XXV - Consideraciones Finales

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Creo que antes de que leáis el capítulo de hoy debo deciros que contando con este, sólo nos quedan 3 capítulos más ❤

Algo se removió entre los brazos de Agoney aquella mañana y, aún dormido, escondió más la cara en el hueco que ocupaba, que era precisamente el cuello de Raoul, por lo que aquel gesto le hizo costillas en la piel y le sacó una risa, una risa ronca y contenida aún presa del sueño, una risa que despertó del todo a Agoney.

—Buenos días —siseó en su oído.

—Buenos días —respondió Raoul mientras se tumbaba de lado, frente a frente.

Se quedaron mirándose en silencio unos cuantos segundos, hasta que, por alguna especie de consenso mental, o simplemente porque era lo que querían hacer, ambos se acercaron para besar superficialmente sus labios.

—Te has despertado contento.

Agoney frunció levemente el ceño antes de caer en lo que se refería y cuando lo hizo intentó ocultar su sonrojo con un carraspeo que desviase la atención.

—¿Te... incomoda?

—No, son cosas que pasan. —Le quitó importancia con una sonrisa ladeada. —Y si no estuviéramos en esta casa incluso podríamos aprovecharlo.

—Bueno, no es verdad lo de que hay tan buena acústica, eh. —Intentó echar balones fuera a la vez que subía la mano por el costado de Raoul.

—Ahora mismo créeme que me encantaría ser de esos a los que les da morbo que les pillen figuras de autoridad, pero tristemente no lo soy.

—En fin, ya tendremos tiempo.

Raoul le dio la razón con un asentimiento que contenía una risa, pero les concedió a ambos el gusto de juntar sus bocas en un beso más largo e intenso que el que habían compartido al principio. Puede que no fuera el que mejor sabía, ni tampoco el más bonito y ordenado, y que estuviera algo contenido para evitar que sus cuerpos pidieran mucho más, pero les sirvió para contentarse y saciar un poco sus ganas del otro.

—¿Y qué vamos a hacer hoy? —preguntó Raoul con una energía renovada al separarse— ¿Me vas a decir ya que era eso tan importante?

—No, primero te voy a llevar a dar una vuelta por la ciudad.

—¿Vas a enseñarme tus lujosos lugares favoritos?

—Hace unos meses te habría arrastrado por los lugares más pretenciosos que te pudieras imaginar sólo para decirte que lamentaba mucho que nunca pudieras entrar en ellos. —Se sinceró rodando los ojos. —Hoy voy a hacer que pases un día de lo más lujoso porque te lo mereces, y me apetece divertirme por aquí contigo. A lo mejor te sigue pareciendo algo demasiado pijo, pero yo no tengo muchos lugares significativos por aquí, siempre podemos ir a comer y sentarnos en un parque a hablar de la vida.

—Los lugares que te hayan hecho feliz alguna vez ya significan bastante si quieres que vaya a ellos contigo.

—¿Aunque te recuerden una época de tu vida que no te gusta?

—Me estás ayudando a reconciliarme con ella —confesó—. Pensé mucho cuando volviste a la granja, ¿sabes? Y también cuando empezamos todo esto. Yo también tengo cosas dentro que necesito cambiar, no creo que sea bueno odiar todo lo relacionado con una parte de mi vida que me hizo ser como soy ahora y que también me dio muchísimas cosas buenas. Al final ese rechazo es una de las razones por las que ni si quiera pretendí darte una oportunidad cuando llegaste a la granja. Yo también quiero que veas como me convierto en una mejor persona.

Agoney se mordió el labio inferior con ternura, y no frenó las palabras que llegaron a sus labios.

—Me da igual al ritmo que se supone que vayamos, necesito que sepas que te quiero muchísimo.

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