Capítulo 9 •Mentirosos•

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Alessia Russo

—¡Estuvo genial! —dice Zahara entusiasmada refiriéndose a la película que acaba de finalizar.

—Si, me gustó más que la anterior. —confieso.

—Debemos ver la parte 3, no podemos quedar así. —suplica.

—¿Podemos dejarla para otro día? Ya vimos cuatro películas seguidas, mis ojos no aguantan más, además es tarde y mañana si tengo que ir a estudiar. —le digo un tanto apenada.

—Tienes razón, además debes descansar para que tu tobillo se sane. Ya verás que con esas pastillas que te traje amanecerás sin dolor. —sonríe.

Hace algunas horas me estaba quejando bastante de la molestia en mi tobillo, así que, Zahara fue a la farmacia y me trajo unas pastillas, la verdad es que ya siento el efecto, no me duele tanto.

—Muchas gracias. —le devuelvo la sonrisa.

—Bueno, ya me iré, es muy tarde, lo raro es que el dramático de mi hermano no me haya llamado para reprocharme que estoy a esta hora en la calle. —ríe. —Por cierto... —hace una mueca pensativa. —Te dije que te lo presentaría y aún no lo he hecho, es muy parecido a ti, y extremadamente apuesto. —me mira burlona. —Tal vez así te sacas de la cabeza a ese extraño.

—Vale, puedes presentarme a tu hermano, pero no creo que sea más hermoso que "ese extraño". —hago una especie de comillas con mis dedos.

—Ya veremos Ale. —se levanta. —Bien, me encantó pasar el día contigo, me divertí mucho, ojalá y se repita. —me da un beso en la mejilla. —Nos vemos luego Ale.

—Adiós Zahara, también me divertí mucho, gracias por venir. —la acompaño hasta la salida.

Luego de verla partir, cierro la puerta detrás de mí y camino hacia mi habitación, al llegar a ella tomo una sabana y me hago bolita en mi cama, pues, aunque no hice más que comer y ver películas, me siento algo cansada.

No puedo evitar pensar en la conversación que tuve con Zahara. ¿Debería dejar atrás esa idea loca de buscar al chico de la góndola?, ¿Será qué me doy una oportunidad con Allan? Al menos a él si lo conozco y me ha dejado claro varías veces que le parezco atractiva, aunque también me comentó que no estaba interesado en una relación amorosa.

Alejando esos pensamientos decido que por los momentos me dedicaré a los estudios y poco a poco seguiré construyendo mi amistad con Allan, si él me lo permite.

Una duda surge en mi interior ¿Estará molesto conmigo por haberlo dejado plantado esta mañana?

Me levanto rápidamente de mi cama y sin meditarlo demasiado tomo mi laptop para entrar en Facebook, en el botón de búsquedas escribo su nombre y cómo era de esperarse, un sinfín de personas llamadas Allan me aparecen.

Luego de entrar a cada uno de los perfiles, me rindo, ninguno le pertenece a él.

Por ende, continúo mi búsqueda en otra red social. El problema es que no recuerdo su apellido, y aunque lo leí en su uniforme el día que lo conocí, mi cerebro no guardó esa información.

Una ardua búsqueda bastó para ingeniar una brillante idea, conseguí el Instagram de Mocca Café, tiene muchísimos seguidores, pero, según mi teoría, si le creas un Instagram a tu negocio es lógico que la primera persona en seguirlo seas tú.

Así que me desplacé hasta el final de los seguidores y efectivamente, el primer seguidor es una cuenta perteneciente a una linda señora, que para mi suerte, tiene su Instagram público.

Comencé a stalkear lentamente el perfil de esta señora, que según indica se llama Bianca.

Busqué y busqué algo que la relacionara con su posible nieto, ya que aún no estoy completamente segura de que esta sea la dueña del negocio o si solo sea una gran coincidencia.

En alguna calle de VeneciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora