Capítulo 19 •Piscina, vodka y retos•

54 15 1
                                    

—Ya no busques más, ese definitivamente te queda perfecto —expresa con emoción Zahara, observándome mientras termino de arreglarme el octavo bikini que me pruebo—. Es más, te lo regalo, te queda mejor que a mí.

Mi figura reflejada en el espejo me confirma que los halagos de mi amiga no son falsos, realmente el bañador color rosa con estampado de mariposas me queda muy bien.

—Bien, ahora consigamos el alcohol y vámonos a la piscina —le digo al mismo tiempo que la tomo del brazo para arrastrarla fuera de la habitación.

Al llegar a la cocina tomamos la primera botella que conseguimos, sin siquiera detenernos a leer su nombre; tomamos dos vasos y salimos a la piscina.

Camino con toda seguridad como si me encontrara en un desfile de modas. Mi intención de atraer la atención de los demás parece que funciona, pues siento varias miradas sobre mí.

Mi amiga me guía hacia las tumbonas donde visualizamos a Jace conversando con otro chico, el cual aún no conozco.

—¿Podemos sentarnos con ustedes? —pregunta.

—Donde yo esté siempre habrá un espacio para ti —responde Jace, corriéndose a un lado para que Zahara se siente junto a él—. Y también para Alessia, por supuesto —ríe.

—Ah, sí que alivio, pensé que me dejarías parada —sonrío con sarcasmo girando mis ojos.

El desconocido se levanta para luego sentarse en la tumbona de enfrente, ya que no hay espacio suficiente en una sola para los cuatro.

Intento acomodarme a un lado de Zahara, pero la verdad es bastante incómodo.

—Puedes sentarte junto a mí, si quieres —ofrece el chico frente a mí.

Por un instante lo dudo, pero realmente no creo que tenga nada de malo, igual estamos sentados en grupo. Aunque lo normal sería sentarme junto a Zahara, pero sería casi imposible separarla de Jace, desde que comenzaron a salir son como una sola persona.

—Bien, me llamo Alessia —le informo, mientras me siento a su lado.

—Y yo Zared, soy primo de tu amiga.

«Y de mi amor platónico»

—No quiero ofenderlos, pero, considero que su familia tiene una severa obsesión con que los nombres inicien con la letra "Z" —comento, ignorando mis pensamientos.

—Siempre hemos dicho eso —añade Zahara entre risas—. Esto merece un brindis.

Arrebata de mis manos los vasos, toma la botella que había dejado en el suelo cuyo contenido ya sabemos que es vodka, y finalmente llena cada uno de los vasos hasta la mitad.

—Un brindis porque Alessia está rodeada de muchas personas por la "Z"—. Alza su vaso y me entrega el mío, con una amplia sonrisa.

—Estás loca si piensas que voy a beberme esto sin hielo y sin ninguna mezcla—. Advierto.

—Pero dijiste que querías algo con mucho alcohol.

Detrás de los chicos, puedo ver a Zaid acercándose a nosotros y mirándome fijamente, así que, apresuradamente, le quito el vaso de su mano a mi amiga y vierto el líquido en mi vaso, llenándolo por completo.

—Es cierto, necesito demasiado alcohol hoy.

Jace me mira asombrado, al contrario de Zahara, que me observa muy sonriente.

Llevo el vaso hasta mis labios mientras fijo mi mirada en la de Zaid, quien cada vez se aproxima más.

Ingiero todo el alcohol sin siquiera dejar una gota en el vaso y no puedo evitar cerrar mis ojos a medida que siento como mi garganta se va quemando.

En alguna calle de VeneciaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant