XLVII-Parte 1

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Para no tenerlas en más espera y porque me salió un capitulón de más de 10,000 palabras, 😬 lo he divido en dos partes. Así que, disfruten de estas primeras 5,435 palabras y me sacrifican al final.

Muak! 💋

Speakeasy, 9:27 p.m.

Milena

—Ange... Ange... —Una voz familiar me llamaba desde la lejanía, pero no tenía cabeza, ni fuerza, para responder.

Mi mirada permanecía clavada en la mujer frente al espejo. Esa de ojeras pronunciadas y oscuras, de piel pálida y semblante demacrado. Esa en la que me estaba convirtiendo y a la que podía distinguir a pesar del pulcro maquillaje que llevaba encima.

Había pasado los últimos días sin poder dormir; dando vueltas en mi cama o deambulando como un fantasma, dentro de mi propia casa. En pocos días había vivido más tragedias que en mis veinticinco años de vida juntos. Cosas que, si me hubieran dicho que pasarían, no las habría creído ni en broma.

Norah había logrado convencerme de no detener mi vida, por mi propio bien, pese a que nada era lo mismo; ni el Speakeasy, ni el baile, ni Ferguson... nada me parecía suficiente en ese momento, menos aún cuando en este último lugar, todo el ambiente seguía tenso a causa de la demanda que estaban comenzando a interponer contra Arquitech.

No había intentado volver a la correccional tampoco. Lo poco que sabía respecto al caso, era lo que cada noche me platicaba Ulrik vía telefónica. Había pasado una semana exacta y las cosas, aunque lentas, estaban progresando favorablemente para Kendrick. André era otro tema inconcluso; tras el ataque en St. Michael' s, se había borrado del mapa, no había recibido ni una sóla llamada, nota, mensaje; nada. Con cada día que pasaba, se me escapaba la esperanza de que las pruebas que me había prometido, llegaran, o que siquiera existieran.

—Ange, nena —La voz de Rita sonó más cerca. Me regaló un cálido apretón en el hombro, infundiéndome fuerza—. Verás como todo se soluciona pronto.

Sonreí de medio lado. Los chicos en el club, tenían una idea bastante superficial de lo que estaba sucediendo, sólo conocían lo que habían escuchado en los noticieros, cosa en lo que, desde luego, yo no pretendía profundizar.

Esa noche me estaba siendo realmente difícil concentrarme en el número que debía ejecutar, que, irónicamente, era el mismo que había bailado la primera noche que vi a Kendrick en ese lugar. Había una sensación extraña en el ambiente, creada por mi mismo pesimismo, como si algo me indicara que con esto se cerraba el ciclo entre Kendrick y yo.

Las chicas, Antoine y Katerina, me habían mostrado su apoyo en todo momento, pero yo era consciente de que mi participación esa noche, había sido un asco; mis movimientos habían sido mecánicos, sin la pasión y la energía que solían tener.

—Ange —Antoine entró a los vestidores, con la vista clavada en su inconfundible tableta, que era donde llevaba la logística de cada noche. Rita se alejó, dándonos espacio —, hay un hombre afuera preguntando por tí.

Arrugué la frente. Aún era temprano para tratarse de la persona que creía, todavía me faltaba presentar el último número, el cual no sería sino hasta dentro de un par de horas.

—¿Dijo quién era? —indagué.

—No lo sé, tampoco lo ví. Fue Lenin, el chico de la barra, quien me dio la información, aunque dice que ya lo ha visto aquí antes.

Sin duda debía tratarse de Anonymous. El club me había parecido el mejor lugar para conocernos personalmente, era un lugar concurrido y siempre tendría el soporte de los chicos, por si algo se llegaba a salir de control. No estaba de más.

El mentor © #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora