creme.

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Nerea

La lasaña era de los platillos más fáciles de cocinar, o al menos eso me dijo Google, así que a penas llegué de hacer las compras comencé con la receta.

Primero hice la salsa, hice entre comillas porque la había comprado ya casi hecha por lo que solo tuve que añadirle carne molida mientras la cocinaba. Luego tomé un recipiente cuadrado y que sea lo suficientemente resistente para que no se arruine en el horno. Coloqué las láminas de pasta formando una manta, luego salsa, queso y una nueva capa de pasta, hice lo mismo hasta llegar al tope del recipiente.

Al finalizar rayé un poco de queso parmesano sobre en tope y voilá, se veía tal y como si hubiera sido hecha en un restaurante. La metí al horno y tendría que esperar quince minutos a que se cocine.

Lavé mis manos y tomé mi celular para fijarme la hora.

Dos y cincuenta.

Levi estaba a punto de terminar su clase y usualmente tardaba de quince a veinte minutos en llegar a mi departamento. Quité algo apresurada el delantal que traía puesto y me dirigí con algo de apuro a mi habitación.

Decidí reemplazar la ropa simple de diario que traía puesta por un cómodo vestido floreado. Era casual y no me vería muy exagerada. Peiné un poco mi cabello castaño antes de atarlo en una cola alta, dejando que dos mechones rebeldes caigan sobre mi rostro. Reemplacé las pantuflas rosas que tenía por unas sandalias blancas que dejaban ver mi pedicura del mismo color y salí al comedor para poner la mesa donde comeríamos.

...

Levi se había retrasado veinte minutos.

Sorprendentemente era la primera vez que pasaba. Él solía ser muy puntual y llegaba a tiempo a todas las salidas o planes que teníamos juntos.

¿Se le habrá olvidado?

Me encontraba sentada en la pequeña mesa para cuatro personas que había en el comedor. El timbre del horno anunciando que la lasaña ya estaba lista había sonado hace ya un rato.

Estiré mi mano para tomar mi móvil que reposaba sobre la mesa y decidí llamar a Levi.

Un timbre.

Dos timbres.

¿Si, nena? Perdón por la demora, ya voy en camino. —habló al otro lado de la línea.

—¿Está todo bien?

—Sí, todo está bien. Erwin quería hablar conmigo. —contestó.

—¿Estás en problemas? —pregunté con temor a que el director de la universidad se haya enterado de lo de nosotros.

—No, amor, tranquila. Llego y hablamos ¿sí?

—Sí, te espero.

Terminé la llamada.

Al menos no había pasado nada grave con él.

Luego de diez minutos, Levi llegó con una botella de vino en mano. Serví dos porciones de lasaña en dos platos y llevé dos copas a la mesa del comedor. Ambos comimos y hablamos de nuestro día.

Me gustaba tener la compañía de él. Era un hombre tranquilo, serio y maduro. Una de las razones por la que comencé a sentirme atraída hacia él era por su forma de ser. Eran tan cortés, amable y siempre tenía un buen tema de conversación.

No se comparaba en nada a los chicos con los que anteriormente había salido. La mayoría inmaduros o solo pensaban en sexo y ni siquiera eran tan buenos en eso.

bad guy | eren jeager. (oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora