MUERTE BAJO EL SOL

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Después de una noche turbia pensando en asesinatos (incluso siendo él mismo el que los perpetraba), el detective casi no pudo dormir y estuvo despertando a mitad de la noche para beber agua u oler alguna de sus esencias a manera de relajación (en especial, una a la que él llamaba "tumbapendejos" que era una pequeña botellita que contenía vinagre, aceite extracto de ruda y un poquito de manzanilla para que amarrara, emanaba un tufo potente que lo adormecía). A las seis de la mañana estaba todo ofuscado y un poco espantado por su repentina reacción al momento de despertar, así como de los subsecuentes espasmos musculares que recorrieron sus brazos. Ya no tengo nada qué hacer aquí, ya casi es hora de partir a las pirámides y me hace falta un cafecito, pensó y se arregló con rapidez. Se duchó y perfumó, bajó las escaleras casi corriendo y pidió un café negro en la barra, ¿Qué desayunaría? No pudo decidir y mejor se fue a sentar a los silloncitos de la recepción.

Notó que había una recepcionista diferente a la del día anterior (aunque lo miraba con la misma intriga). Puso su café en la mesita y tomó el periódico, el cual, llevaba como título: "El informador" y en primera plana, se anunció una cadena de asesinatos perpetrados por un peligroso alcohólico, qué ganas me dan de ir a presentarme a ver si lo puedo encontrar, dijo en voz baja y sorbió el café con la boca puesta de piquito. Siguió leyendo noticias y no encontró nada más interesante. Para su mala suerte, el café se enfrió de nuevo, eso pasaba cuando se le juntaban dos de sus grandes pasiones, el elixir cafetero y la lectura de crímenes, y no saben la indignación que sintió, un café frío era como recibir una mentada de madre y al menos, la mentada le recordaba a un ser querido, café recalentado, qué horror, mejor lo tiro. Mientras la recepcionista atendía a la larga fila de huéspedes, se motivó a aventar la bebida en los restos de la chimenea.

¿Eh? ¿Qué es esto? Tomó de entre los escombros de madera y cenizas, un trozo de papel chamuscado y mordisqueado de las orillas, así como un poco amarillento, alguien debió aventarlo al fuego, ¿una carta? ¿Una receta médica? ¿Una deuda? Parecía más un simple papel rayado, ve tú a saber, pensó y lo volteó, manipulándolo con cautela por miedo a dañar algo que, aunque a ojos de muchos fuera basura, para él podría ser importante, y recordó entonces a un viejo detective con quien compartió rivalidad en un caso internacional, Tom Gibson, un anciano inglés que le dijo algo que nunca olvidaría: "En un lugar donde lo extraño se cierne sobre el cielo como la nebulosa que suelta al fumar, hasta una mota de polvo, la victoria le podría dar".

Se le quedó viendo a lo descifrable del mensaje. Tres líneas antecedían a lo que parecía ser una "u" o una "o" cortada, y una "r", una caligrafía cuestionable, no era muy pulcra y el escritor, no se veía muy dominante de la letra cursiva, un mensaje nerviosamente escrito, sería muy pretensioso achacarle urgencia por entregarla, posteriormente, una línea inclinada venía dejando un espacio entre ésta y la "r", así mismo, otro espacio después que daba a una de las partes quemadas, donde podía continuar alguna palabra perdida, concluyó pues, que esa línea era parte de un nexo. Debajo, un claro "migo" era legible, ¿amigo? Fue la primera palabra en la que pensó, conjeturas bastante apresuradas. Hasta abajo, en letra grande, pero con el mismo estilo caligráfico que los anteriores garabatos, lo que se asemejaba a una firma, rezaba: P.Q.

P.Q...repetía Cardenal varias veces, intentando darle un significado. Ah, cómo quisiera tener aquí a mi sobrinita Azucena, ella tiene más imaginación que yo y que el sonso de su hermano Aquiles para códigos ocultos. Convino y puso el trozo de papel sobre el periódico que leía, con el fin de seguirlo inspeccionando.

Un fuerte grito de emoción rompió con la tranquilidad del detective y de manera discreta guardó el papel en su gabardina. El grito venía del profesor, que a primera vista, parecía liderar la caravana familiar y eso reforzó un poco la teoría de que quizá ya los conocía con antelación.

MUERTE EN LAS PIRÁMIDESWhere stories live. Discover now