Parte 4

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El sábado llego más rápido de lo que esperaba, durante toda la semana había estado ordenando mi casa, hice cita en la peluquería hasta en el spa y no tengo ni idea porque, si no me acostaré con Michael o eso me repetía una y otra vez.

Estaba al teléfono con Isidora quien no me dejaba decir que disfrutara de la noche.

— Debes hacerme caso por una vez en tu vida — dice suspirando

— Isi eres mi mejor amiga, mi confidente, mi mano derecha, al menos no podrías apoyarme y decirme amiga no lo hagas.

— Sabes que nuestra amistad no es así, yo soy tu demonio la que te dice hazlo...

— Eres la peor amiga del mundo, ¿Qué pasa si me acuesto con él y luego me desecha como basura?

— No lo hará, cree en mí. Michael Cavill caerá rendido a tus pies Amy. Eres demasiado hermosa e inteligente para dejarte escapar.

Suspiro tratando de pensar en que debo hacer, mientras seguimos al teléfono busco que ropa llevare esta noche, luego de media hora me decido por un vestido azul eléctrico, me maquillo y dejo mi cabello suelto. Cuando son las siete de la noche comienzo a sudar de los nervios.

En ese momento suena el intercomunicador corro a la pantalla junto a mí puerta, veo a Michael parado con una gorra y un ramo de flores en las manos.

— Sube, piso cinco. departamento trecientos nueve.

— Gracias caramelito — dice con una sonrisa

Me termino de arreglar, mientras compruebo que este todo en orden. La cena está en el horno y la mesa esta puesta.

Abro la puerta justo cuando él sale del ascensor, su sonrisa hace que mis piernas se debiliten.

— Hola — dice mientras besa mi mejilla —te vez increíble.

— Gracias, tú también te ves muy bien.

Entramos a mi departamento, él me hace caminar primero, siento su mirada en mi trasero y eso me hace apretar las manos en mi costado para no saltar sobre él.

Me entrega las flores y las pongo en un florero, se quita la chaqueta y el gorro.

— Lamento esto – dice tomando el gorro – pero no quería que nadie me reconociera.

— ¿Te da pena que te vean conmigo?

— No, por supuesto que no. Es solo que si alguien me reconociera no podría llegar a ti tan rápido como quisiera.

Me rio mientras él toma una de mis manos y se las lleva a sus labios.

La cena transcurre maravillosamente, comemos mientras nos reímos y Michael me cuenta un poco de su vida personal. Me cuenta sobre la muerte de sus padres y como su asistente tomo el lugar de su madre.

— Ella es realmente importante para ti ¿verdad?

— Lo es, ella es quien más me ha apoyado siempre

— Eso es maravilloso, me alegro mucho de que tuvieras apoyo luego del accidente, lo lamento mucho.

Al comenzar la entrevista Michael no deja de coquetear conmigo, es un completo descarado. Responde las preguntas como si ya fueran parte de su día a día, cuando le pregunto sobre su vida personal se pone más serio y me mira directamente a los ojos.

— La verdad es que estoy casado y tengo tres hijos, esto nadie lo sabe – dice serio.

Mi cara debe ser un poema, porque suelta una carcajada que me hace dudar de sus palabras.

— No me jodas – digo sin aliento

— Es broma, si estuviera casado no lo escondería. Estoy soltero, llevo mucho tiempo así.

— No es lo que algunas revistas dicen

— La gente inventa cosas para vender, el chisme es parte de mi vida, si no me buscaran novias cada día sería muy aburrido.

— ¿puedo saber cuándo fue tu ultima relación y con quién?

— Claro, todo el mundo lo sabe. Hace más de dos años, Sali con Alaska Hall.

— ¿La supermodelo?

— Si, estuvimos juntos por tres meses. Luego ella comenzó a exigirme que nos comprometiéramos, yo no quería así que termine la relación.

— ¿Cómo se lo tomo ella? – pregunto con curiosidad

— Nada bien, ella odiaba a Sara así que la culpo por eso. Invento un montón de cosas, como que yo la golpeaba y la obligaba a complacerme – dice riendo – tuve que pagar millones para que esas noticias no salieran a la luz.

— ¿Qué hiciste al respecto?

— La demande por calumnias, tuvo que pagar una multa. Desde ese momento su carrera cayo en picada.

— Ahora debe odiarte mucho más – digo riendo con él.

— Lo hace, pero tiene una orden de alejamiento por lo que jamás podrá acercarse a mí.

— ¿entonces estas completamente soltero? – pregunto mordiendo mis labios.

— Eso podría cambiar – dice mirando mis labios – solo debes aceptar seguir saliendo conmigo.

— Creo que eso sería todo – digo nerviosa

— Una lástima – dice susurrando cerca de mis labios.

Cuando termina la entrevista le doy las gracias y me pongo de pie queriendo que esto acabe ya.

— ¿Eso es todo? – pregunta desilusionado – pensé que estaríamos más tiempo juntos.

— Si – digo en un suspiro – eso es todo, de verdad muchas gracias.

— No podemos seguir hablando ¿Cómo amigos?

— No podemos ser amigos Michael – digo tomando su mano.

— ¿Por qué no? Pensé que nos llevábamos bien

— Y lo hacemos, de verdad me la paso muy bien contigo, pero...

— ¿Pero? ¿no quieres compromiso?

— No, no es eso. Es mucho más complicado.

— ¿tienes novio? ¿estas casada?

— Noooo, por Dios lo mío no es el matrimonio.

— ¿entonces que es? Habla conmigo.

Suspiro mientras me vuelvo a sentar a su lado, tomo su mano mientras lo miro a los ojos y digo:

— Estoy obsesionada contigo, no es algo propio de mí. No es algo malo como que te vaya a encerrar aquí o te mate, esto es algo más físico.

— Te escucho – dice con una sonrisa – aunque no me opongo a ser encarro por ti.

— No sonrías así, que me produce cosas...

— ¿Qué tipo de cosas? – dice mirando mis labios

— El querer apretar las piernas para no correrme y querer saltar sobre ti.

— Cuéntame todo, prometo no juzgarte.

— No puedo ver tu cara, no puedo escuchar tu voz, no puedo estar cerca de ti sin querer tocarme. Es algo vergonzoso, esto comenzó hace un tiempo y cada vez que no puedo correrme te envió un correo de odio, porque me frustra saber que no puedo tener un orgasmo sin dejar de pensar en ti, que no puedo tener nada contigo.

Michael me mira como queriendo comprender lo que le acabo de decir, se pone de pie mientras me acerca a su cuerpo, mi cuerpo convulsiona de excitación mientras me tiene entre sus brazos, toma mis labios con los suyos besándome con vehemencia, con hambre como si yo fuera el ultimo alimento del mundo, mi sexo palpita queriendo liberarse de esta incomoda presión, toma mi mano llevándome con él hacia la puerta de mi dormitorio.

— Muéstrame – dice susurrando – muéstrame como te tocas pensando en mí.

Enamorando al ENEMIGOWhere stories live. Discover now