Capitulo 9.

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Mikey.

Yaki en qué momento dejaste de ser tan esponjoso, estas algo duro, aunque sigues suave y la almohada que coloco siempre entre mis piernas está en las mismas condiciones. La luz del sol comienza a lastimar mis ojos, perjudicando mi sueño, dudo poder seguir durmiendo de esta manera. Poco a poco separo los parpados sin mover ni un poco mi cuerpo, quiero saber que paso con Yaki y mi almohada usual.

¡¡¡¿¿¿¿Qué PASO AQUÍ?????!!!! A unos pocos centímetros se encuentra Draken durmiendo, este seria el mejor momento para salir de aquí lo más rápido posible, si tan solo alguna parte de mi quisiera moverse, en su lugar solo puedo observar su tranquilo rostro durmiente adornado por unos mechones dorados cayendo en sus pómulos. Bajo la vista a donde están mis brazos los cuales abrasaban una de las manos de Draken. Me gustaría decir que quiero soltarlo, pero eso no seria del todo cierto, han pasado años desde la ultima vez que dormimos juntos. No es necesario ver lo que abrazan mis piernas, está más que claro, seguramente es una pierna o incluso la cintura de Draken.

Debería separarme de él lo antes posible, pero una vocecita me dice que no lo haga y del arrepentimiento obtenido al hacerlo, extrañamente le hago caso y continúo viendo su rostro tranquilo, apacible y sereno. Con el paso de los segundos, minutos e incluso horas (perdí la percepción del tiempo desde hace mucho) lejos de incitarme a levantarme y salir, me motiva a acercarme más, mas, mas, solo un poquito más.

—¡Chicos ya levántense, la escuela no los esperara! — El señor Ryujushi, me acercan de nuevo a la realidad y no soy el único que sale de la ensoñación, el rostro de mi acompañante se comienza a mover dando a entender su próximo despertar. El alejarme en este momento es imposible, decido continuar en mi posición actual con la uncia diferencia de que cerre los ojos, fingiendo dormir.

No puedo describir el rostro de Draken por que no lo estoy viendo, en lugar de eso escucho el roce de las sabanas contra su ropa, acompañado de un suspiro. Unos segundos mas tarde separa con cuidado a mi pierna de su cintura y su brazo de mi pecho, sale del futón, puedo escuchar sus pasos dirigiéndose a la puerta y el rechinido de esta, indicando como la abre. Espero a que salga de la habitación, un momento que nunca llega, con el paso de unos minutos regresa a donde estoy toma el futón, supongo que me sacara a patadas o me quitara la cobija, mi sorpresa es grande al notar su indecisión, decide arroparme tapando mis pies, brazos y hombros, en esta ocasión sale del cuarto.

Al cerrar la puerta abro por fin los ojos, el se ha ido hace ya minutos y yo sigo indeciso en salir de la cama o permanecer aquí hasta su regreso, ¿Nuestra relación cambio con esta noche?, ¿Debería seguir con mi plan?, ¿Quiero seguir haciéndole daño? La actitud que me ha mostrado siempre ha sido defensiva, nunca trato de hacerme daño sin que yo lo incitara y de eso solo han pasado un par de años. Cuando termine con muestra amistad pareció no afectarle y quería volver a hablar conmigo a pesar de mis tratos, lo dicho por su padre ayer probablemente solo fue una broma, pero si hubiera sido así Draken no habría actuado algo desesperado.

Saco las manos del futón, llevándolas a mi rostro y tapando mis ojos. Maldita sea Draken, ojalá no me hubieras traído a casa ayer y sido tan amable conmigo, todo sería más fácil y yo no me sentiría como la peor mierda en la tierra. Cuando desperté en la mañana abrazándote, aferrándome a ti, me asuste, sin embargo, aquel sentimiento de temor se disipo rápidamente al cabo de unos segundos, tu calor tan familiar a pesar del tiempo, tus extremidades tan conocidas a pesar de su cambio y tu olor tan característico, sembró en mi tranquilidad y momentáneamente, temporalmente sentí un sentimiento cálido en el pecho. Demonios Draken ¿Qué hiciste conmigo?

Frustrado salgo del futón y me siento en la cama, lugar donde debí permanecer toda la noche. El futón se ve desordenado, demostrando el movimiento ocurrido durante toda la noche y sigo sin entender como llegue ahí. Me levanto para poder hacer la cama, recoger el piso y doblar el futón acomodándolo encima de la cama, es lo menos que puedo hacer. Ayer me sentí fatal y el me ayudo, me gustaría agradecerle de alguna manera, después de todo no tenía ninguna obligación con mi persona.

El plan tOù les histoires vivent. Découvrez maintenant