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Choso había tenido un día de mierda, pasó la mayor de tiempo teniendo que soportar al idiota de Gojo y no podía quejarse porque en cualquier momento esa rata albina le podía pegar un tiro.

Toda esta situación le estaba afectando demasiado, lo peor es que no tenía ni una semana con eso. Lo que más le pesaba era tener que ocultarle todo eso a sus hermanos pero sabía que era lo mejor, quería involucrarlos lo menos posible. Si fuera por él jamás los metería en ese problema, para su desgracia era algo que tarde o temprano va a pasar.

Al llegar a su hogar entró con pesadez, todas las luces estaban apagadas por lo que supuso que sus hermanos ya estaban dormidos. Se adentro en la sala de forma silenciosa y colocó sus llaves en un mueble.

—Llegas tarde, brother— una voz casi hace que su corazón se le saliera del pecho debido al susto.

—¿Aoi?— su rostro mostraba la sorpresa de ver a su amigo parado al lado del sofá —¿Qué haces aquí?— Todou se acercó a su amigo para poder verlo mejor.

—Recibí un llamado de nuestros pequeños brothers…— posó una mano en el hombro contrario —Si está ocurriendo algo será mejor que me lo cuentes— Choso lo miró silencioso por unos segundos, luego bajó la mirada.

—¿Y mis hermanos?— cuestionó mientras se pasaba una mano por detrás del cuello.

—Están dormidos.

Choso se dirigió al cuarto de Yuuji y abrió la puerta con cuidado de no hacer ruido, vio como Yuuji estaba dormido ocupando uno de los brazos de Megumi como almohada y a la vez estaba siendo la cuchara pequeña de Nobara. Sonrió levemente. Luego fue al cuarto de Sukuna y la abrió con más cuidado, porque a pesar de que el gemelo alfa parecía una bestia tenía un sueño ligero. El pelirosado estaba más en piso que en el futón.

Después de esa pequeña inspección volvió junto con Todou y le hizo una señal de que salieran a la calle. Al estar afuera se sentaron en la acera en silencio. Choso sacó una cajetilla de cigarros,  tomó uno, lo llevó a su boca y lo encendió, luego dió una calada y se lo pasó al contrario quien hizo lo mismo.

—No me gustaba que el abuelo fumara…— mencionó el Itadori mientras volvía a tomar el cigarro —Aunque recientemente entendí que lo hacía para desestresarse, ahora estoy siguiendo sus pasos— guardó silencio por unos momentos, Aoi lo miraba con atención esperando a que prosiguiera —Mis hermanos y yo fuimos vendidos a la mafia.

—¿Qué?— la expresión de sorpresa y confusión en la cara del más alto era muy notable —¿Acaso el viejo Wasuke…?— Choso negó y dió otra calada, mantuvo el humo en su boca un momento y luego lo soltó.

—Fue mi madre, realmente no se muy bien qué fue lo que ocurrió pero creo que tiene que ver con la muerte de mi padre…— levantó su mirada al cielo y cerró los ojos —Somos propiedad de los yakuzas, ahora tengo que trabajar para ellos aunque por el momento no ha pasado la gran cosa solo porque estoy en entrenamiento…— una calada más al cigarro —Aunque sé que en algún momento tendré que matar a alguien…— agachó su mirada y abrió los ojos —Supongo que lo único bueno es que me van a pagar por eso y voy a poder mantener a mis hermanos.

—Por eso tu comportamiento ha sido extraño…— se cruzó de brazos —Entiendo porque no se lo has dicho a los gemelos— Choso asintió.

—Estoy haciendo todo lo posible para que el jefe de la mafia deje que vivan de una adolescencia normal por más tiempo…— tiró la colilla al piso y la aplastó con el pie —Por eso mismo te pido que no le cuentes nada a Sukuna y a Yuuji, cuando llegue el momento, yo mismo lo haré.

Ambos se miraron en silencio. Todou no pensó que la situación fuera tan seria, ahora mismo lo único que tenía claro era que tenía que ayudar a sus amigos, tenía que ayudar a Choso que estaba cargando con todo eso solo.

Dulce Aroma (GoYuu)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant