❝Manjiro Sano❞

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Soulmate;

La primera vez que cruzas miradas con tu alma gemela, ambos pueden escuchar campanas de boda.

La primera vez que cruzas miradas con tu alma gemela, ambos pueden escuchar campanas de boda

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   Me detuve frente a su pupitre mientras dejaba caer una bolsa con un surtido de gominolas. Supuse que mi semblante lo había intimidado, pero tampoco quise corregir mi postura: estaba irritada. Kazushi abrió los ojos de sopetón, chispeantes y relucientes al momento en que advirtió que su petición había sido cumplida. 

   Quince minutos atrás, mucho antes de acudir a la cafetería y comprar en las máquinas todo tipo de comida ultraprocesada para mi amigo, le había rogado por su ayuda en Literatura Japonesa, cuya única tarea era leer una obra contemporánea que nos llamara la atención. Todo ello para examinarnos sobre lo aprendido en dicha lectura. Claramente, no lo había hecho, y Yamagishi prometió que me resumiría el que culminó la noche anterior —pues él tampoco se caracterizaba por ser un alumno excepcional—. ¡Juro que fue la última persona en la que pensé! Los demás se habían negado de manera abrupta y tajante. Incluso Takuya, mi fiel compañero y colega permaneció en silencio con “la mirada”; esa tan serena y a la vez reprochadora, como la de una madre.

   Yamagishi Kazushi sonrió tanto que sus ojos se perdieron; yo solo deseaba golpear su estólido rostro hasta hacerlo hablar.

—¿Ya?

   Meneó la cabeza hacia un lado, con las cejas fruncidas y un palo de regaliz en sus labios. Parecía un cachorro confundido al ser regañado por su dueño.

—¿Ya qué?—Contrapreguntó él.

—¡Que si ya me vas a ayudar, idiota!—Reclamé luchando por paliar mi cólera.

   Soltó un sonoro “Oooh, eso” que fue acompañado de una risita nerviosa.

—Verás… Yo tampoco he leído ningún libro—Confesó encogiéndose en el lugar, ya que mi cuerpo había comenzado a acercarse al suyo: estaba predispuesta a borrar su sonrisa—. ¡No me mires así! La culpa es tuya por ser una estudiante nefasta.

—¿Y me lo dices tú que usas las gafas solo para verte inteligente?—Pregunté señalándolo de manera acusadora.

   En parte no estaba equivocado, era horrible para los estudios, y eso se podía confirmar a simple vista, pues mis notas se habían mantenido en un rango entre el cuatro y el seis —siendo el seis uno de los números más repetidos en educación física—. Sin embargo, él era otro cazurro. De hecho, lo era aún más que yo. ¡Y eso ya era un decir!

—Al menos puedo aparentarlo—Se burló de mí haciendo reír a nuestros amigos—. En cambio a ti se te nota lo burra desde la distancia.

   Procedí a realizar el truco que mi psicóloga me había aconsejado en terapia justo en situaciones de estrés como esa. Conté mentalmente hasta el número diez, el fin de esto era que mi respiración se calmase y que las emociones que me asfixiaran se regulasen. Para qué engañarnos, de poco sirvió.

❝One-Shot | Tokyo Revengers❞Where stories live. Discover now