X - Fase 9: En el ojo de la tormenta

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[Este capítulo está libre de angst]

TW: Manipulación psicológica en relaciones de amistad.

Agoney se dejó caer unos centímetros más, lo suficientemente despacio como para ser frenado si así se quería, pero no pasó, y con el corazón encajado en la garganta, con las pulsaciones elevadas estratosféricamente, sus labios se encajaron con rapidez en los de Raoul, sorprendiendo a ambos la suavidad del roce inicial.

Tras el primer encuentro, cuando pudieron alejar la conmoción del último minuto, movieron sus bocas despacio, como quien camina por la noche sigiloso, con miedo a ser descubierto; los dedos de Raoul subieron un poco más, hasta acariciar la piel cubierta de barba al mismo ritmo del beso, sin brusquedad, al igual que la lengua de Agoney acarició su labio inferior, y sus narices chocaron, aunque no le dieron la menor importancia.

Fichas fueron cayendo una a una, como en un largo dominó que sólo podía acabar con aquellos dos chicos tumbados en la hierba y destrozando los esquemas que ellos mismos se habían construido desde un principio; sólo con el contacto de sus bocas, haciéndoles sentir en una realidad paralela donde poco importaba más que el corazón palpitando a una velocidad de cien caballos y el tacto de unos dedos buscando asentarse en algún lugar para no escapar muy lejos de la realidad y poder tener los cinco sentidos conscientes y centrados en ese momento exacto.

Cuando se separaron, apenas unos segundos después de juntarse, también lo hicieron con lentitud, con cuidado, con miedo de pisar en falso; un miedo que desapareció cuando sus pupilas volvieron a enfrentarse, porque quién sabe lo que pasaría después y a quién le importaba lo que ocurriera antes cuando esos ojos se encontraban y observaban una pequeña ilusión crecer en sus miradas.

Con un carraspeo tímido, pero no incómodo, Agoney se volvió a incorporar, seguido de Raoul, que se mordió la sonrisa de nuevo y volvió a mirarle antes de romper el pequeño silencio que se había creado. Estaba completamente nervioso, sentía temblar todo su interior, el "Por desgracia ya no" y el beso le habían dejado, como mínimo, en otra galaxia, por lo que necesitaba encontrar una conversación que le trajera a la tierra, o a la realidad en caso de estar soñando.

—¿Acabas de besarme?

Exactamente, era eso lo que Agoney acababa de hacer, no quería entrar en pánico, aunque acabase de cruzar absolutamente todos los límites que se había autoimpuesto, aunque sintiese que lo estaba haciendo todo al revés. Intentó que no se notase su miedo atroz y puso una media sonrisa, pensando solamente y con todas sus fuerzas en que le había encantado ese beso, y si le había gustado tanto, es que no podía ser tan malo.

—No —afirmó con falsa altanería, buscando en la diversión un resquicio de calma para su interior—, tú me has besado a mí.

—Discutible.

—Podemos estar todo el tiempo que quieras discutiéndolo.

Raoul rio, destensándose al ver que no había arrepentimiento y sí ganas de jugar, se acomodó echándose para atrás y apoyándose en sus propios antebrazos sin dejar de mirarle.

—¿Quieres malgastar lo que te queda de día aquí por no admitir la realidad?

—A no ser que me ofrezcas una alternativa mejor, no me importaría.

—Si reconoces que me has besado, te la ofrezco encantado.

—Es una excusa muy triste para volver a besarme.

—Acabas de admitir que besarme sería una alternativa mejor —sentenció, girándose para volver a estar cerca de Agoney, puede que estuviera saltando al vacío, pero ese beso le había dejado algo atontado y le apetecía arriesgar un poco más—, así que te voy a conceder el gusto.

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