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Satoru se había tomado un par de días para alejarse del mundo, necesitaba un poco de paz mental o si no terminaría haciendo una masacre dentro de esa mansión que tanto detestaba. No salió de su departamento ni miró su celular durante ese tiempo, se la pasó haciendo cosas de provecho como comer dulces y ver películas que le parecieron más aburridas que la mierda; por lo que decidió hacer uso de cierta sustancia que había recibido de parte de Mahito, no había tenido mucha confianza en hacerlo, pero no murió en el proceso así que todo bien.

Ahora se encontraba tumbado en el suelo de su sala mirando al techo, había escuchado que el timbre de su puerta sonó, pero no tenía pensado pararse a abrir. Cerró los ojos mientras sentía como el frío del piso se pasaba a través de la tela delgada de la ropa que traía puesta. El sonido de su puerta abriendose le irritó, aún así no abrió los ojos.

—¡Satoru!— la voz de su amigo llegó a sus oídos.

El pelinegro había tratado de comunicarse con él, peroevidentemente no lo consiguió, pensó en darle su espacio, ya que no era la primera vez que pasaba eso, era bastante común que Satoru se desapareciera por unos días aunque ya tenía tiempo que no pasaba; pero ya era hora de que volviera a la sociedad. Solo que al ver qué no abría la puerta y encontrarlo tirado en el piso con unas pastillas de dudosa procedencia sobre su mesa le hicieron pensar en el peor de los escenarios.

—Suguru, no grites tan temprano…— habló a la vez que abría sus ojos para ver al contrario, este suspiró aliviado y se dejó caer en el sofá.

—¿Temprano? Si es casi medio día— negó con su cabeza y miró con detenimiento lo que había sobre la mesita —Por favor dime qué no voy a tener que anexarte en uno de esos centros de rehabilitación— se sobó el entrecejo y subió los pies sobre la madera pateando las pastillas en el proceso.

—Solo es LSD, no exageres…— se levantó del piso con pesadez y se tiró en el sofá al lado de Geto quien lo miró con desaprobación —Mira, o quitas esa cara por las buenas o te la quitó de un golpe— se recostó pasando sus brazos por detrás de su cabeza —No me voy a volver un drogadicto, aunque admito que fue una experiencia interesante.

—Espero que en estos días hayas hecho algo más que solo drogarte— el albino lo miró con una ceja alzada.

—Ajá, comí dulces y ya— Suguru sacó su celular y pidió comida a domicilio, ya que suponía que su estúpido amigo no había comido algo decente, realmente se preguntaba cómo es que seguía vivo después de eso.

Hubo un largo silencio en el que Gojo decidió ir por su celular el cual había apagado para no recibir ningún molesto mensaje o llamada. Al encenderlo vio que tenía unos mensajes pendientes de Yuuji y un par de llamadas perdidas, se metió al chat para leerlos.

———
Algodoncito (⁠´⁠ε⁠`⁠ ⁠)

Satoru

Quería darte las gracias por ayudar
a mi hermano

Podemos vernos?

Estás enojado conmigo?

Satoru

Contesta aunque sea con un emoji

Debería ir a tu casa?

Da una señal de vida cuando estés mejor

Por favor, cuídate

Lo siento…

———

El ojiazul leyó los mensajes sintiendo un poco de culpa por no haberle respondido antes, esperaba que Yuuji no pensara que ya estaba muerto o algo por el estilo.

Dulce Aroma (GoYuu)Where stories live. Discover now