XXXIV

898 81 47
                                    

Capítulo dedicado a YendryJimenez1529
Gracias por  leerte la historia tan rápido, no sabes lo feliz que me sentí al leer tu comentario.

Milena

Me gustaría decir que después de esa noche las cosas se aclararon y todo mejoró, pero desgraciadamente no fue así (Aunque lo pareció en un principio), de hecho, lo realmente complicado apenas comenzaba.

La foto que en ese momento estaba viendo Kendrick, era una de las tantas páginas que había en aquel expediente, en donde se detallaba, al pie de la letra, mis funciones dentro de Ferguson; junto a esta podían apreciarse algunas fotos mías saliendo y entrando a mi edificio y de la consultora.

Obviamente no iba a mostrarle de entrada las imágenes con la información acerca de esa mujer, Astrid, ni de los psiquiátricos. Ese era un tema mucho más delicado, el cual necesitaba tratar con cautela.

Miré atentamente a Kendrick, tratando de descifrar algo en su expresión en o su postura que me indicara si podría significar algún peligro, o cualquier otra cosa que lo delatara y me hiciera entender al menos un poquito de lo que estaba pasando y sobre todo, que me ayudara a aclarar esas malditas verdades a medias que eran las que me ponían a considerar que las palabras de André eran ciertas.

Kendrick permaneció inmutable por unos momentos, con la mirada fija en la pantalla cómo si estuviera pensando bien las palabras que iba a utilizar; aunque después de un rato, su frente se arrugó y sus ojos se oscurecieron (Y no precisamente por mi motivo favorito), sus labios se volvieron una fina línea y su mandíbula se tensó tanto que comenzó a asustarme.

Clavó sus ojos en mí, de una manera tan fría y acusatoria que provocó que la sangre se me helara y se me pusieran los pelos de punta. Arrojó mi celular contra el tablero del auto. El sonido me hizo pegar un brinco sobre el asiento.

—¿De dónde sacaste esas fotos?

Abrí la boca para responder pero no me dio tiempo ni de pronunciar palabra.

—¿Estuviste hurgando en mis cosas?

¡Mierda!

¿Pues qué esperabas, tonta? Que te dijera "¡Oh mierda! Me descubriste. Lo siento"

Torpemente estiré la mano para tomar mi teléfono y guardarlo de nuevo en mi bolsa. Tratando de ganar tiempo mientras mi cerebro trabajaba a mil por hora en busca de las palabras precisas para no terminar divagando.

Estaba temblando ¿Pueden creerlo? ¡Temblando!

Respiré profundo y lo miré a los ojos. Y saqué esa perra segura que habitaba muy, muy en el fondo de mí.

—Creo que la respuesta es obvia ¿No crees? —Me encogí de hombros, restándole importancia a la situación. — Pero lo que menos necesito en este momento es que me respondas con otra pregunta Kendrick. Me parece que no estás en posición de hacerte el indignado ¡Dime! —Presioné — ¿Por qué? ¿Desde cuándo estuviste haciéndolo?

—Milena...

—¿Qué? ¡Mierda! ¡¿Qué?!

—¡Joder! Esto va a sonar a un puto cliché, pero, en verdad, no es lo que parece.

Elevé una ceja incrédula y con algo de burla. Liberó un suspiro.

—No es novedad que desde que nos conocimos me llamaste mucho la atención y lo sabes perfectamente. Cuando saliste corriendo, aquella noche me volví loco, estuve obsesionado con dar contigo durante meses. Pero claro, cualquier cosa que hubiera hecho iba a ser inútil porque ni siquiera tenía tu nombre real.

El mentor © #PGP2023Where stories live. Discover now