¿Continuaras negandote?

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-Pov Narradora-

Los chicos estaban cansados y al borde la derrota.
Jack era inútil sin su bastón y Hada estaba débil como para hacer un sobre esfuerzo.

Los únicos que estaban jugandose la vida era Sandy y Norte.

Apenas si podían mantener la defensa de polvo mágico del pequeño soñador.
Por su parte, el ataque de Norte era tan débil que apenas si hacía rasguños al enemigo.

-Pov Jack-

—¿Hasta cuando seguiremos aquí? —le pregunté con escándalo. La mitad del equipo estaba allá afuera, liderando la batalla que definiría el futuro del mundo, y, nosotros estábamos aquí sin hacer nada.

Jack, estoy igual que tú, pero entiende que sin tu bastón no hay poder en tí y yo...solo mírame —mas plumas caían de su cuerpo al suelo.

Aun así creo que podemos hacer algo.
Le mire con esperanza —. El me quiere a mí ¿No?
Asintió no muy segura de lo que apoyaba —. Suponiendo que sí, ¿Que harás?

Solo escúchame ¿Si? —le sujete por los hombros —. Esto es lo que haré.

-Pov Norte-

—¡Sandy, eso estuvo muy cerca! —sujete su lazo y lo jale a mí —. No te alejes.

Rindanse y entreguenme a Jack.
—¡Sobre nuestro cadáver!
Sonrió divertido —. Cómo quieran —levanto ambas brazos, posionandolas como si practicará tiro al blanco.

No cabe duda de la ineptitud de ustedes lo guardianes —un remolino de pesadillas se creo alrededor de el, formando un arco de dos flechas.

—¡Qué crees que haces! —vocifere con gran indignación.
No me mires así, amigo; ambos sabemos que el enemigo de mis bebés... es él —apunto su arco a Sandy.

La mirada de Sandy se posó sobre mí—. ¡Huye de aquí! —se echo a correr por impulso.

Fui tras él, esperando el momento en que los dedos de Conejo arrojaran la primera flecha.

La esperanza se albergaba en mí, tal vez Conejo desistiría de sus actos y se entregaría por voluntad propia... estaba seguro de que lo haría.

Adiós, Sandy —... jalo la cuerda sin titubear un solo segundo.
—¡No! —acelere mi avancé y posicione detrás de él, colocando mis espadas entre cruzadas como defensa.

La flecha fue lanzada —. Lo siento... aún así... mantuve mi fe en tí.

La flecha impacto atravesando mi defensa. Por suerte logré evitar que Sandy saliera dañado.

Con alegría gire sobre mis talones y mire a mi compañero de batalla.

—Lo hice, logré protegerte —una punzada en mi pecho me hizo desvanecer en el suelo.

Levanté la cabeza con las pocas fuerzas que quedaban en mi cuerpo —. Debes irte Sandy —le sonreí para dar tranquilidad a la idea de abandonarme.

De sus ojos brotaron un mar de lágrimas, estando en estado de shock.
—Sandy —voltee atrás y regrese la vista a él —. ¡Reacciona! ¡Debes irte de aquí!

Mire atrás nuevamente —. ¡Sandy! —golpe el piso al ver que Conejo preparaba su próximo ataque —. ¡Mierda! —impulse mi cuerpo con el último aliento de esperanza que quedaba de mí.

Cubrí su pequeño cuerpo con el mío. Su mejilla se cubrió del rojo carmesí que escurría de mi boca.
Sus ojos se agrandaron con pavor —. Tranquilo Meme... está bien.

Se refugió en mi pecho con amargura y contención.
Cerré los ojos y espere a que el impacto de la flecha terminará mi labor como guardian.

¡Altooo!
Con sorpresa, me di la vuelta. Jack estaba frente a nosotros, con los brazos y piernas extendidos.
El arma de Conejo se deshiso en sus manos.

Eres un maldito loco Norte —me miro de reojo.
Una sonrisa de agradecimiento, se dibujo en mi rostro —. Tenía miedo de morir.

Dí una risilla y ese simple gesto, saco a la luz cada gota de miedo, vergüenza y aflicción que con esfuerzo; me había guardado para mí.

Apenado de mi debilidad, limpie mis lágrimas con la palma de mi mano —. Lo siento... yo... yo tenía miedo de él.

Jack me regaló una cálida sonrisa, eso fue suficiente para hacerme entender que tener miedo estaba bien y no había nada de que avergonzarse.

-Pov Jack-

¡Ya olvidaste todo lo que hizo por tí —regrese la mirada a Conejo.
Este se burlo —. Acaso lo pedí.
Retrocedí, indignado de sus palabras —. Se que estas enojado... y estás en tu derecho.

Me acerque a paso lento —. Fuí muy estúpido al no ver que él único amor que tuve  fue el tuyo.

—¡Pero que estás diciendo!
Le pedí callar en un ademán —. No necesito de tú protección Norte, yo... —trague fuerte —. Necesito la de él.

Una sonrisa de victoria y satisfacción se formó en su rostro —. Entonces ven aquí.
Me envolvió con sus pesadillas y me atrajo hasta el.

Como puedo confiar en tí.
Le mire con seguridad —. Deja de atacar a tus amigos y me tendrás.
Su mirada se entrecerro con duda —. No quieras verme la cara.

—No lo hago —le acaricié la mejilla, coqueto —. Solo quería ver hasta donde llegaba tu amor por mí le envolví con dulces palabras.

Me acerque a su rostro—. Me lo mostraste muy bien —uni mis labios con los suyos.

El sujetó mis caderas y profundizó el beso. Su lengua entro en mi boca, acepte colocando mi mano detrás de su nuca.

Deslize mi mano dentro de mi polera, empuñe la daga  que llevaba allí y lo saqué con lentitud.

No importa dónde, pero debía asegurarme de herirlo, ya la tenía en posición, pero una sombra tomo mi mano y la llevo atrás.

El se separó del beso y me miro con irá —. Sabía que me engañabas.

Mis pupilas se dilataron.
No había contado con la posibilidad de ser descubierto antes de que pudiera hacer algo.

Mis brazos fueron sujetados detrás de mi espalda —. Me hiciste las cosas más fáciles, Jack.
Forcejé, pero este me tomó por los cabellos de la nuca —. Te parece otro beso.

Estrelló su boca contra la mía, dolió, pero no iba a dejar que volviera a meter su asquerosa lengua dentro de mi boca.

Apreté los labios e intenté alejarme de él. En un intento de desesperación; me eche hacía atrás.

¡Grave error!

Solté un alarido al sentir como atravesaban mi piel, sus filosos y alargados dientes —. ¡Déjame!

—Tu lo pediste.
Estiró mi cuello y volvió a clavar sus dientes en mi garganta.

El dolor y ardor era insoportable.
Podía sentir y oir como succionaba la sangre que brotaba de las heridas que el mismo me había echo.

Se alejó —. ¿Continuaras negandote? —me interrogo, limpiando la sangre que quedaba en su boca.

Entre sollozos dije: —. ¡Pudrete jodido cabron!

Las sombras me estrujaron con más fuerza.
Y más se ellas entraron a mi boca, manteniendola abierta —. Tendré que arrancarte la lengua.

Mis latidos se aceleraron al sentir que estaba por llegar a mi boca.

—¡Noooooo!

Mi cuerpo tembló de miedo. Apreté los ojos e intenté pensar en otra cosa.

Un quejido me alertó. Abrí los ojos con sorpresa.
Es la última vez que lo tocas.










¡Eres mío! ¡Solo mío! [Blackice]Where stories live. Discover now