CAPÍTULO 7. VACACIONES

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A primera hora Harry tenía DCAO con Slytherin. Llegó a clase agotado porque por la noche apenas había pegado ojo. Cada vez que había tratado de girarse en la cama, se había despertado con ardores en la espalda y para colmo no había parado de darle vueltas a la cabeza preguntándose por qué demonios Malfoy se había comportado de esa manera y si cabría la posibilidad de que necesitara un psicomago. Aun así, había decidido no contarles nada a Ron y Hermione porque sabía que lo único que iba a conseguir era preocuparles. 

Harry estaba tan cansado que apenas estaba prestando atención a la lección de la profesora Miller. Y no era el único, excepto Hermione y un par de alumnos, nadie más estaba siguiendo la clase. Les quedaban seis días para las vacaciones de Navidad y sus pensamientos estaban en sus familias y en todo lo que harían durante su tiempo libre.

Sentado cuatro filas más atrás, se encontraba Malfoy. En una mano sostenía la pluma con la que había estado tratando de tomar apuntes desde que la profesora Miller había empezado a dar la lección. En su otra mano, sostenía la carta que le había llegado por correo mágico esa misma mañana y que leía por tercera vez en el día:

Querido hijo,

Sé que hace semanas que no te escribo, pero ya sabes que me siento algo decaída. Espero que tu estancia en Hogwarts siga siendo buena y que no te sientas solo. Te echo mucho de menos y estoy deseando verte para las vacaciones. La razón principal por la que te escribo es porque ayer recibí una carta por parte del Ministerio de Magia con buenas noticias. Con motivo de las próximas Navidades se nos permitirá realizar una visita a tu padre. Cuando estés en la mansión ya lo hablaremos con más detalle, pero quería que lo supieras por adelanto porque sé lo difícil que es para ti el tema de tu padre. Ya solo nos quedan dos semanas, espero con ganas verte pronto.

Con amor, tu madre,

Narcisa

La carta había sido enviada la semana anterior, pero se había demorado varios días porque el correo de la familia Malfoy era rastreado por aurores. Cualquier cosa que quisiera enviar un antiguo aliado del Señor Tenebroso debía pasar primero por un filtro mágico. Era una norma obligatoria, según decían por seguridad.

En cuanto había leído por primera vez el pergamino escrito de puño y letra por su madre, el estómago había comenzado a dolerle y cada vez que releía la carta tratando de asimilar las noticias le invadía la ansiedad. Al menos gracias a esa carta había conseguido parar de pensar en Harry Potter.

Malfoy no veía a su padre desde que había entrado en Azkaban. No se le había permitido recibir ninguna visita porque el delito por el que había sido condenado era muy grave. Y él le echaba mucho de menos pero en el fondo sabía que Azkaban era una prisión muy dura y que el hombre que iba a encontrar tras las rejas no se iba a parecer a la persona que había sido su padre, sino a alguien consumido por la magia oscura y la soledad.

A pesar de que aún quedaban quince minutos para que terminara la clase, Malfoy comenzó a organizar sus cosas. Tras guardarse la carta en el bolsillo y recoger sus materiales, se dirigió hacia la puerta del aula. La profesora Miller le llamó la atención cuando ya estaba a mitad de camino y le ordenó regresar a su sitio de inmediato, pero Malfoy la ignoró. Sin importarle el hecho de que toda la clase le estuviera mirando con cara de desconcierto, salió no sin antes dar un fuerte portazo.


***


— ¿Os habéis fijado en que Malfoy no ha asistido a ninguna clase esta mañana después de que se marchó en DCAO? —preguntó Hermione durante la comida.

SIN PRISA PERO SIN PAUSA (Drarry)Where stories live. Discover now