Capítulo 2 •Karma•

297 122 106
                                    

Dos horas han transcurrido desde que aterrizamos y estoy varada en el aeropuerto, sigo insistiendo en que el universo me odia. Luego de pasar media hora esperando encontrar mis maletas en la cinta giratoria, decidí rendirme y preguntarle a algún trabajador del aeropuerto la razón por la cual mis maletas no salían, me dijo que averiguaría qué pasó, así que llevo todo este tiempo sentada en el suelo esperando que alguien me dé respuesta.
Zahara me acompañó, pero tuvo que irse hace un rato, ya que tenía un compromiso, intercambiamos números y quedamos en que nos veríamos pronto.

Para pasar el rato decido llamar a mamá, que al tercer tono contesta.
—¡Alessia por fin llamas! —grita.

—Mami, disculpa que no había llamado antes, es que parece que mis maletas se extraviaron.

—¿Cómo así?, ¡Sabía que era un error que te fueras sola! Aún no eres independiente, sigues siendo nuestra bebé, acabas de llegar y ya perdiste las maletas, en una semana seguro pierdes la cabeza. —exagera.

—Relájate y escúchame, no las perdí yo, simplemente no aparecieron cuando bajé del avión y ahora están buscándolas. —le explico y observo como un hombre vestido de traje se acerca a mi, señalando que tiene algo que decirme. —Mamá te llamaré luego, tengo que colgar, dale un beso a mi papá, los amo. —digo para luego cortar la llamada.

Me levanto del suelo y guardo mi celular en el bolsillo de mi pantalón mientras me dirijo al señor que me está esperando.

—Señorita Russo, soy Carlos, el encargado del área de equipaje. —me extiende su mano en forma de saludo.

—Un placer. —digo aceptando su mano. —¿encontró ya mis maletas?.

Puedo observar cómo su expresión cambia y su mirada se torna apenada.

—Lamentablemente, hubo un error y sus maletas no subieron al avión, pero ya lo estamos resolviendo. —dice excusándose. —Sus maletas estarán aquí mañana.

—¡¿Mañana?! No puede ser, tengo muchas cosas que hacer señor Carlos, mi instrumento también está allí, mañana comienzan mis clases de música —le explico agitando mis brazos de un lado a otro por la desesperación.
—Esto es muy injusto y poco profesional de su parte, se suponía que eran la mejor aerolínea. —añado furiosa.

—Lo sentimos mucho señorita, le reembolsaremos un porcentaje de su dinero y mañana podrá pasar a buscar su equipaje, este es mi número. —me pasa una tarjeta. —Puede llamarme antes de venir y así le confirmo que ya sus pertenencias están aquí... Por cierto, bienvenida, espero que disfrute de su estadía, hasta mañana. —dice despidiéndose.

¿Ahora que haré? Debo llamar a la escuela y decir que no podré asistir mañana. Voy a perderme el inicio de la clase ¿Qué karma estaré pagando? Así no era como imaginaba mi primer día aquí.

***

Ya casi es de noche y me encuentro en mi nuevo departamento temporal, cuando salí del aeropuerto me vine directo para acá, ya que me estaban esperando para entregarme la llave. No pude ver mucho de la ciudad porque el camino fue corto, pero lo poco que vi me pareció hermoso, ya tendré tiempo de conocerla más a fondo.

El departamento es muy acogedor, está en el tercer piso de un edificio bastante lindo de arquitectura antigua, cuenta con una habitación con baño propio, otra habitación más pequeña, una sala, cocina, baño de visita y lo más hermoso: un balcón con vista a los canales de agua.
Me pasé el día decorando y organizando todo a mi manera, solo me comí unas galletas que me dieron en el avión, estoy exhausta.
Luego de enviarle algunas fotos del lugar a mis padres, me preparo para ducharme.

Observo mi reflejo desnudo en el espejo del baño y la verdad me siento linda, aunque hace unos años yo no lo veía así, aprendí a quererme con el tiempo. Mi peso es el ideal para mi altura de 1'62, soy de tez blanca, ojos verdes, pestañas largas, cejas pobladas y largo cabello negro semiondulado, no soy de pechos muy grandes pero aun así considero que son de buen tamaño, mis piernas y glúteos si son algo más gruesos y mi abdomen es plano acompañado de una cintura estrecha, mis labios también son gruesos y mi nariz es respingada.

Dejo de analizarme y me dispongo a entrar en la ducha, abro la regadera y permito que el agua corra por mi cuerpo logrando que cada gota me ayude a relajarme.
Minutos más tarde salgo envuelta en una toalla y me encamino a mi habitación, me coloco una pijama floreada, un poco de perfume y me acuesto.

Por fin podré descansar, estoy muerta en vida.

Automáticamente, mi cabeza toca la almohada, siento como mis ojos comienzan a cerrarse, el sueño me invade y mi cerebro trata de recordarme algo, «no llamaste a la escuela» pero por desgracia, mis sentidos ya se desconectaron.


N/A:

Holaaaa, espero que estén muy bien💞
Muchas gracias por leerme, les agradecería un montón si votan y comentan que les está pareciendo esta historia🤭.

En alguna calle de VeneciaМесто, где живут истории. Откройте их для себя