CAPÍTULO 4. POCIONES

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Harry se despertó a las siete y cuarto, se vistió y se dirigió al Gran Comedor. Normalmente, no se despertaba tan temprano, pero tras lo sucedido con Malfoy, le había costado conciliar el sueño. Lo bueno es que a esas horas habría menos gente desayunando. Cuando estaba abarrotado, algunos alumnos no paraban de mirarle como si fuese un extraterrestre. Ser el salvador del mundo tenía muchos inconvenientes. La gente no paraba de fisgonear y cuchichear a sus espaldas. Incluso de vez en cuando salía algún que otro molesto titular en El Profeta sobre su vida privada, como el día que Ginny y él dieron por zanjado su noviazgo.

Cuando el periódico llegó al colegio y los alumnos se enteraron de lo sucedido, todas las chicas e incluso algunos chicos comenzaron a coquetearle más aún. Por desgracia para ellos, Harry ignoraba a todos porque sabía que solo le querían por ser el famoso "gran héroe" y ni siquiera le conocían. De ahí derivó su decisión de que hasta que no se pasase la fiebre de "El Salvador del Mundo Mágico" evitaría tener pareja. Además, bien era sabido por sus allegados que Harry no era lo que se dice un experto en temas de amor.

Cuando entró al Gran Comedor se fijó en que las mesas de las cuatro casas estaban casi vacías. Se dirigió a la mesa de Gryffindor y comenzó a desayunar tranquilamente. Estaba untando un poco de mermelada a su tostada cuando vio que Malfoy también estaba desayunando en la mesa de Slytherin.

Fantástico, ahora no tendría excusa para no pedirle perdón al rubio por lo sucedido en el lago. En realidad, él no quería ni tenía por qué hacerlo, pero se lo había prometido a Hermione, y él como buen noble Gryffindor, era de los que cumplían con su palabra.

Estuvo un rato observando la manera de comer del rubio. Hasta para eso era pedante. La forma en la que untaba la tostada cuidadosamente sin que sobresaliese nada de mermelada para no ensuciarse los dedos era demasiado.

Harry pudo ver como Malfoy mordía la tostada y se le quedaba un poco de mermelada alrededor de los labios. El Slytherin pasó su lengua lentamente por ellos limpiando el rastro de comida y Harry sin saber por qué se sintió incómodo.

Cuando Harry terminó de desayunar se armó de valor y se acercó a la mesa del Slytherin, que aún seguía comiendo. Era el mejor momento para disculparse ya que el comedor estaba casi vacío y no tendría que soportar las miradas extrañadas de los alumnos al verle hablar con Draco Malfoy.

A lo largo del desayuno, Malfoy no se había percatado de la presencia de Potter en el Gran Comedor. Justo cuando estaba masticando su tostada, Malfoy vio al Gryffindor a su lado e imágenes de su pesadilla pasaron por su mente. Sorprendido, se atragantó con la tostada que estaba comiendo y se puso rojo tosiendo tratando de expulsar el trozo de pan.

—Vaya Malfoy, parece que es tu destino morir ahogado—bromeó Harry soltando una risita y dando golpecitos en la espalda del chico para ayudarle. El rubio consiguió escupir el trozo de tostada.

—¡Quítame las manos de encima Potter! —exclamó Malfoy con voz áspera. De un manotazo apartó la mano de Harry de su espalda. — ¿Qué mierda quieres ahora?

Harry que había ido con intención de disculparse cambió de opinión al instante. ¿Por qué tenía que ser Malfoy tan odioso?

—Nada, solo venía a decirte que McGonagall me ha dicho que te informe de que tenemos que estar mañana en la biblioteca a las ocho para el castigo. La señora Pince nos dirá lo que tenemos que hacer. Así que po-

—Vale, perfecto Potter. Ya te puedes largar entonces —le cortó el rubio. 

A pesar de la bordería del Slytherin, el moreno recordó las palabras de Hermione. Malfoy se comportaba así porque también había sufrido durante y después de la guerra. Se armó de valor y decidió que debía hacer caso a su amiga, tenía que disculparse.

SIN PRISA PERO SIN PAUSA (Drarry)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora