Capítulo 17

656 59 9
                                    


Me decidí. No fue fácil... pero ya me cansé de resistirlo siempre.

Me quité toda mi ropa y me puse un conjunto blanco, mi favorito. Me peiné el cabello y me puse un poco de brillo labial. Por último, lo único me hacía falta: la cadena con el dije de luna que me había regalado Draco. Me la puse y me miré en el espejo por última vez.

Salí de mi habitación y me dirigí a la de Draco. Entré y vi que estaba oscuro. El cuarto solo estaba iluminado por la luz que salía del baño. Escuché como él se seguía bañando, yo cerré la puerta y me quedé recostada sobre ella pensando:

"Aún puedo regresar. Pero ¿para qué?... ¿para que siga provocándome cada vez que puede?... no. Estoy más que decidida... él ganó su juego... pero... pero al menos fui una buena competidora"

Oí como cerró la regadera. Me puse algo nerviosa, pero seguí esperándolo.

Me quedé parada en frente de la puerta solo con mi conjunto blanco y con la cadena que él me había regalado. Vi como Draco salió del baño. Él sólo llevaba puesto su bóxer y tenía una toalla alrededor del cuello. Dio un suspiro y luego sintió mi presencia.

Volteó a verme e hizo un gesto de asombro, pero después se le formó una gran sonrisa llena de deseo y satisfacción. Quitó la toalla de su cuello y la dejó colgada. Comenzó lentamente a acercarse a mí con ésa sonrisa. Me miró de pies a cabeza y se humedeció los labios:

— Te ves tan hermosa... — me tomó de la cintura y me pegó a él.

— Gra... gracias — dije nerviosa.

Miró mi cuello — estás usando la cadena que te di — rió levemente — entonces... ¿estás segura? — asentí con mi cabeza — Bien — sonrió y se acercó a mi oído — gracias... —retrocedió para mirarme. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras me veía. Comenzó a caminar poco a poco conmigo a su cama. Al llegar, me acostó delicadamente en ella y se acomodó encima de mí — ¿Quieres decirlo? — Me sonrió pícaramente.

Lo miré y por alguna razón se formó una leve sonrisa en mi cara — Draco... — lo vi fijamente — hazme tuya.

Él al oírlo tenía una bella sonrisa y sus ojos se iluminaron. Acarició mi mejilla y comenzó a besar mi cuello. Tocaba mi cadera con sus manos mientras iba lamiendo mi cuello y parte de mi hombro. Él comenzó a subir su mano izquierda rozando todo mi abdomen hasta llegar a mi espalda. Yo me pegué a él y comencé a acariciar su pecho, ese hermoso torso que había resistido tantas veces.

Draco me sintió y sonrió. Me hizo sentarme y darme la vuelta. Bajó lentamente el cierre de mi vestido y besaba cada parte que quedaba al descubierto. Fue bajando las tiras de mi vestido, besándome los hombros.

Retiró lentamente el vestido hasta que solo quedé en sostén y bragas. Me hizo voltearme, me desabrochó el sostén mirándome directo a los ojos, embargándome de un gran cariño. Me despojo de él y su mirada pasó de mis ojos hasta mi pecho. Lo acaricio lentamente, haciendo que miles de escalofríos pasaran por mi cuerpo.

Presionó mi pezón con sus dedos y lancé un gemido. Me arquee hacia él, al parecer entendió que quería alivio y de a poco fue acercando su boca a mi pezón, cubriéndolo, lamiendo con si hábil lengua y asiéndome gemir mucho.

Pasó de un pecho al otro repitiendo la misma acción. Sentí como sus besos iban bajando, recorriendo mi cuerpo, haciéndome estremecer. Le dio una lamida a mi ombligo, haciendo que lanzara un gemido de placer. Luego hizo que separara mis piernas y de a poco fue quitándome las bragas. Me sonrojé e intenté cubrirme.

— No tengas miedo — dijo Draco y levantó su vista. Nuestras miradas se conectaron, sentí una gran confianza en él, así que aparté mi mano.

Draco me sonrió y comenzó a besar la cara interna de mi muslo, pasando la lengua hasta que se encontró con mi entrada. Pasó su dedo por ahí, haciéndome gemir alto, a lo que él respondió sonriendo. Separó los labios de mi sexo y presionó un dedo sobre mi clítoris.

Otro gemido más alto.

De a poco fue acercando su boca, y cuando me beso ahí... solté un chillido. Era un placer inmenso el que me estaba dando Draco, ya no podía ni pensar con claridad.

Luego, su lengua comenzó a juguetear con mi clítoris, haciendo que yo gritara. Sentí como iba introduciendo un dedo y moviéndolo poco a poco. Su lengua hacia círculos alrededor de mi clítoris y luego lo presionaba.

Sus caricias eran letales.

Otro dedo comenzó a invadirme y en eso Draco hizo más presión en mi clítoris, haciendo que explote. Era una sensación maravillosa, sentía que podía tocar las estrellas con mis manos.

Un placer tan grande y que quisiera que nunca terminara.

Cuando terminé ese gran viaje de placer, ahí estaba Draco enfrente de mí con una mirada llena de lujuria, pero también cariño.

Un cariño tan grande...

De a poco, Draco me fue levantando y me sentó sobre él. Rodeé mis piernas en su cintura; en esa posición podía sentir el miembro de Draco erecto.

— ¿Ves cómo me pones, linda? — agarró una de mis manos y la puso sobre su bóxer justo encima de su miembro. Comenzó a moverlo. Quería darle el mismo placer que él había provocado en mí, así que comencé a meter mi mano en el bóxer de Draco hasta que di con su miembro. Era grande.

Lo acaricié suavemente, explorándolo.

— ¿Segura... que no eres experta en esto? — preguntó Draco con la voz entrecortada y con una sonrisa. Yo también sonreí.

Draco me tomó de la cintura y me recostó nuevamente en la cama, Pude ver como se iba sacando el bóxer y aprecié su miembro. ¿Cómo me iba a caber eso? de seguro me iba a doler.

Al parecer, Draco comprendió lo que pensaba.

— Tranquila, yo te cuidaré.

Con esas palabras me sentí completamente confiada. Es cierto, Draco no me haría daño. Comenzó a besar mi cuello y mis pechos.

Sentí cómo poco a poco iba separando mis piernas y acomodándose.

— Hermione, mírame — dijo Draco con voz cariñosa. Abrí lentamente mis ojos y me conecté con su mirada. Comenzó a penetrarme poco a poco. Sentí un gran dolor. Por más que lo intenté, no pude reprimir una lágrima. Draco me besó la mejilla, haciendo que la lágrima desapareciera.

— Discúlpame amor, el dolor ya pasará — dijo tiernamente y sus palabras hicieron que mi corazón diera un salto de felicidad.

Comenzó a lamerme el cuello, intentando que el dolor terminara. Luego pasó a mis pechos.

El dolor desaparecía poco a poco y era reemplazado por un gran placer.

Las embestidas de Draco fueron aumentando, haciéndome gritar de placer. Me movía, gritaba, gemía. Escuchar como Draco gemía y lanzaba gruñidos, me hizo sentir poderosa, así que me decidí y levante mis cadera un poco, para que la penetración sea más profunda.

— Me vas a volver loco — dijo Draco en forma de gruñido y comenzó a penetrarme más rápido, pero sin dejar que nuestras miradas se separaran. Sus ojos ahora con un gran brillo de lujuria en ellos, eran hermosos.

Una de sus manos comenzó a jugar con mi pezón, mientras su hábil boca chupaba el otro. Sentía que estaba cerca. Podía sentir cómo se acercaba el tan preciado orgasmo y al parecer Draco estaba también cerca del suyo. Juntó su mano con la mía y me besó con un enorme cariño. Sentí mi cuerpo explotar y también el de él. Así los dos llegamos al tan esperado orgasmo.

Se separó lentamente de mí y me acunó entre sus brazos.

— Hermione — dijo suavemente.

— ¿Sí?

— Gracias por dejarme ser el primero — sus ojos brillaban de felicidad.

— Gracias por ser tan lindo conmigo — y con eso, cerré mis ojos. Feliz y lista para dormir


~ * ~


— Cómo te quiero, mi inocente Hermione — dijo, pero ella ya estaba dormida.

El placer de tu inocencia [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora