias; y aunque su rostro debería estar explotando de lo rojo le alegraba rememorar la mirada excitada de su alfa, que le cumplió todas las órdenes sin rechistar. Cuando Bright tenía que descansar y Win seguía calenturiento el mayor se encargó de masturbarlo e incluso hacerle sexo oral para satisfacerlo mientras se reponía. Entendía porque seguía durmiendo, a diferencia suya, Bright no estuvo en celo y tuvo que tratar con un omega de resistencia fortalecida. Su cuerpo debía estar bastante cansado, incluso Win estaba exhausto y eso que biológicamente para él era más fácil recuperar energía.

—Te has portado muy bien, P'Baii, mereces recompensado —murmuró, acercándose para dejar un beso sobre la mejilla de su novio.

La verdad es que ese día Metawin había tenido el mejor despertar de su vida: desnudo, junto a Bright, también desnudo.

No, no era por el hecho de que no estuviesen vestidos. Win no era un pervertido... o tal vez sí, pero en este caso era por la cercanía que sentía al estar allí, acurrucado en el brazo de su alfa, rodeado del aroma de ambos después de haberse unido físicamente. Era un cursi, le echaría la culpa a su lobo, que dormitaba pacíficamente acurrucado con el de Bright, en algún lugar de sus corazones.

Se sentía tan feliz, tan completo. Y no es que antes hubiese sido menos.

Desde que empezaron su relación el punto de la comunicación se volvió una necesidad de parte de ambos. Tuvieron varias conversaciones dónde se confesaron mutuamente muchas cosas, tanto buenas como malas, no estaban orgullosos de haber espiado y rebasado la privacidad del otro pero decirlo les ayudó a trabajar en la confianza y ahora que eran una pareja con todas las letras sus lobos adquirieron seguridad.

The Presentation [La presentación] ¬BrightWinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora