CAPÍTULO 20. ENFERMERÍA

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Malfoy tuvo que pensar rápidamente sobre cómo actuar ante la situación. Estaba claro que las heridas profundas en el pecho de Harry necesitaban ser tratadas por un profesional médico. Por un momento estuvo a punto de llevar directamente a Harry a la enfermería. Lo confesaría todo a los profesores, que no solamente Harry y él habían desobedecido el toque de queda, sino que además habían roto la norma de entrar al Bosque Prohibido. Se atendría a las consecuencias sin importar cuales fueran con tal de que salvaran su vida.

Antes de entrar al colegio, Malfoy se dio cuenta de que la sangre de Harry estaba goteando por todo el suelo, por lo que mientras lo mantenía elevado gracias al levicorpus se quitó la camiseta de su pijama y la colocó sobre su herida para absorberla. Una cosa era contar lo sucedido a los profesores y otra alertar a todo el colegio con aquel rastro de sangre. A la mañana siguiente la noticia se hubiera extendido como la pólvora entre todo el mundo mágico.

Sin importarle que algún profesor de guardia le encontrara de esa facha, atravesó el gran portón y cuando la leve iluminación de la entrada del colegio bañó su cuerpo Malfoy se percató de que el efecto de la poción que tomaba para invisibilizar sus cicatrices se había agotado. Aquello le recordó el motivo por el que estaban ahora mismo en esa situación. Malfoy se había quedado paralizado en el acto por culpa de los recuerdos y traumas de su pasado.

Mientras se maldecía, subió las escaleras que conducían al ala de enfermería de Hogwarts. Ya había puesto pie en el primer piso cuando su vista se fijó en las cinco cicatrices que decoraban su hombro izquierdo. Aquellas cinco marcas alargadas e irregulares tenían un origen común. Un nuevo recuerdo de su pasado resurgió en su memoria.

El licántropo Fenrir Greyback había cometido crímenes de lo más atroces cuando estaba en forma de lobo, pero en su forma humana también se había comportado como un salvaje. Había sucedido el día que Greyback había llevado a Harry, Ron y Hermione a Malfoy Manor. Malfoy no había sido capaz de reconocer al cien por cien la identidad de Harry, ya que su cara había sido desfigurada gracias a un eficaz hechizo de Hermione. O eso les había hecho creer a todos, lo cierto era que incluso aunque Hermione hubiera transformado a Harry en troll, este lo hubiera podido identificar fácilmente gracias a su mal gusto vistiendo y a que siempre estaba pegado como una lapa a sus dos amigos.

Pero por aquel entonces Malfoy no había salvado a Harry Potter porque hubiera sentido la más mínima compasión hacia él, simplemente sabía que el Gryffindor era su única esperanza para él y su familia. A pesar de que su padre había estado de parte de Voldemort porque siempre había creído que aquel era el bando ganador, no podía seguir soportando tantas torturas y vejaciones. Además, estaba claro que para entonces la balanza ya no estaba tan inclinada hacia el bando tenebroso.

Aquel día, una vez los tres Gryffindor se hubieron escapado de la mansión junto al resto de rehenes, incluido Dobby (que anteriormente había sido elfo de su familia, y según tenía entendido había fallecido en el intento), llegó una de las tantas torturas que Malfoy recibió durante aquellos tiempos.

Sucedió en el salón, donde Greyback estaba despotricando furioso frente a Voldemort, varios mortífagos y su familia. Culpaba a Malfoy de que todos hubieran escapado y mientras el licántropo gritaba comenzó a romper varias vasijas de porcelana que había en el salón. Cuando ya no le quedaron más objetos por romper, en uno de sus arranques de cólera, las manos del hombre lobo se transformaron fugazmente en una especie de mezcla entre mano humana y garra de lobo y le dio un zarpazo a Malfoy en el hombro tan poderoso que atravesó tanto la chaqueta como la camisa negra que llevaba puesta ese día hasta hundirse en su piel.

En esos momentos las pezuñas de Greyback se habían clavado tan profundamente que el dolor se volvió insoportable, pero Malfoy se lo tragó todo sin soltar un solo grito de agonía. Aquella misma noche, su madre había estado tratando su herida con una poción que ella misma había elaborado con ingredientes que guardaban en una de las grandes despensas de la mansión. Aunque Malfoy había aprendido sobre los hombres lobo en su tercer año en Hogwarts, Narcisa le estuvo explicando que al no haber sido arañado por la forma de hombre lobo de Greyback, no se convertiría en licántropo. Sin embargo, aclaró que el dolor persistiría por unas horas y que las cicatrices serían permanentes.

SIN PRISA PERO SIN PAUSA (Drarry)On viuen les histories. Descobreix ara