Capítulo 16 •El inicio de una guerra•

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Anoche, luego de un maratón de películas románticas, me quedé dormida con mis ojos llenos de lágrimas.

«Pobre niña triste y sin amor»

Mi mañana comenzó como es habitual, y ahora me encuentro a mitad de mi clase de teoría y solfeo. Sentada entre Jace y Stella, quienes discuten como niños sobre quien hace más bonita la clave de sol.

«Claramente, la más bonita es la mía, pero no tengo tiempo para tonterías como esas»

—Si partimos del Do y continuamos avanzando en el sentido de las agujas del reloj, vamos obteniendo tonalidades que cada vez tienen un sostenido más en su armadura. —explica el profesor. —Si vamos en sentido contrario desde el Do, obtenemos las tonalidades que tienen bemoles. —carraspea su garganta. —Parece que Rossi y Fossati tienen algo que aportar a la clase ¿No es así?

Me sobresalto al ver que mis amigos no le están prestando ni una pizca de atención al profesor, así que les doy un discreto codazo a cada uno.

—¿Qué te pasa? Loca. —se queja Stella.

—Adrián les está preguntando algo, par de idiotas. —le digo entre dientes. 

La cara de susto de Jace es todo un poema, me hubiese encantado tener una cámara entre mis manos para capturar este momento e inmortalizarlo.

—Disculpe profesor, mi compañera y yo estábamos debatiendo sobre la clase. —miente.

—Es justo lo que pensé, por eso les he pedido que compartan su debate con el resto de sus compañeros. —pide Adrián.

—Eh... Por supuesto profe. —respondió Stella, con algo de nerviosismo. —¿Específicamente sobre qué le gustaría que habláramos? —le pregunta.

—Podrían refrescarnos la memoria dando un breve resumen de lo que acabo de explicar, a no ser que no me hayan prestado atención por estar "debatiendo sobre la clase." —declaró, haciendo especial énfasis en las últimas tres palabras.

—Claro que le prestamos atención, usted estaba hablando sobre... —dijo Jace, dudoso.

—¿Sobre...? A ver, díganme. ¿Cómo podemos saber si una tonalidad tiene bemoles o sostenidos? —cuestionó el profesor.

—Pues, eso lo podemos saber por qué... —responde mi amigo con inseguridad.

—Porque el reloj nos dice con sus agujas que las notas son Do... —interviene Stella, rascando su cabeza como si de esa manera pudiese obtener la respuesta correcta desde el más allá.

—Sálganse ahora mismo de mi clase, los dos. —ordena Adrián con molestia.

—¡No profesor! Discúlpenos por favor. —le suplica mi amiga.

—¡Ahora! —recalca.

Stella y Jace toman sus cosas, exasperados. Yo los miro con decepción mientras salen del aula.

—Bien, continuando con lo que estábamos... —habla Adrián mientras retoma el tema.

***

Sinceramente hace un buen rato dejé de prestar atención, estoy haciendo garabatos en la última página de mi cuaderno, únicamente esperando a que anuncien la tan deseada hora de salida, tengo mucha hambre, esta mañana no me dio tiempo de preparar mi desayuno así que solo me comí una manzana. 

Mi mente está divagando cosas sin algún sentido en particular, como siempre.

—Ahora sí, hemos terminado por hoy. —escucho decir.

En alguna calle de VeneciaWhere stories live. Discover now