❝Baji Keisuke❞

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Soulmate;

Ven el mundo en blanco y negro, hasta que cruzan miradas con su alma gemela, comenzando a ver todo a colores.

   Odiaba a mi alma gemela

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   Odiaba a mi alma gemela. La odiaba con todo mi desconocimiento y mi razón; nacer sin la capacidad de ver los colores fue uno de los hechos más atroces que he vivido a lo largo de los años. “¿Cómo crees que me veo?”,“Ese color te sienta fatal, mejor pruébate este”, “¿Cuál es tu color favorito?”: eran preguntas que tuve que escuchar de manera constante. Parece que la vida se había cebado conmigo, porque todos mis allegados sabían que carecía de esa facultad, pero siempre había alguien que necesitaba recordarme o regocijarse de mis desgracias.

   Mi mejor amigo, Chifuyu Matsuno, decía que estaba siendo injusta con mi alma gemela, ya que para nuestra desgracia esa persona también padecía la misma incapacidad que yo. ¡Pero me importaba un bledo! Él podía escuchar a la suya cantar todos los días; Takemichi halló a Hina en el instante en que se miraron —y según la chica fue una conexión extraña y sobre todo inefable—; incluso, Makoto, la había encontrado. Su alma gemela era una chica de tercer año con la que chocó accidentalmente y vio sus futuras memorias. ¡Injusto era que yo tuviera que pasar por esto! ¡Injusto era que nadie pudiera decir algo como: “Tienes razón, es una mierda, pero no estarás sola”! Porque así es cómo me sentía: sola e incomprendida.

   Chifuyu y yo deambulamos por el pasillo del centro, habían culminado las clases y ambos dirigimos nuestros pasos hasta el aula, donde sorpresivamente nos topamos con una extraña escena. Se trataba de un adolescente siendo acosado por un popurrí de cavernícolas; mi primera reacción fue adelantarme, pero fue el rubio quien impidió que cometiera una imprudencia. La víctima vestía un traje azul marino, portaba gafas progresivas y su cabello engominado era la guinda de su atuendo: parecía un auténtico nerd.

—Déjamelo a mí, Alex—Ordenó de forma tajante mi amigo, supuse que estaba irritado porque las cejas apenas visibles por su flequillo se habían contraído—. ¡Eeh, capullos! ¿Qué mierda hacéis? ¿Queréis jugar un rato? ¡Ya veo!

   Dibujé una brillante sonrisa cuando recibimos toda su atención. El más alto y el que probablemente sería líder del grupo, se giró con el rostro resquebrajado; que interrumpieran su diversión le despertó una insaciable ira. Se podía palpar la tensión en el ambiente.

—¿Quién cojones eres, eeh?—Reclamó este, se aproximó hasta Chifuyu siendo secundado por sus tres orangutanes—. ¡Eres una maldita cucaracha! ¿¡Cómo te atreves a hablarme así!?

   Estaba tan furioso que vi gotas de saliva salpicar contra el rostro de Chifuyu; casi río al compararlo con un perro rabioso, pero me mantuve seria y, sobre todo, expectante frente a los varones. Mis niveles de alerta se elevaron de un modo exponencial, si alguno de ellos hacía un movimiento sabría pararlo, estaba segura.

—Dejadlos en paz—Habló una voz gruesa y gélida—. La pelea es conmigo.

—Cállate, eso estoy tratando de resolver, cara pene—Soltó el líder dedicándole una fulminante mirada.

   Chifuyu sabía que si alzaba primero el puño tendría las de perder: nos encontrábamos en el instituto y, para más inri, ese idiota se salía con la suya en cada altercado. El cómo lo conseguía es algo que no conocía, pero que sospechaba. Aquel bravucón era intimidante, para qué engañarnos. Debía tener los ojos claros que casi se difuminaba con el fondo blanco; el cabello oscuro le caía por la frente dejando una de sus cejas partidas a la vista; y en la esquina de su labio inferior decoraba una cicatriz. Además, que nos mirase de esa manera tan desinteresada, pero a la vez, encabronada, solo lograba que tus piernas se sintieran flácidas y de gelatina.

—Busquemos un lugar adecuado para acabar con esto, ¿no creen?—Volvió a hablar el acosado.

   En ese momento advertí que estaba erguido, parecía una tabla de lo recto que se posicionó. Deduje que el miedo lo paralizó.

—Al fin nos ponemos de acuerdo en algo, nerd—Rió con malicia el chico.

   Escoltados por la pandilla, los tres anduvimos hasta la parte trasera del centro, donde el sol escondiéndose propiciaba un paisaje de lo más encantador, sin embargo sentí envidia al verlo huir. Yo también deseaba salir de esa situación cuanto antes.

   Fue entonces cuando Chifuyu recibió el primer golpe en el estómago; iniciaron una oleada de patadas y puñetazos por todo su cuerpo. Quise hacer algo al respecto, exigir que se detuvieran o que terminaría llamando a la policía, pero había perdido la voz y, también, las fuerzas.

—Tranquila—Susurró con ese tono tan varonil, se deshizo de las gafas y liberó su larga melena—. Os protegeré.

   Casi me caigo de culo al conectar miradas con el desconocido. ¡Tenía los ojos de un color tan bello! Pronto descubrí que mi alma gemela se hallaba sorprendida y al mismo tiempo feliz, porque me regaló una sonrisa de oreja a oreja. Pese a que sentencié que la persona con la que compartiría mi futuro recibiría todo mi repudio, la realidad me golpeó de lleno en la cara. El calor en mis mejillas y el posible tono carmín fueron suficientes para que el chico me guiñara el ojo.

   Un popurrí de emociones me embriagaron, todo a mi alrededor era monótono, pero malditamente bello. Discerní las distintas tonalidades que me rodeaban y pude disfrutar por primera vez de estar en la calle, viendo cómo el cielo tomaba un color de lo más hermoso.

—Soy el capitán de la 1ª división de Tokyo Manji, Baji Keisuke—Se presentó él mientras golpeaba su puño contra la palma de su mano, listo para pelear.

   “No puede ser, ¿acabó con ellos él solito?” fue lo que pensé tras unos segundos. Keisuke se encargó de tumbar a los delincuentes en un santiamén. Sin siquiera conocerlo, estaba orgullosa de que honrase tan jodidamente bien su etiqueta como capitán.

—¡Escuchen imbéciles!—Gritó Baji aún más encolerizado—. Si golpean a uno de mis amigos, mi pandilla entera vendrá por ustedes. Y que no se les olvide: ese tipo es mi amigo y ella es mi chica.

 Y que no se les olvide: ese tipo es mi amigo y ella es mi chica

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❝One-Shot | Tokyo Revengers❞Where stories live. Discover now