Parte 26

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Amy

Michael se separa de mi abruptamente y me quedo de hielo, me mira con cara de preocupación y me dice:

— Lo siento, no sé qué me paso. No volverá a pasar

Asiento lentamente sin saber muy bien que decir, estoy sorprendida, pero quiero que lo vuelva hacer.

Cuando entro en la casa me apoyo en la puerta y soy un gran suspiro.

Los días siguientes son un completo caos, hay fotos de nuestro encuentro en todas las revistas y periódicos de la ciudad, gracias al cielo le han tapado la cara a Michelle. Pero ya todo el mundo sabe que nos hemos vuelto a ver, hay mil especulaciones en torno a nuestra hija, Michael no ha dado entrevistas y no creo que lo haga.

Estoy siendo acosada por periodistas constantemente, es algo agotador.

Hoy en la mañana la visita de Michael me sorprendió, venia con un abogado. Dejamos todo listo para que Michelle pase a ser definitivamente su hija ante la ley.

— Estaré traspasando todas las semanas dinero a tu cuenta _ dijo mientras yo lo miraba de mala forma _ esto no es por ti, es algo que quiero y debo hacer, esto es sobre nuestra hija. Puedes usarlo como gustes.

— Sabes que no es necesario, me la he sabido apañar durante dos años.

— Y es solo porque no me lo dijiste, si lo hubiese sabido antes seria otra la historia.

Discutimos un rato más hasta que decidió irse, eso me enojo demasiado. No tenía derecho aparecer de un día para otro en nuestras vidas exigiendo.

Antes de irse me recordó otra vez que decidiera si quería irme a la ciudad o no, que él estaba dispuesto a todo por mí y por su hija.

Michael

Amy no estaba haciendo las cosas fáciles, entre ir y venir estaba perdiendo mucho tiempo. Ya había firmado todos los papeles para que mi hija fuera legalmente mía. Había decidido que contribuiría con el dinero que fuera necesario y más. Ella se lo merecía, era mía y no quería que tuviera que pasar cosas horribles o carencias cuando su padre podría darle todo lo que quisiera y más.

Esta mañana cuando llegue a su casa, solo quería tomar todas las sus cosas y traerlas conmigo, el no poder hacerlo me saca de quicio.

— Respira y siéntate un momento – dice Sara llegando a mi lado – no sacas nada estar de un lado a otro.

— Lo sé, solo que odio no poder hacer lo que quiero.

— ¿Qué es lo que quieres?

— Quiero tener a mi hija junto a mi – digo enojada – pero Amy no sede, no quiere volver a la ciudad.

— ¿te has puesto en sus zapatos? ¿sabes lo que pasara con ella y tu hija si vuelven aquí? Tu mejor que nadie sabe de qué son capaces los periodistas.

Sigo dando vueltas por la habitación

— Michael – dice Sara tomando mi mano – cálmate, habla con Amy.

— Ya lo hemos hecho, no sirve de nada hablar con ella. Quiero estar con mi hija, llevo perdiéndome toda su vida.

— Aprovecha estos días, ve a quedarte por allá. No tenemos que estar en ningún lado hasta al menos en siete días más, toma un avión y ve a pasar el tiempo con tu hija sobre todo que en estos días cumplirá su primer año.

Lo había olvidado por completo en tres días mi hija cumplía su primer año, tenía que estar con ella. Le di un rápido beso a Sara y Sali corriendo a mi habitación, tome un poco de ropa y tire todo a la maleta. Cuando Sali Sara estaba al teléfono, me dijo que esperara unos segundos. Cuando termino la llamada me informo que el avión estaría listo en media hora.

— Todo está listo, ve al aeropuerto, el avión estará listo en media hora. Ve por tu hija y a recuperar a tu familia.

Eso era lo que iba hacer, iba a recuperar a mi familia costara lo que costara. Si debía renunciar a mi carrera lo haría con tal de ser feliz junto a las mujeres que amo.  

Enamorando al ENEMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora