En alguna calle de Venecia

Introducción

—¿Segura que llevas todo? —me pregunta mi madre por enésima vez.

—Si mamá, ¿podrías calmarte un poco? —digo tratando de hacerla entender que está algo ansiosa.

—Es que no puedo estar tranquila de solo imaginar que mi niña estará sola en un país desconocido —añade sollozando.

—Es cierto Ale, entiéndenos, no es fácil separarnos de ti —dice mi padre, causando que el llanto de mamá aumente.

—Los entiendo, para mí tampoco es fác... —comencé a decir, pero la voz de una chica a través de un altavoz se hizo presente en todo el lugar, interrumpiéndome.

—Último llamado a los pasajeros del vuelo 314 con destino a Venecia favor dirigirse a la puerta de embarque número 2.

Al escuchar eso, la nostalgia me invadió. No puedo evitar pensar que aunque sean solamente dos meses, echaré mucho de menos a mis padres, mis amigos y a mi pequeña ciudad.
Las lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas y me apresuro a darles un fuerte abrazo a mis padres.

—Los extrañaré muchísimo, llamaré todos los días —prometo.

Y dándoles una última mirada, tomo mis maletas y comienzo a correr por el largo pasillo del aeropuerto hasta llegar a la puerta de embarque.

Una vez dentro del avión me dispongo a encontrar el asiento que me asignaron y a la vez voy pidiéndole a todos los seres supremos que existen, que por favor no me toque el asiento junto a la ventana. Pues mi vértigo no me permitiría estar tantas horas observando cómo me encontraba a más de 10.000 metros de altura.
Después de buscar un rato, lo encontré y parece que el universo no está de mi lado el día de hoy, pues justo como me temía, mi asiento está junto a la ventana, pero también, junto a una chica que parece sacada de una revista de modelos.
Aceptando mi destino, guardo mi maleta de mano en los compartimientos que se encuentran encima de los asientos y con mucho miedo, intento ponerme cómoda para este largo viaje.

Ahora si, oficialmente ¡Mi aventura ha comenzado!