Capítulo 24❀.

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Hubo cero heridos y un muerto; únicamente su mamá y como siempre, Louis se quedó viendo todo lo que sucedía sin ninguna expresión.

Mark apareció mucho antes de lo esperado, tras la puerta de casa, y fue entonces cuando todo salió a la luz, intentó juntar toda la saliva que pudo, hasta que sobrevino un mareo y se sintió flotar.

En cuanto les fue posible, emprendieron camino, Niall los guiaba, Mark escucho todo de su boca también, los Horan se dieron cuenta demasiado tarde que aquel secreto había ido demasiado lejos.

El mundo era redondo y en algún punto, tarde o temprano, todo volvía a su sitio.

El camino los dejó en una laguna, alejada de la ciudad, el lugar era estrecho y enfilado por piedras y montañas. No se veían ni casa ni personas.

No había nadie más, solo agua.

Con la misma intensidad con la que Mark había buscado a su omega durante los primeros 3 años, se entregó a la búsqueda ese día. Le dolía el alma, su rostro reflejaba una máscara de terror y el corazón le palpitaba, la respiración le pesaba y un leve zumbido le martilleaba los oídos.

El tiempo los envolvió demasiado rápido, pero cuando el crepúsculo los abandonó y los envolvió en una manta oscura, el reflejo en el agua de un destello llamo la atención de los presentes. Se quedaron inmóviles durante unos instantes, fríos. Era un sentimiento extraño, un presentimiento y una necesidad de no encontrar nada.

La administración de justicia y los forenses estaban sobre sus pies frente a ellos.

—¿Han encontrado algo?— preguntó Louis. ¿Lo habían hecho? Cerró sus ojos y se visualizó a sí mismo tomando valor y caminando hasta ellos.

—Quédate donde estás, Louis.— escuchó a lo lejos a su padre.

Y así, antes de verlo, ya sabía que la habían encontrado. Ya sabía quién era la que está tras las puertas del automóvil. Antes de verlo, ya sabía la verdad.

Mierda, por el amor de Dios...—los hombres exclamaron.

Louis se inclinó hacia delante, temblando incontrolablemente mientras sacaban aquel vehículo repleto de moho, miró hacia otro lado para no tener que ver la realidad, pero mirar hacia abajo fue aún peor, porque los gritos se hacían más presentes.

Había demasiado caos.

De pronto, un olor nauseabundo lo golpeó de repente, porque detrás de ese moho, de todo el moho, había algo más.

¿Estás bien, Louis?

¿Papá?

¿Qué sucede, hijo?

¿Puedes venir? Yo... no me estoy sintiendo bien.

Cielo, yo...

Llévame a casa, no me siento bien. No quiero ver su rostro, el sonido, su voz...

Se sintió preso de un miedo paralizante, no sentía de dónde más aferrarse.

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Las sombras no podían hablar y los muertos tampoco, pero ella estaba ahí, frente a él, lo sabía porque estaban esos ojos azules observándolo, eran pesados, oscuros, demasiado aterradores para no temerles.

Había estado centrado toda la noche en mantener a Harry sobrio y fuera del karaoke, pero nunca fue muy bueno cuidando de nadie. Lo vio a lo lejos, tenía una sonrisa en su rostro, una copa de vino en sus manos y sus labios mojados, incitando a Louis a robarle una probada de ellos.

—¿Cuál es la razón por la que no me quieres cerca?— Era su voz, su maldita y aterradora voz.

—¿Mamá?— El destello en su mirada soñadora se apagó y el pedacito de valentía que había conseguido se esfumó, quitándole la armadura.

¿Tu padre dónde está?—Apareció de la nada, sin explicaciones, sin aviso, ¿Actuaría como si nada hubiera pasado? ¿Dónde había estado todos estos años?

Yo... no lo sé, con Des...

¿Dónde está tu cita?

Lo miró a lo lejos, echándole un vistazo para comprobar que era real. Con las cejas fruncidas, pasó sus dedos por su copete cerciorándose de que estuviera en su lugar.

—Es él...— suspiro con fuerza y le hizo una señal a Harry.

El brillo en aquel verde escarlata tintineo, mezclándose con las luces y los sonidos ensordecedores de la fiesta. El alfa caminó hasta él, abandonando la copa de vino en la mesa más próxima y se limitó a darle un beso en la frente, como si supiera lo que estaba a punto de suceder.

¿¡Has enloquecido!?—gritó, ni siquiera miró al alfa. —No estoy de humor para esto, Louis.

—No es una broma— si el amor lo dejaba ciego, pagaría el costo.

Estar enamorado implicaba hacer cualquier cosa por esa persona, incluso lo que no era necesario.

Pero ¿qué es lo qué dices? Yo no te he criado de esta manera.

Tienes que papar, mamá.

Toda su vida, había soñado con ese enfrentamiento, pero era diferente, su madre lo abrazaba, le decía que estaba bien y que lo amaba, que aceptaba lo que era y que era increíble, pero no sucedió así.

Louis...—la voz de Harry le advierte que lo que está a punto de decir no le va a gustar, porque es algo que no puede controlar.

¿Actuaste a mis espaldas todo este tiempo?—Emma los interrumpió.

No quería herirte

Considérame herida.

El ruido cesó de golpe, como una gran ola cuando inunda todo, y de pronto Louis vio los globos de color verde, blancos y azules crear un mar sobre él.

Louis siempre cumplía con los sueños de su madre, para así no tener que enfrentarse a sus pesadillas.

Mark se abrió paso entre todos, enérgico, preocupado. El omega miró a su alrededor; todos lo estaban rodeando y de pronto se sintió cegado, como si un destello lo estuviera apuntando. A lo lejos la voz de Niall suscita un eco haciendo que se gira sobresaltado.

—No voy a disculparte por todo lo que tuve que ocultar para mantener el secreto, porque evité que no te sintieras culpable.— la mirada del omega estaba perdida en algún punto.

Había sangre en sus manos, en su ropa, en su rostro.

Y de pronto la fiesta había terminado.

Emma lo tomó del brazo, tirando de él sin suavidad, con una pequeña sonrisa en la comisura de sus labios. En un pequeño parpadeo, el flash de una cámara lo hace perder el equilibrio y cae al suelo, y se disparan dos fotos más.

¿Amor?—muy a lo lejos pudo escuchar a Harry llamándole, lo buscó entre toda la gente y las luces, pero no lo vio.

El alfa siempre había poseído un magnetismo que atraía a la gente hacia su órbita; como si fuera un agujero negro reclamando el choque de las estrellas para sí.

Un parpadeo.

Una foto.

Alguien se acercó a él, tomándolo de la cintura e inclinándose, susurrándole algo, pero la mente de Louis está ausente y los labios de aquella persona son distraídos.

—Mierda, he matado a tu madre y la única culpa que sentía era no poder ser como tú...— los hípeos de Niall se hicieron presentes.

De golpe un flash iluminó todo y el reflejo de Louis se tambalea frente a sus ojos y de pronto sintió las estrellas caer sobre él.

Louis, por favor, vuelve a mí.

Harry detente.

—No, no me voy a detener, se considera a una persona muerta cuando su corazón deja de bombear.— Esas palabras atravesaban el alma de Louis, su conciencia.




Doctor Styles. La Sombra Del Pasado.•S.E• ||Larry Stylinson||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora