Narra Camilo.
Estaba a cerca del claro cuando comencé a ver el bosque cubierto de hielo, respiré profundamente para adentrarme en el hielo. Podía escuchar su llanto antes incluso de de llegar al claro. No tenía muy claro que hacer pero debía intentar algo.
Estaba sentada en el suelo, abrazándose. Me acerqué con cuidado.
-Camilo- ____...
Se giró rápidamente asustada y me miró para retirarse rápidamente las lágrimas de sus ojos.
-____- Camilo, que haces aquí, no deberías estar aquí, es peligroso, tienes que volver a la casa.
-Camilo- Tranquila ____, mira llevo el cubo de mi tío.
-____- Hablo en serio, no deberías estar aquí.
-Camilo- No voy a irme sin ti.
Intenté acercarme y un fuerte viento comenzó a empujarme hacia atrás.
-____- No te acerques. No lo controlo.
-Camilo- Está bien, me sentaré aquí.
-____- Deberías irte.
-Camilo- Nos iremos pronto, tranquila.
No parecía muy segura pero se mantuvo en silencio intentando retener las lágrimas.
-Camilo- Cuéntame, que pasa.
-____- No es nada.
-Camilo- ¿Ah, no?
-____- No, estoy perfectamente.
-Camilo- ¿Sigue granizando sabes?
-____- No puedo pararlo.
-Camilo- No digo que lo pares, es solo que sé que algo pasa.
Miró al suelo.
-____- No puedo contártelo.
-Camilo- ¿Por qué no?
-____- Solo estoy un poco sensible de más, eso es todo.
-Camilo- Tranquila, es algo normal.
No terminaba de cuadrarme pero si no quería contármelo yo no podía insistir. Suspiró intentando calmarse, casi podía escucharla cantar en su cabeza esa cancioncita de cuando intentaba calmarse. Sonreí con ternura. Poco a poco dejó de granizar. Me intenté acercar un poco más a ella sin éxito.
-____- ¡NO! ¡Espera! Por favor...
-Camilo- De acuerdo, tenemos todo el tiempo del mundo.
-____- Lo siento mucho, seguro que todos están molestos.
-Camilo- Oh no, para nada. Mi tío Bruno quería venir conmigo y mi mamá estaba muy preocupada, un poco como todos. No sabía que seguías fuera.
-____- No podía contenerlo más y preferí alejarme.
-Camilo- Lo entiendo, pero no tienes por qué pasar por esto tu sola. Yo no tengo problema en escucharte, ni nadie de la casa lo tendría. Y si necesitas un abrazo yo soy tu hombre.
Rio débilmente un pequeño avance.
-____- Tu no eres un hombre, eres un camaleoncito adorable.
-Camilo- Oh vamos, ya casi soy un adulto. No puedes seguir llamándome camaleoncito.
Me acerqué un poco más con cuidado.
-____- Sabes que te encanta.
-Camilo- Puede que me guste que me consideres adorable pero una cosa no quita la otra.

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Un corazón helado. Camilo Madrigal y tu (Encanto)
Hayran KurguEn esta historia tú eres la protagonista. Conoces desde niña a todos los miembros de la familia Madrigal al menos de oída pues tu madre nunca te permitió salir de casa para proteger al mundo de tu don. Ahora tienes una oportunidad de demostrarle que...